viernes, 17 de abril de 2020

EL COYOTE: UN ILUSTRE FORASTERO - LA FIRMA DEL COYOTE — LA JUSTICIA DE EL COYOTE


No es de las novelas reseñadas, pero esta
portada ya nos orienta sobre el personaje, que
refleja los clichés del justiciero indomable de
identidad secreta hasta afeminada. Evasión
económica y de calidad ofrece este decano del
pulp patrio
No es material tan “descerebrado” como a priori pudiera pensarse. Siendo pulp (“novela popular”, en España), se le asigna cuantos males literarios puedan reunirse al momento. Baja calidad, argumentos manidos/baratos, los típicos de la lucha del Bien-contra-el-Mal, personajes planos que van/vienen según convenga a una trama donde imperan los tiroteos. El bueno se lleva a la chica, se lamenta el feo y el malo muere. Cabalgamos, siendo el personaje del que se trata, rumbo al ocaso, que más allá de la

(Cúpula del Trueno)

línea del horizonte se emboscan nuevos problemas, acaso residuales de los entuertos ahora resueltos. Admito que, más/menos, esperaba algo así. Eso no significa pensara iba a defraudarme. Disfruto estas composiciones porque tienen alma. No son mierda gótica. Se destinaban a un público, en principio poco exigente, aunque fiel y, lo mejor, gustoso del leer. Cosas sencillas, amenas, bien articuladas, empero querían leer. Importante.

La Alta Literatura es más tóxica que estos “libritos”, pues suele atraer el capricho esnob de un aburrido o sabihondo pretencioso, que con tal de destacar recomienda cualquier cosa encuadernada con opulencia pese a que contenga basura. Quienes le rodean, gente superficial, veleta de las modas, tampoco pueden presumir de luces y, por tanto: destaca.

El finado y prolífico JOSÉ MALLORQUÍ en la brecha.
Como MARCIAL LAFUENTE ESTEFANÍA, otro amante
del polvoriento Lejano Oeste, con contexto histórico. Y
currante como LESTER DENT o MAXWELL GRANT.
No era de los de escribir "un ratio, como debe ser".
¡Había facturas que pagar!
Dos temas tocan estos relatos de El Coyote (o DON CÉSAR DE ECHAGÜE), que, sí, vale, es versión de EL ZORRO. Mas, por motivo del antifaz, comparo a este personaje con THE PHANTOM (EL HOMBRE ENMASCARADO). Ambos se dedican a lo mismo: abatir malos a tiros; tienen ayudantes leales por doquier, y manifiestan habilidades “mágicas”.

Los temas, en una historia que versa sobre confusión de identidades como "subtrama", son la hispanofobia y el racismo. Hay un par de llamativos párrafos al respecto. El prolífico autor (sello clásico del escritor pulp), JOSÉ MALLORQUÍ, hace una incisión suficiente y profunda en estas cuestiones al declarar el desventurado coprotagonista de los relatos (son consecutivos) que los mejicanos ODIAN a los españoles por la Conquista, cuando en realidad los españoles llevamos más cultura y adelanto a una región con un carácter autóctono y cultural, conforme, pero amiga de los sacrificios humanos rituales y presa de la decadencia supersticiosa de su propia civilización.

Que les veo similitudes; por el anfifaz y
el color del uniforme de combate...
La Conquista de Méjico también debe contemplarse desde el que no sólo los extremeños llegaron allá espada en mano para sisar cuanto vieron; entre la misma población había aires de revolución, y aprovecharon la coyuntura para practicarla. Hay, cuando menos, culpa compartida.

Sin embargo, entre la Izquierda y sus “altos escrúpulos” antiConquista, y los atontados de la Derechita Cobarde (ésta lo es) dispuestos a seguir a los primeros en la diabolización de la Conquista, esa emoción de hispanofobia arraiga y el hito que supuso se reduce a pillaje y abusos, cuando no fue tanto, aunque se exageran por espurias pretensiones.

El racismo aparece en los desprecios que los anglos de California (casi principal escenario de los relatos) dedican a los mejicanos. Los ven grasienta hez de la Tierra a quienes explotar y disparar sin escrúpulos. Bullendo aun así ruido de sables en Méjico, hervidero de corrupción casi absoluta, la opinión norteamericana pudiera ser tendenciosa, aunque con vago fundamento. En todo caso: despreciar a los hispanohablantes es un natural tic anglosajón-británico. Ven en la Conquista un salvaje atropello, alimento “moral” de los hispánicos hispanófobos, aunque su conquista del Oeste, con el genocidio de sus nativos, gesta digna de Aesires de Asgard. ¡Loas sin fin-sin fin al anglo blanco protestante!

Como cuentos del Oeste, para terminar, pecan en lo de siempre: los revólveres Colt (o la puntería infalible, o más rápidos al desenfundar que el de la leyenda). Los Pacemaker de las películas no aparecieron por el Oeste hasta su final; así que don Coyote debía emplear, como los demás, viejos Dragoon de percusión, Smith and Wesson, o Remington, quincalla toda de la Guerra de Secesión.