El afiche que hace Propaganda de la realidad virtual, tan en boga ahora |
Termina haciéndose tediosa esta propuesta
BIGELOW/CAMERON pese al prometedor inicio. Porque llega un momento en que
ignoras qué trama debes seguir, es la buena. Dos subtramas adicionales envuelven
a la principal, llegando a enredarse entre sí tan fuertemente que pierdes la
pista a todas, donando esa sensación de: esta película, ¿qué está intentando
contarme?
Embrollo presuntamente futurista de una
Norteamérica distópica con tropas en las calles (muy al estilo de AMBIENTE;
algunos momentos parecen calcados de la novela). Ayudan a la policía a reprimir
un fuerte clima de revuelta popular que denuncia injusticias raciales, situación
similar a la que Estados Unidos vive estas últimas jornadas. La larga sombra de
RODNEY KING, no obstante, es la que imprime ese aire de apoqueclipse y
sublevación negros-contra-blancos que describe el filme.
Seguimos, al declive de 1999, al
buscavidas LENNIE NERO por las turbulentas calles de un Los Ángeles que frisa el
tercermundismo. Sus ciudadanos aguardan la llegada de 2000 como árnica que
calmará todas las violencias tribalpunk
que estremecen a la Meca del Cine. Debemos inferir que a todo el cuero de
Norteamérica, como eco de lo que sucede a la sombra del rótulo de Hollywood.
Por una vaga estética BLADE RUNNER, LENNIE NERO huye de todas las revelaciones que pueden matarle |
Nero vende videoclips sensoriales
piratas/ilegales. Te enchufas un casquete lleno de superconductores neuronales
nosequé, y revives nítidamente las experiencias snuff que ha grabado gente a cambio de pasta. Por supuesto,
barremos todo el espectro: desde las perversiones sexuales a los crímenes sangrientos.
Persecuciones con la pasma, tiroteos, atracos, etc. La Humanidad en su desnuda
esencia.
Nero es un elemento expulsado de la
policía. Va tirando/trapicheando por los antros y los personajes más marginales
que puedas imaginar. Siempre amenazado de recibir una paliza, por cualquier
motivo, luchando por embaucar a quien sea y obtener un pequeño plazo más de
tiempo que le permita… No sabe qué. Avanza. Sin parar. Enganchado a la inercia
de una rutina que es su auténtico modus
vivendi. Hasta que, involuntariamente, lo implican en una ristra de
asesinatos cometidos por polis racistas. Todo su tinglado: al carajo. Y él,
puede morir a continuación.
La chófer salva su pellejo varias veces; a cambio, Nero la putea con su carácter de fracasado suicida. Ella casi llega a ser mártir de la causa negros-contra-blancos esbozada al final de la cinta |
Es entonces cuando la película se enreda
sola con su trama y subtramas. Está el curso de la investigación de Nero por la
muerte de la fulana amiga suya que grababa esas cosas para vender los clips snuff y que lo mete en problemas. Luego,
el asesinato del rapero, que sitúa en ese rictus erectus de sublevación a la
población negra de Los Ángeles. Después, los tejemanejes de esa especie de
socio de Nero, que resulta otro asesino. Todo va retorciéndose (junto con la
complicada relación con la chófer-guardaespaldas de japoneses que buscan sex in the city, según la visitan) hasta
convertir Días extraños en un amasijo
de datos y detalles que esperan resolverse con el tiroteo del final habitual de
estas producciones.
Calma, chicos, todo ahí quedará aclarado.
Y ocurre al final, pero cansados de intentar averiguar qué argumento seguir
para hacer que la película se inscriba en los anales, sea de la ciencia ficción,
el cyberpunk, o las distopías.
O hasta de la crítica social contra las actuaciones gubernamentales abiertamente
racistas.
Con socios como éste, no necesitas lavativa. En serio |
Porque se apela a eso para darle mayor lustre
a la cinta: presunta crítica a un sistema que sigue considerando “inferiores” a
ciudadanos por el color de la piel y que, para mantener a toda costa ese
estatus de blancos privilegiados, meterá los blindados en las calles y
efectuará cuanta represión sea necesaria, hasta transformando la Tierra de las
Libertades en una dictadura con campos de concentración para negros e hispanos.
Más tarde, los chinos. Habrá alambradas para todos. No os inquietéis. Pero,
aunque intenta contar esto también, Días
extraños no cumple ese cometido con eficiencia tampoco.