Afiche. Parece de DREW STRUZAN. No estoy seguro |
Próximo el estreno de la secuela de la
decepcionante EPISODIO VII (porque salgan
naves, no es buena), me parece oportuno rescatar para el respetable la película
que cerraba la Primera Trilogía, la tan vapuleada, aunque, parece ser, según lo
visto en la VII (pésima pese a salir
naves), J.J. ABRAMS (¡errr!) va a hacer gloriosa. Y lo espero, porque la
Primera Trilogía sufrió el acoso de gente que esperaba ignoro qué grandiespectacular en todos los
fotogramas filmados. (No olvidéis que EL
RETORNO DE JEDI tiene a los EWOKS, quienes exigen bastante de nuestra
indulgencia.)
El contexto sociopolítico en que GEORGE
LUCAS, ese hombre tan desagradable (dicen) pero aún más visionario, rueda la
Primera Trilogía está empapado de la Gran Cruzada norteamericana contra el
Terror Musulmán y un clima de pensamiento dominado por GEORGE BUSH, JR. y su
gabinete, quienes exacerban el miedo como recurso electoral y establecen
coercitivas normas de vuelo. No queremos más Skyhighs llenos de pasajeros chocando
en el Empire State, por ejemplo, normas
que imponen a todo el vasto globo.
Ese estado anímico impregna los libretos de
la Primera Trilogía. Es menos glamourosa
que la Segunda debido a que los tiempos eran diferentes, la ingenuidad mayor,
el público de Década 80 amaba más la fantasía. La Primera Trilogía debe
enfrentarse a un duro pragmatismo social ineludible.
La galaxia inmensa como nunca, surtida de vastos espacios y escenarios, envidia total de los trekkies |
Establece la interesante/sutil analogía
entre la corrupción que padece ANAKIN SKYWALKER, en ciernes DARH VADER, a manos
del avejentado PALPATINE, identidad secreta del Sith Supremo DARTH SIDIOUS, y
la inocencia de una generosa Norteamérica de postales pintadas por NORMAN
ROCKWELL y los pánicos que impone el insidioso (“sidious”) George Bush, Jr. Lucas entiende que viola la concepción
virginal de su nación para retorcer sus grandes poderes para hacer el bien en
una cruzada perversa donde su ejército, lleno de su mayor delta de espectadores,
libra combates crueles donde ningún botón permite reiniciar la partida.
La
venganza de los Sith culmina
la larga y retorcida cadena de insidias y maquinaciones en la sombra (que
pueden ‘delatar’ a los lobbys
armamentísticos y de seguridad que alimentan las campañas electorales de un
candidato dispuesto a favorecer sus intereses —algo que OBI WAN, en EL ATAQUE DE LOS CLONES, señala a
Anakin—) que transforman la realidad en un manipulado campo de batalla. Lucas
transfiere al celuloide aquello que percibe ha sucedido en la política de su
patria.
Cierto que ya salía antes, pero... ¿es PALPATINE una traslación de GEORGE BUSH JR? |
Por eso resulta tan desagradable al
respetable la Primera Trilogía (nada decepcionante, pese a lo que el ‘selecto’
de SHELDON COOPER disparate en la serie): porque le recuerda demasiado al ahora.
Ocurre que en vez de Marines y F-111 ve Stormtroopers y planetas extraños
(acaso como el estadounidense corriente contempla al resto del ancho mundo), aunque
el subconsciente pulsa sin parar. Sugiere que algo parecido aparece, de modo
distinto, en los telediarios.
La Segunda Trilogía, imbuida de un laborioso
Viaje del Héroe lleno de misticismo (la Fuerza), es por ese motivo, aparte de
la admiración que las décadas transcurridas le han reportado, más grata al
espectador. Es más escapista. Por otra parte, el cínico clima laico que están
imponiendo podría arruinar la concepción “religiosa” que envuelve a la Segunda
Trilogía, porque en alguna parte aparecería algún/a listo/a (¡cómo hay que
andar con esto de los géneros!) denunciando que Lucas y YODA pretenden afiliarnos
a una secta noséqué, que es un atentado contra nuestras republicanas instituciones
laicas y que los niños querrán apuntarse al Opus
Dei porque trasunta algo como la Fuerza.
Y, en esa línea, ANAKIN SKYWALKER una analogía de la Buena Norteamérica podrida por los tipos como Bush, Jr.? |
El poderoso festín visual que arropa la
película se explica solo. He preferido, empero, destacar estos aspecto
sociopolíticos porque son los que permiten comprender mejor la Primera Trilogía
y obligaros, espero, a ¡aclamarla! debidamente.