viernes, 7 de junio de 2019

MERCADO DE HUBOTS — HACIA EL FINAL, SIN EMBARGO…

Para nada se ajusta la ilustración al
contenido de una novela rápida situada en
un futuro espacial-medieval; muy menos
barroco que
DUNE

Nuestras “desprestigiadas letras menores” ofrecen una aventura espacial que merece cierto análisis que alcanza a otros aspectos de la literatura. CLARK CARRADOS cuenta una fábula que, pensé por su título y argumento, se inspiraba en ¿SUEÑAN LOS ANDROIDES CON OVEJAS ELÉCTRICAS? Tras leerla, por un lado me alegré fuesen disímiles; un rasgo de originalidad e independencia; por otro, mejor le hubiese ido aprovechar alguna idea plasmada en la novela de P. K. DICK.

El feudal-estelar entorno (aún más sugerente debido al extenso capítulo de beldades del espacio, cruces de LORNA y VAMPIRELLA, más que BARBARELLA) acoge una subasta. Uno de los potentados neofeudales vende una codiciada/cotizada clase de siervo cyborg cuyas facultades superan a las de los robots convencionales, esclavos de las puñeteras Tres Leyes de la Robótica. Estos cyborgs necesitan la mitad, o menos, de mantenimiento que un robot (el que sale podía haberse quedado en el garaje; de pedante, estraga) y pueden cometer asesinatos si se les ordena, ya que van faltos de personalidad, criterio o pasado. Además, su relleno de tripas mecánicas contiene un potente explosivo.

Este mercado ofrece pingües beneficios a diversos malvados o corruptos sin escrúpulos de despojar a seres humanos de su vida y parte de su ser para empotrarlos en sofisticadas máquinas, obteniendo leales esbirros sin memoria. Todo va de puta madre magistral hasta que una empecinada esposa empieza a hacer olas reclamando a su esposo, perdido años atrás en un viaje estelar y, para su mortificación, “resucitado” como hubot.

Al principio, por el título, pensé que la
historia podía tener una ligera
inspiración de ésta, pero para nada
 
Por doquier la convencen de que es mera coincidencia, que esto es una insensible/fría máquina, y su semblante humano, ¡casualidad, entérate!

La tenaz viuda contrata, sin embargo, a un héroe caído en desgracia exiliado en nuestro planeta, páramo desolado que incluso olvidó que, de aquí, la Humanidad partió otrora para colonizar esa diversidad de Mundos Exteriores. Nuestro audaz (protagonista de otra andanza, al menos, previa) se camufla de juglar y termina desembrollando el asunto, finiquitando una trata de esclavos y asesinatos… por pura chiripa.

Importante es crear un héroe que permita seguir amontonando palabras en el acervo descomunal de la literatura. Soy muy partidario (además, lo recomiendo) de idear un héroe (o heroína) y que ayude a contar cuanto me parezca, porque llegué a la conclusión de que lo siguiente que escribiera iba a ser muy parecido, y para inventarle otro nombre a un tío que haría lo mismo, dejamos esto como está. (¡Importante ahora es que nuestro FLASH GORDON cuaje!)

Otros/as autores/as a lo largo de la Historia (CONAN DOYLE, AGATHA CHRISTIE…) han actuado así (LESTER DENT, MAXWELL GRANT…) yéndoles dabuten. Es impotente vanidad adelfosista afirmar “que no soy capaz”. Puta pereza, nada más, es lo que tienes.

FRANK FRAZETTA sin embargo "pareció" ilustrar al puñado
de peligrosas AMAZONAS que tienen un tinglado tremendo
en las líneas oscuras del tránsito de naves espaciales
Cosa negativa a imputar a Mercado de Hubots es que, conforme se acerca al final, más Deux Ex Machina se vuelve todo. El intrépido/ingenioso ARDAX y las espléndidas féminas que lo cortejan van topándose con repentinos “lo sospeché”, “lo había previsto”, “como deduje, bajo el felpudo estaba la llave de la puerta”… detalles así que deslucen una sencilla obra planeada para el ocio, con una carga de imaginación que esta regalada victoria empobrece, pues no está obtenida con esfuerzo o talento. Como debe ser.

Otro factor que he anotado de esta literatura es que los malos son siempre gente malcarada/deforme, los héroes, apuestos-apolíneos, y las señoras, estupendas, gracias. Es hito inofensivo de la ficción heroica que, empero, es esta época de ‘transformaciones’ empieza a verse mal/ofensivo. ¿Se entenderá que son traslaciones del mito artúrico, o se condenarán al más negro olvido fábulas que no pretenden molestar a nadie, en este “cuándo” ‘progresista’ donde todo produce irritación… salvo sus propios excesos?