Para nada se ajusta la ilustración al contenido de una novela rápida situada en un futuro espacial-medieval; muy menos barroco que DUNE |
Nuestras “desprestigiadas letras menores” ofrecen
una aventura espacial que merece cierto análisis que alcanza a otros aspectos
de la literatura. CLARK
CARRADOS cuenta una fábula que, pensé por su título y argumento, se
inspiraba en ¿SUEÑAN
LOS ANDROIDES CON OVEJAS ELÉCTRICAS? Tras leerla, por un lado me alegré
fuesen disímiles; un rasgo de originalidad e independencia; por otro, mejor le
hubiese ido aprovechar alguna idea plasmada en la novela de P. K. DICK.
El feudal-estelar entorno (aún más
sugerente debido al extenso capítulo de beldades del espacio, cruces de LORNA y VAMPIRELLA, más que BARBARELLA)
acoge una subasta. Uno de los potentados neofeudales vende una codiciada/cotizada
clase de siervo cyborg cuyas facultades superan a las de los robots convencionales,
esclavos de las puñeteras Tres Leyes de la Robótica. Estos cyborgs necesitan la
mitad, o menos, de mantenimiento que un robot (el que sale podía haberse
quedado en el garaje; de pedante, estraga) y pueden cometer asesinatos si se
les ordena, ya que van faltos de personalidad, criterio o pasado. Además, su
relleno de tripas mecánicas contiene un potente explosivo.
Este mercado ofrece pingües beneficios a diversos
malvados o corruptos sin escrúpulos de despojar a seres humanos de su vida y
parte de su ser para empotrarlos en sofisticadas máquinas, obteniendo leales esbirros
sin memoria. Todo va de puta madre magistral hasta que una empecinada esposa empieza
a hacer olas reclamando a su esposo, perdido años atrás en un viaje estelar y,
para su mortificación, “resucitado” como hubot.
Al principio, por el título, pensé que la historia podía tener una ligera inspiración de ésta, pero para nada |
Por doquier la convencen de que es mera
coincidencia, que esto es una insensible/fría máquina, y su semblante humano, ¡casualidad,
entérate!
La tenaz viuda contrata, sin embargo, a un
héroe caído en desgracia exiliado en nuestro planeta, páramo desolado que incluso
olvidó que, de aquí, la Humanidad partió otrora para colonizar esa diversidad
de Mundos Exteriores. Nuestro audaz (protagonista de otra andanza, al menos,
previa) se camufla de juglar y termina desembrollando el asunto, finiquitando una
trata de esclavos y asesinatos… por pura chiripa.
Importante es crear un héroe que permita
seguir amontonando palabras en el acervo descomunal de la literatura. Soy muy
partidario (además, lo recomiendo) de idear un héroe (o heroína) y que ayude a
contar cuanto me parezca, porque llegué a la conclusión de que lo siguiente que
escribiera iba a ser muy parecido, y para inventarle otro nombre a un tío que haría
lo mismo, dejamos esto como está. (¡Importante ahora es que nuestro FLASH GORDON cuaje!)
Otros/as autores/as a lo largo de la
Historia (CONAN DOYLE, AGATHA CHRISTIE…) han actuado así (LESTER DENT, MAXWELL
GRANT…) yéndoles dabuten. Es impotente vanidad adelfosista afirmar “que no soy capaz”. Puta pereza, nada más, es
lo que tienes.
FRANK FRAZETTA sin embargo "pareció" ilustrar al puñado de peligrosas AMAZONAS que tienen un tinglado tremendo en las líneas oscuras del tránsito de naves espaciales |
Cosa negativa a imputar a Mercado de Hubots es que, conforme se
acerca al final, más Deux Ex Machina
se vuelve todo. El intrépido/ingenioso ARDAX y las espléndidas féminas que lo
cortejan van topándose con repentinos “lo sospeché”, “lo había previsto”, “como
deduje, bajo el felpudo estaba la llave de la puerta”… detalles así que
deslucen una sencilla obra planeada para el ocio, con una carga de imaginación
que esta regalada victoria empobrece, pues no está obtenida con esfuerzo o
talento. Como debe ser.
Otro factor que he anotado de esta
literatura es que los malos son siempre gente malcarada/deforme, los héroes,
apuestos-apolíneos, y las señoras, estupendas, gracias. Es hito inofensivo de
la ficción heroica que, empero, es esta época de ‘transformaciones’
empieza a verse mal/ofensivo. ¿Se entenderá que son traslaciones del mito
artúrico, o se condenarán al más negro olvido fábulas que no pretenden molestar
a nadie, en este “cuándo” ‘progresista’ donde todo produce irritación… salvo
sus propios excesos?