Cubierta del texto reseñado. Al parecer, cutremontaje entre arte de FRANK FRAZZETTA y MICHAEL WHELAN |
EDGAR RICE BURROUGHS entrega una nueva (y
extensa) colección de hazañas ocurridas en las graves y desamparadas planicies
de Barsoom, y otra vez enfocadas, cómo no, en JOHN CARTER o su prole. En
concreto, esta ronda de audacias puede atribuírsele a su hija, TARA, otro
ejemplo de hermosura y gallardía que combina, en su fina entalladura,
cualidades de sus sobresalientes progenitores.
Reclamará, sin embargo, la atención del
lector (en especial, del “iniciado”) el comienzo del primer capítulo. ¡Ahí hay
tomate, quater! El breve diálogo
entre Tara y UTHIA, su esclava (!), contiene suficientes “análogos” como para
inducir sospecha que entrambas hay más que una… eh, ‘relación profesional’… el
(grato) sometimiento de la esclava a su ama, intemperante y caprichosa, cosa
que la meterá en líos, y dotada de las consabidas medidas de represión y
castigo que el imaginario pornográfico ha perpetuado.
EDGAR RICE BURROUGHS con sonrisa pícara. Si supiérais qués cosas se me ocurren... |
Lo siguiente es el habitual atracón de
duelos a espadas emprendidos por el héroe solar de turno y los enfrentamientos
con la exótica fauna o flora de Barsoom, reflejo de la Norteamérica “salvaje”
del tiempo de Burroughs, y gigantesco remedo de Camelot que el autor fue
apilando, novela tras novela, de forma improvisada, azarosa, toda la
edificación guardando precario equilibro que aguantaba tanto por la benevolente
paciencia y simpatía del lector como por la noción de que estas sagas jamás
ostentarían los auríferos laureles de la Alta Literatura, ramplona e insípida
pese a su fastuosa cuna.
Puede imputársele a Burroughs una fecunda
imaginación que, no obstante, quedaba deslucida por su misma convicción de qué
escasa entidad poseía su prosa. Se trataban, sus relatos, de meras vías de
escape de su exuberante capacidad para idear fantasías, pero ya está. Algo así
como “mi lugar son los arrabales
literarios, jefe. No me aturda con las grandes bibliotecas, ¿quiere?”…
cuando a ellas podía aspirar dignamente.
Portada de Michael Whelan para una reimpresión norteamericana |
Sugiere que jamás consideró respetable su
trabajo. Sólo desechable. Indicativo es qué improvisado, y a golpe de súbita y
brillante ocurrencia, muestran sus novelas, éstas de Barsoom particularmente.
Tomando un conjunto de sucesos de capa y
espada, llenó de tenue erotismo y fetish
sus páginas, y concibió un fantabuloso
mundo, moribundo, detalle que aumentaba su dramatismo poético (y granjearía la
querencia del lector por los personajes, situados al límite-límite de la existencia),
empotrándole a sus secuelas una vez tras otra los mismos elementos, alterando
ligeramente su ubicación en la trama para no hacerlas clónicas.
Podemos contemplar esta inspiradora mas mecánica figuración de los romances
de Barsoom como un Meccano donde sus
piezas pueden moverse sin esfuerzo, pero dentro de un fijo esqueleto siempre.
Induce tristeza comprobar cómo uno de los
pilares de la ciencia ficción era maltratado por su creador. No tenía respeto
ni por el género, más antiguo que lo que sus “estudiosos” quieren datarlo (¿no
son la ILÍADA o la ODISEA grandes relatos de CF?), ni por
su labor. Era modo cómodo de ganar $, en cierta interesante cantidad. Punto.
BORIS VALLEJO incorpora su talento a la mitología de Barsoom. Por cierto, ¿sabéis cuántas veces escribí 'Marsoon' en vez de Barsoom? |
Nuestras creaciones merecen las cuidemos.
Principalmente, por qué esfuerzo tuvo “traerlas al mundo”. Es el estigma de la
ciencia ficción; desprestigiada y despreciada por el vulgo y la crítica
“experta”, sus autores deben andar a la disculpa, al “perdone por existir”, por
ocupar mi novela lugar en la estantería, cuando podría exhibir una obra de
concepción “más elevada”, algún best
seller de fabricación vertiginosa y sintética, ¿eh?
¿Por qué la ciencia ficción debe soportar
esta humillación? ¿Por qué sus autores no reclaman la dignidad inherente al
esfuerzo que posee su labor? Pretenden que vayamos avergonzados por escribir
ciencia ficción, cuando géneros como el terror, el gótico o la novela
“histórica” contienen más porquería y truños todavía. Pero son “cacas sagradas”
de los tontainas “entendidos”. ¡Aclamadlas!, pues. Lamentable.
Ilustración sobre DEJAH THORIS; no es la prota de esta novela, pero refleja el sesgo erótico que desprenden los relatos |
Bien, al lío. Siempre ha destacado qué
contenido de sensualidad incluyen las sagas de Barsoom. Hoy día no causa
escándalo, sólo anécdota. Pero si nos retrotraemos al momento sociohistórico de
su redacción, el hecho debe generar nuestro pasmo.
Estas aventuras, de regusto victoriano,
parecen asimismo válvula de escape de las represiones sexuales o morales de una
Sociedad encorsetada, a caballo entre el atroz pecado del alcoholismo y la
iglesia mitinera itinerante “redentora”, adquiriendo notable cantidad de
hipocresías en el galope.
¿Cómo los contemporáneos de Burroughs
veían estos relatos, las constantes referencias a la desnudez, los utillajes de
cuero, las retenciones en mazmorras? ¿El sáfico sadomaso sutil que inaugura
este título? No me consta causaran soberana polémica. ¿Hubo?
Una edición, al parecer, más reciente |
Tal vez, empiezo ahora a ver, la misma
falta de reverencia que Burroughs imprimía a su trabajo lo dotaba de un aura
protectora que hacía considerar estas historias absurdas quimeras estrafalarias
estilo las mil y una noches. Bajo ese manto, empero, el “peligro” se deslizaba,
feliz y tranquilo, por el subconsciente del colectivo.
Astuto Burroughs. Astuto.
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
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