viernes, 27 de abril de 2018

GUARDIANES DE LA GALAXIA, VOLUMEN II — POR LA FAMILIA

Alocado afiche policromo que introduce
en un vasto Universo no falto de humor

Aunque lo más llamativo de esta divertida y en algún momento exagerada película sea la potente pirotecnia de los SFX, cosa por otra parte más que obligada dada su cósmica y desmesurada factura, subyace un interesante mensaje entremezclado con todos esos píxeles de colores llamativos que se las apaña para destacar en la mente del espectador.

Problema: es un tema un tanto manido/recurrente que también consigue hacerse olvidar aprisa, so pretexto de que: Ah. Bah. Excusa para que le caiga bien a la sibarita crítica, que consideren tiene algo profundo que contar más allá de la pirotecnia de los SFX y la locura de diálogos tipo SEINFELD. Dándoselas de comprometidos para afirmar que esto es  mucho más que gratificante evasión comercial que nos alivie de este mundo presente que desde los telediarios nos flagela con noticias atroces, escándalos de politicastras con ínfulas de cultas trabucando fechas y nombres e infames corrupciones indiscriminadas.

Ese elemento es la familia. Debido a la naturaleza de la cinta, y conforme al grupo que compone estos Guardianes de la Galaxia (hosca gente desarraigada con fuertes instintos individualistas), es importante remarcar este aspecto. Ciertamente ellos, por sus diferentes orígenes y atmósferas, imposible sean consanguíneos. Pero en cada uno late un intenso deseo ensordecido de constante pertenencia a la unidad que empero procuran disimular, por parecer debilidad, empleando la rudeza cínica habitual de los tipos duros capaces de arrostrar los más grandes/graves peligros o ejércitos sobreviviendo encima.

Bajo esa piel coriácea de engendros capaces de asaltar
el Infierno con un cuchillo mellado, lo que buscan en
realidad es constituir una familia o ser parte de ella
Mueren por ser algo, pertenecer a esa unidad, el parentesco ansiado que surge de saberse solos, no taciturnos individualistas cabezotas o garrulos de Manual, sin más afán que vivir día-a-día, sin embargo envidiando a las personas más prosaicas que conocen fuera del habitual hábitat de violencia por donde trapichean.

La generosa dosis de humor, parodia y autorreferencia está de puta madre magistral. Hace que el resultado sea más grato que las obras wagnerianas que Warner Bros. estrena impregnadas de los más históricos iconos de DC Comics. Si comparas LA LIGA DE LA JUSTICIA con estos Guardianes 2, éstos últimos ganan por mucho (cien millones largos más). Es más amplia, tiene un trepidante sentido del ritmo, los personajes son más agradables, extrañamente… creíbles. Es, incluso, más cromática, según muestran los numerosos planos de irisadas nebulosas que impregnan la película.

¡Hey hey! SNAKE PLISSKEN, quién te ha visto y quién te ve.
De contestatario de distopías a especie de dios estelar
Mas descuella ese afán de querencia. De pertenencia. De ser parte de algo mayor. En la cuestión insisten. Aun los piratas espaciales (al menos, los que manifiestan conciencia y corazón) ansían la oportunidad de estar insertos en algo que brinde calor y generosidad, diferente a la inhóspita cotidianeidad donde laboran.

¿Prueba que demuestra esta apreciación? El final. Los saqueadores estelares honran la pérdida del camarada otrora renegado expresando un sentimiento de amistad que emula la auténtica hermandad de sangre. Todos quieren tener a alguien, si no con quien llegar “a mayores” (románticos, sexuales), sí a quien confesar alguna intimidad estilo: “Empecé esto con mucho entusiasmo, aunque ahora veo que está lleno de mierda, y el sacrificio de llevar una vida más sencilla, mas llena de otro tipo de éxitos, familiares, no ha merecido la pena. Porque ¿qué tengo?”.

Rollo romántico aparte propio de estas historias, y momento
Kodak de Manual, ¿veis como lo que persiguen es una
comunión más que espiritual?
Cicatrices. Batallas. Huidas desesperadas. Cazarrecompensas tras mi sombra acechada constantemente. ¿Valía la pena tanto vacío? No, parece ser la respuesta.

En una era en que la familia está denostada, desvirtuada, donde han permitido señalarla fuente de males sin fin-sin fin (conforme; hay unidades familiares que vaya VAYA sujetos) y (franquista) heteromachismo (hasta que llegó la crisis económica; ¿a quién se recurrió, entonces?), se hace notable reclamen la trascendencia de la familia, sobre todo estos tan dispares sujetos espaciales. El resultado final de todo es buen cine… de familia.