Afiche. En cuanto a reparto, la película no puede presumir por su abundancia |
Eficaz ocio sencillo ofrece esta producción
no falta, empero, de detalles llamativos. O me los parecen, esto es. Entre
ellos, el diseño de la nave colonial que recorre las ignotas vías de nuestra Galaxia
hacia un distante Mundo Exterior donde un grupo de audaces terranos pretenden
no sólo reiniciar sus vidas, sino generar un hábitat más grato para los que,
generaciones después, lleguen a visitarles.
Esta debería ser la columna vertebral de la
trama, que bordearía, si no penetraría toda, en la hard sciencie fiction, lo cual lanzaría fuera de la sala a los
espectadores al poco de empezar la proyección. Hollywood no está para pérdidas
así. Una película del estilo de ésta cuesta un pastón, que debe recuperarse, a
ser posible con pingües beneficios extras.
Por tanto: empleamos una infraestructura de
H-S-F para montar una grata metáfora sobre el amor, el desencuentro, el perdón,
en un entorno cerrado, claustrofóbico en algún momento, con una repentina dosis
de amenaza que no es nada mínima-nimia, por cierto. Plantea asimismo otra
subtrama, comparable a la de ROBINSON CRUSOE.
El escenario principal. Lo que está salvándote también puede causar tu fallecimiento |
Subrayo el espiral diseño de la nave,
impulsada por las autopistas galácticas a enorme velocidad que, sin embargo, no
permite alcanzar su objetivo sino un porrón de años después del despegue (así
de grande es la distancia que nos separa de otros planetas; sí, ajá) al recordar
esos estúpidos platillos volantes de Década 50-60, o los que parecían
alcachofas de ducha volando por nuestro alto cielo contaminado por todos los
vientos.
Llega GEORGE LUCAS para sanear todo eso.
Las naves adquieren carácter propio, un diseño barroco incluso. Desaparecen los
trastos. Passengers, fruto de la
generación que creció admirando los destructores imperiales o el Halcón Milenario, muestra un diseño
extraño que pretende ser lo más competente de la ingeniería que lo desarrolló.
Ya no importa tanto su forma como qué funciones proporciona. (Para lo que es la
amenaza que causa la tormenta de meteoritos, dotarla de auras defensivas se
hubiera agradecido.)
Esto recuerda un poco a EL RESPLANDOR, la verdad |
La elegancia de esa nave ridiculiza la
tosquedad de los platillos volantes del pasado que resaltan aún más la falsía
de ‘acontecimientos’ como el de Roswell. ¿Debemos pensar que una civilización
extraterrestre, que cruza el vasto espacio con más/menos celeridad, llegaría a la
Tierra en algo tan burdo como un freesbe?
Ni imaginar podemos concebir sus conceptos sobre diseño e ingeniería, productos
de su biología no humana.
Pero, fijaos: ¡dos décadas acojonadas por
un plato plateado que silbaba a través del firmamento aterrando al personal! Gracias,
George, por mandar todo eso a la mierda.
Se explora (como fibra ‘adulta’ que daría
mayor carácter al argumento) qué hace un hombre, animal social/sociable por
ende, despierto en una gigantesca nave rodeado de pasajeros en animación suspendida.
Es lo de Robinson Crusoe. Su isla: la
nave. Por doquier: vida. Otras personas con las cuales poder comunicarse.
Imposible hacerlo, pues las expondría a su padecimiento: soledad. Aislamiento.
¿Puede, plantea el dilema moral, despertar a otr@s? De eso además va la cinta, qué
romance surge, sus complicaciones varias. ¿Es egoísmo su acto; desesperación;
incapacidad suicida a soportar la soledad, siendo animal sociable/social?
Habrá peligro, cariño. No, querida. He visto IRON MAN. Sé qué tengo que hacer... O así este hombre se automotiva |
Por fin está qué peligro subyace en la
exploración espacial. Evoqué esa vieja cinta, con guión de ROBERT HEINLEHIN, sobre
hombres que van a la Luna, algo se estropea, y para regresar deben realizar un
sacrificio. Poco orean esta faceta; venden el espacio cuan “última frontera”
gloriosa rutilante merced a la HITECH que emprenderá la andanza. ‘Desdeña’ sus
numerosos e inesperados peligros. Passengers
los esboza. Será gran gesta histórica cuando decidamos colonizar esas esferas
que la NASA sin cesar descubre habitables. Pero no olvidemos qué riesgos comportará.
Si querremos/podremos asumirlos.