viernes, 21 de junio de 2019

THE RIDE — EL COCHE Y SUS CONDUCTORES

¿Cómo semejante portada no va a llamar
la atención de tu sibaritismo? Lo más
notable: la colaboración de tantas firmas
de calidad. A tomar como ejemplo aquí

Empezando por el ilustrativo (y desmitificador) prólogo de HOWARD CHAYKIN sobre los coches y Norteamérica (donde al parecer, diga la ficción filmada lo que sea, no todos tienen coche o es fácil encontrar aparcamiento), nos encontramos con una pléyade de autores que tienen un hilo común para desarrollar su talento: un Camaro de 1968. Ilustran distintas historias noir en las que el protagonista, eso es, es el vehículo.

Compré este volumen por la portada. Engancha. En ese sentido, la editorial española RECERCA ha tenido visión. Ha sabido venderlo. Es honesta desde este plano. Que luego el material decaiga una vez el ¡aclamado! JASON PEARSON deja la trama, es otra historia. Y creo justo advertir al respetable sobre esta cuestión. Porque la economía no anda nada boyante y tenemos que medir con mucho cuidado en qué invertir, si lo hay, el dinero destinado a TBOS.

Fue como un flechazo. Ver la ilustración con la adolescente en uniforme de colegiala con un Desert Eagle que oculta haciendo lo que parece una putesca proposición indecente al menda conductor del coche y pensar: Esto promete. Intuyes una mierda (en sentido coloquial para describir calidad oculta) a lo KILL BILL publicada por las editoriales menores indie y que ha pasado desapercibida a las majors ahora obsesionadas con los supertipos y tipejas en armadura o ajustados trajes de rata voladora y que merece la pena comprar porque ahí hay ¡tralla!

Empieza el viaje. Con policías
corruptos, o con mala reputación, y
criminales sin compasión
Y hay una psicópata. Vestida en uniforme de colegio. Con un potente calibre del .44 Mag. Dispuesta a hacer la gran puñeta. Pero sólo durante un par de páginas. No es la auténtica autora de un puñado de historietas de protagonismo coral donde presumes que vas a encontrarte con una tortuosa sicario que tiene algo Kill Bill que contar y algunos planos morales gris Grey que exculpan, en parte, sus asesinatos.

El cuento ilustrado lo pilota el Camaro (ya lo dije, ¿no?) pasando por distintos episodios ideados para el B/N de sustancia policíaca (al tipo HARRY EL SUCIO, o sea: me cago en el Manual y el Procedimiento; estoy más cerca de ser un vigilante que un pasma) que en algún caso tampoco se ciñe al presupuesto asignado. La historieta del vet de Vietnam no tiene per se un elemento criminal (guerra aparte) como ofrece el resto de las narraciones.

En este surtido hay (casi) de todo. Desde el cuerpo principal, situado en las primeras páginas, que parecen de verdad algo a lo JAMES ELLROY, pasando por el relato del vet, para llamar la atención con el capítulo del psicópata que recoge autoestopistas (recuerda a CARRETERA AL INFIERNO —la buena, de la RUTGER HAUER—) para pringarlos con un marrón de siniestro total y así obtener pasta para comprar otro Camaro y preparar el siguiente accidente que le lucre… y financie otro buga.

Pléyade de autores y diversos estilos
cuya variedad es otro de los alicientes
de una obra que, por desgracia, no
peca de tanta originalidad
Pero, en líneas generales, es un libro de viñetas que, sin decepcionar, lo sugiere. Es culpa de esa portada. Cuando compruebas su falta de continuidad, que todo va del puñetero coche… se arruina tu entusiasmo y una sensación de banalidad anubla tus expectativas. Es un: Oh, vaya. Así que es como la peli de HEAVY METAL. La bola brillante es el MacGuffin que pasa de espacio en espacio donde enlaza con una sucesión de macarradas. Pues vaya. Bendita… originalidad.

Tiene empero atractivos (el trabajo de lápices y tintas aplicadas es uno; otro: los diversos autores) que no desalientan del todo/completamente. ¿Lo recomiendo? Con cautela. Hay igual adictos a historias de este cariz que, sin embargo, encuentran todo esto Excelsior!, contradiciéndome. De gustibus non est disputandum. Mas avisados vais.

[Chunga nota final: ya quisiera la producción nacional gráfica tener su The Ride; envidiable ejemplo de colaboración y participación de distintos autores. Porque aquí todos son egos soberbios celosos y la despiadada maniobra para impedir a otros mostrar que son mejores que algunos consagrados. Y eso sí que da ASCO.]