lunes, 1 de abril de 2013

EL MOTORISTA FANTASMA — EL PELIGRO DE NO LEER LA LETRA PEQUEÑA


Cubierta del nº 1; MIKE PLOGG (creo)
La Enciclopedia de la brujería y la demonología, del Dr. R.H. ROBBINS, reproduce un Pacto con el Diablo que contiene veintiocho cláusulas, pormenorizadas y muy estrictas, pues quien vendía su alma a SATANÁS sabía con quién se la jugaba y toda precaución era poca. JOHNNY BLAZE, en su catastrófico acuerdo con el SEÑOR DE LAS MOSCAS, bien pudo haber incluido la obligación número veintisiete: Debes prometerme que respetarás estas cláusulas, todas y cada una de ellas, y que las cumplirás diligentemente. Si cometes algún fallo, aun el más leve, o si muestras el menor descuido, este contrato quedará rescindido y carecerá de validez.

Mas, en su apremio inexperto, Johnny fue víctima del que sabe más por viejo que por diablo, pese a estar asesorado por siniestros grimorios… que vete a saber de dónde los sacó un motero circense con menos cultura de base que un cacahuete.

Del nº 2; TOM SUTTON (me parece)
¡Pero así son las paridas MARVEL de la tan ¡aclamada! FASE DOS! La cosa era alimentar como fuese la fáustica empresa de cómics levantada por STAN EL HOMBRE LEE y habitada por los más singulares saltimbanquis en coloridos disfraces. Y ¿por qué no avecindar entre ellos un personaje archiatormentado como Johnny Blaze, ya cargado con las habituales tribulaciones de la producción de la CASA DE LAS IDEAS y que tanto la desmarcaban de DC COMICS, haciéndole más mártir tras haber vendido su alma (nuestra única verdadera posesión) al Diablo, pese a su considerable riesgo?

GARY FIEDRICH ideó al personaje en 1972, con ayuda de MIKE PLOGG. Apoyándose en la leyenda de FAUSTO (idea que numerosos autores, a lo largo de la Historia, han tratado), la actualizó equipándolo con un traje de cuero negro de motero estilo ELVIS PRESLEY y proporcionándole una potente HARLEY DAVIDSON para que corriera lo más lejos posible de las secuelas de su desastroso pacto.

Del nº 3; GEORGE TUSKA. ¡Aclamadle!
Aunque ¡cómo Fiedrich relata esa huida! Empecemos por la causa del pacto de Johnny: hijo del fallecido acróbata motorizado BARTON BLAZE (de la madre de Johnny, por cierto, ni palabra), queda al cuidado de CRASH SIMPSON (con ese nombre, cantado el desastre), futura víctima de un cáncer maligno. Y Johnny, tremendamente sensibilizado con la pérdida, no está por quedarse sin otro padre. Y vende su alma para salvar a Crash. (Y ya le vale; por su padre legítimo, ni flores.)

Firmado el pacto, el Diablo, caballero con el que no conviene tratar, reclama el alma de Johnny, pero descubrimos que el joven está bajo el espiritual palio protector de la casta ROXANNA, hija de Crash y novia de Johnny, trasunto de la MARGARITA de Fausto (en todo eso emula el concepto de Friedrich al mito), e impide a Satán cobrar su deuda.

Sutton "dibuja". Fijémonos en las manos
Pero el Diablo insiste y envía diversos torpedos a hacer honor al trato, cosa infructuosa, no obstante. Esto ayuda a hacer ‘crecer’ al personaje, lo demanda la industria. La cosa es, de nuevo, cómo se efectúan dichas historietas, qué baja calidad evidencian y qué pillados, por no decir trillados, están los argumentos.

Porque Friedrich tiene, primero, un concepto del Diablo burdo y pueril, límite que nos plantea de qué forma un hombre de su profesión, que depende activamente de una fértil y florida imaginación, se gana el bollo diario. Su Diablo (a Satanás lo entendemos los católicos, dejémonos de cuentos; si no, que se lo pregunten a GARTH ENNIS) no plasma al clásico macho cabrío lúbrico, traslación del CERNUNOS celta que copió la cristiandad para darle un rostro al ADVERSARIO.

Más Sutton. Y R. FONSECA, ¡gozándolo!
Friedrich “pinta” a un diablo calvo, cornudo, con cola acabada en punta de flecha y armado de tridente, sin duda de color rojo-salchicha, a años luz de la estremecedora concepción presente en el filme EL CORAZÓN DE ÁNGEL, basado en la novela de WILLIAM HJORSTBERG (quien, en LEGEND, ya concibiera una imagen repleta de poder de una criatura infernal), o que incluso reseña EL EXORCISTA, la obra basada en el suceso real acaecido en 1947.

Friedich muestra un concepto maleado para no asustar demasiado al crédulo público post-púber para el que Marvel creaba por entonces. No puede idear al Diablo como el ser frío y abismal de LA DIVINA COMEDIA, indescriptible por su extensa maldad. Tan aniñado es el concepto de Friedrich (de Marvel, venga) que no puede resistirse a domiciliarlo en una cueva, en plan bandolero de nuestra profunda serranía, con cavernas iluminadas con hogueras donde asar chorizos (¡qué diría JOHN PARAÍSO PERDIDO MILTON de esta imagen!) y rasguear guitarras junto a otros ángeles caídos.

JESÚS sigue expulsando diablos hoy día
Pero la labor gráfica también va despachada. Las inefables planchas que dibujara TOM SUTTON (ilustraba a Johnny Blaze en la moto como si estuviera defecando —nada que ver con la espléndida etapa de GEORGE TUSKA—) suplen todos los sustos que, supuestamente, Friedrich debía darnos con sus relatos y prosa. Un detalle de cómo “de bien” funcionaba el tándem: en el tomo 2 (página 15, viñeta 8), el Motorista ¡toma un taxi! (pero ¡transformado en engendro de cráneo llameante!) Y el taxista, en un país donde muchos no cogen negros, ¡le lleva en su vehículo! (Hay una explicación sobre todo esto, que mejor habérnosla ahorrado.)

Y hay más: en un país “asolado” por los ÁNGELES DEL INFIERNO, Johnny se enfrenta a ellos (otra vez, convertido en “espíritu de la venganza”) y ¡recibe la del tigre pues le asusta, en su defensa, y la de Roxanna, usar sus poderes infernales! No por gusto, que los héroes no hacen esas cosas, sino para salvar su pellejo. Así funciona Marvel, amigos míos: superpoderes, ¿para qué os quiero? ¡Me aterra usarlos!

Tuska y COLLETA mejoraron a BLAZE
Para mí, sin embargo, el despropósito cumbre sucede cuando aparece, en plan guest starring, JESÚS, imagino que para ir preparando al lector sobre los demás grandiosos iconos Marvel con quienes Johnny lidiaría (fue de LOS CAMPEONES, recordémoslo).

En todo caso, y fuera de la época Friedrich, donde el personaje remontó, el máximo aliciente de estos tres tomos editados por PANINI reside en que contienen la génesis de un secundario espectacular al que no le han sabido sacar el jugo adecuadamente. Tal “evento” permite “olvidar” los farragosos titubeos de sus primeros e indecisos números. Porque, si por ellos fueran…

Vuestro Scriptor.

Documentación adjunta: