viernes, 20 de abril de 2018

1984 — DONDE GEORGE ORWELL INVENTÓ EL FUTURO (O ESTE PRESENTE)

Una portada de tantas. So pretexto de la
seguridad, se instala la telepantalla en
todo hogar. Vaya casualidad que, de
paso, sirva para vigilar al usuario
...

La distopía por antonomasia nos aclara numerosas situaciones actuales. El término más habitual que emplean de esta novela suele ser el de ‘GRAN HERMANO’, pero hay otros, como el de “doblepensar”, o “crimental”, que merecen nuestra atención. Admito su influencia en mi SOGUETTO. Suelen aparecer esos términos para que el lector avezado los reconozca ipso facto y sepa qué persiguen detallar (ahorrándome trabajo). Mas no es la única obra que los usa. Lo de ‘Gran Hermano’ (no es la mierda esa televisiva, ¿vale?) sirve para resumir una situación de supervisión, o peor, control, de la ciudadanía.

Orwell, contaré a quienes desconozcan su “reveladora” 1984, diseñó un “futuro” donde un omnímodo INGSOC (el Partido Socialista Inglés), instaló en todos los hogares la telepantalla (nuestra TV), la cual tanto transmitía como recibía. Sospechamos que el dispositivo también estaba ubicado en todo rincón del planeta dominado por el IngSoc; pruebas tiene el funcionario WINSTON SMITH, el atribulado contestatario protagonista del relato, cuando en el Cuarto 101 recibe la “disciplina correctora” que el Partido impone a cuantos se desvían de la Correcta Ortodoxia predicada por… el Partido.

Orwell criticaba, duramente, al Comunismo. Lo vio pervertir la idea de que había que construir una Sociedad justa y social, más que socialista, donde todos disfrutasen de libertad y un resguardo estatal, una prosperidad suficiente, para revelarse un monstruo totalitario que imponía duros preceptos y acaparaba los privilegios para disfrute de la mínima-nimia casta dirigente, que se diferenciaba de la Capitalista Plutocrática (valga la redundancia) en que vestían uniforme y se llamaban “camaradas” en vez de “señores”.

GEORGE ORWELL, pseudónimo
de ERIC BLAIR. Entre otras, vino a
España a pegar tiros. Ya bastante
gente los daba aquí, sin su ayuda
Preconizaba (¿o cincelaba?) este presente. ‘Daba’ “directrices” a todos los impresentables que, desde la demagogia populista, gobiernan, o lo pretenden. La idea es intercambiable; el Capitalismo Plutocrático la ha adoptado, con mayor éxito, que la Izquierda. ¿Acaso no es internet la telepantalla? Internet es una herramienta militar “donada” al populux para que, sin necesidad coercitiva, el Plutocratismo espíe nuestros modos/y/costumbres, sepa qué andamos “mirando”, para extorsionarnos si hace falta. Stalin mandaría al KGB a partirle los huesos al personal para sonsacarle, con el riesgo de que, alguna vez, la masa apaleada se sublevase. Para saber qué tramamos sin sentirnos vigilados, el Plutocratismo se ha limitado a darnos conexión a velocidad luz a saldo, redes sociales y celulares.

La siguiente palabra interesante es doblepensar. Es la habilidad de expresar opiniones opuestas, creyendo en sendas opciones con idéntica fuerza y sinceridad. Nuestros políticos (CUALQUIERA) manifiestan un talento innato en doblepensar. Esa destreza es igual de maravillosa entre los tertulianos. La opinión de hoy es distinta a la de mañana y será retomada pasado mañana, sin mostrar contrariedad alguna ni sentirse incoherentes o hipócritas. La guerra es mala. Las guerras justas son convenientes. Pero, ¿no quedamos en que LA GUERRA ES MALA? Una sonrisa cretina y ¡doblepensemos en otra cosa!

Muy atentos al contenido.
Porque es tope orwelliano
Ahora, debo referirme al término crimental. Por alguna extraña alquimia, se apoya al “feminismo” hombrófobo/heterófobo (ha inventado un concepto aberrante: el “heteromachismo”, que persigue condenar tanto al macho —o sea, al hombre— como al heteroX), y desean incorporarlo a las aulas, criadero de futur@s fanátic@s. Instaurando una neolengua ginecentrista que modifique/robotice el pensamiento personal/social. Y condenan, como crimental, el tradicional, pues estima vulnera esa ilógica feminista.

Orwell escribió que las más peligrosas IngSoc eran las mujeres. ¡Vivo presente! Se alienta un fanatismo desbocado que no persigue igualdad, sino superioridad. Aplastar al Hombre. Dominarlo. Anularlo. Una ojeada al ahora, caveat lector, permite corroborar la exactitud de estas afirmaciones. Y ¿sabes qué es lo peor? Esto es irreversible.

Tod@s terminaremos amando al/la Gran Hermano/a. (De Izquierdas, of course.)