Afiche de predominantes grises. Quizás lo que defina en conjunto una película que no desmiente su factura francesa, por coproducción que sea |
Detesto las películas de LUC BESSON, empero
admito su coraje intrínseco. El tío es puro nervio, vigoroso. Tiene descabelladas
ideas que logra articular de algún modo en un libreto, que arroja luego sobre
la mesa de quien sea, y sale financiado, tras no sé qué persuasión, para estrenar
otro desparrame de ocurrencias imposibles que desafían groseros la lógica, lo
cual viene a decir: insulta la inteligencia del espectador.
El público, con según qué material, puede
mostrarse tolerante. Todos sabemos que las películas, sobre todo las de acción,
no digo ya las de CF o fantasía, tienen excesos que les perdonamos confiando
que el resultado final sea digno, entretenido, muestre calidad. No lo hace así Besson.
Este filme, con guión suyo en parte (lo que sugiere pudo meter mano en la
dirección), plasma sus “habituales aberraciones” que le imputo.
MS
1 está descaradamente
inspirado en 1997…
RESCATE EN NUEVA YORK y la secuela: 2013 RESCATE EN L.A. Pero la diferencia al hacerla en órbita
conveniente para la Tierra y los planes que tenga in mente Besson. El protagonista que encarna el otrora Viajero del
Tiempo GUY PEARCE es un calco sin carisma mas rápida réplica del icónico-lacónico
SNAKE PLISSKEN, verdugo de nuestra tecnología (por eso, su tercer rescate, que debió suceder en el
espacio, no existe. —No importa. Besson está aquí; cubre el vacío—).
El escenario: la prisión en órbita. Otra vuelta de tuerca al problema de los criminales más violentos que resisten toda reinserción y a quienes no se les ejecuta, sin más |
Trama: prisión de máxima seguridad
(orbital, repito) donde la hija del Presidente de los Estados Unidos, niña-bien con amplia conciencia social e ida allí
en “misión humanitaria”, corre grave peligro a manos de los más peores
criminales amotinados de la sofisticada institución, que acaba dominada por éstos
y sin control alguno por parte de sus jactanciosos carceleros, quienes, durante
la primera bobina, se la pasan afirmando que la prisión es inviolable, a prueba
de fugas, dispone de chorrocientosmil sistemas de seguridad, tales que ni
GALACTUS podría hacer nada contra el especializado centro. Al minuto de sublevarse
la población reclusa, todos los dispositivos demuestran ser una mierda.
Inútiles.
Empero, ¡calma!, está nuestro anti-héroe, ¡menos
mal!, el poco técnico pero ducho en dar palizas (bueno, éste, en recibirlas) y
salvar damiselas (no las actuales, que ODIAN las salven) en apuros. No cuenta para
Besson, amante sin duda del exagerado cine “policíaco” de Hong-Kong (ese que
para matar a un hombre necesitan pegarle cuatro mil tiros), que hay elementos
de pura lógica irrebatible que difaman su historia.
El héroe bocazas; o rescate o recluso en esa misma prisión, tú eliges. ¿Qué hora es? La de mi próxima paliza (porque, éste, de darlas, con cuentagotas) |
Uno: cuando SNOW y la hija del Presidente
abandonan la prisión, abriéndose sus trajes espaciales a la altura en que se congelaba
la armadura de IRON MAN. ¡Imaginad el impacto en la carne desnuda, a más de veinte
mil metros de altura, del hielo, la fricción de una caída meteórica, la
ausencia de oxígeno! No pasa náááá. Aterrizan con mínimos-nimios rasguños
debidos al arrastre del paracaídas por el asfalto.
[Eso
me revienta de las películas de Besson. ¿No advierte que esas cagadas rematan
una cinta a la que ya hemos indultado demasiados dislates?]
Dos: planta a un malo tribalpunk megatatuado y piensas: Con lo cabrón que es el tío, el
bueno lo tira a una picadora de carne lo menos. Porque es lo que el cine de
acción actual demanda pase.
El superchungo megatatuado que recibe una porquería de escarmiento... para el estándar del cine actual de acción |
Pues no: se desintegra junto a la prisión,
bombardeada por las Tropas del Espacio. ¡Vaya anticlímax chungo, después de
prepararnos durante una hora larga para el duelo final en el que la justicia
prevalezca a manos del cínico y nihilista héroe moderno! Fatal para un narrador
de tu experiencia, Luc. Pero… propio de “lo” francés, como sucede en su TBO:
gran escenario, planteamiento sugerente, pobre final.
Siguen salvándote las agallas al ver
aprobados estos proyectos. Y, pese a todo, ya quisiera yo tener nuestro Besson (que los hay, presos de
la mediocridad y la política sin embargo) que desafiara esas ‘convenciones’ que
les atan. Es por sanidad, sobre todo, esa variedad.