viernes, 12 de marzo de 2021

ROCKY — LA FÁBULA DE LA TIERRA DE LAS OPORTUNIDADES

 

Un afiche de tantos. Inversión
nata que demuestra la astucia 
mercantil estadounidense. Cuesta
algo más de un millón de $ y
recauda doscientos veinticinco.
Déjate de monsergas estilísticas
socialcomunistas, cine español,
y aprende a ser productivo

Estalla SYLVESTER STALLONE en la fama mundial del cine (pese a tener ya modestas tablas) con un oscarizado drama pugilístico que aprovecha básicos elementos de PARADISE ALLEY para mostrar que es posible otra mítica estadounidense: la de la tierra de las oportunidades. NIKÉ puede tocarte y enriquecerte desdeñando orígenes, raza, religión (cosa harto discutible), proyectándote a la inmortalidad.

Lo que resalta de la cinta es el ambiente donde habita Rocky BALBOA, el lento aspirante a fracasado total. Calles sucias, plagadas de tipejos quasicriminales que jamás prosperarán al carecer de ambiciones o aspiraciones. Vegetan en esquinas próximas a colmados, merodean por el antro de boxeo de MICKEY, se deprimen poco-a-poco en la pajarería donde trabaja ADRIANNE, quien procura ser una afeada insignificancia anublada por su colérico hermano codicioso, que husmea cualquier oportunidad de dejar su trabajo en la carnicería, ambicionando el empleo de recaudador matón de Rocky.

La imagen que Estados Unidos proyecta (ya, poco) es la de una nación de argénteos skylines, vencedores de guerras mundiales, poderosa empresa (en múltiples ámbitos), astutos banqueros y comerciantes, los que plantaron antes la bandera en la Luna y Marte. Tierra de acero, MÁS ACERO, inox incorruptible, inviolable. Puro Destino Manifiesto.

Y ¿qué enseña Rocky? Suburbios. Abatidos borrachos. Niñatos. Escombreras. Nada nuevo, desde luego. Rocky es la enésima película decidida a mostrar una desmitificación del rutilante país para mostrarlo apenas distinto a otras naciones, con grandezas y vilezas difíciles de combatir. Empero es cómo están filmadas esas calles, los edificios decadentes, el cuchitril del protagonista… la impresión de grisor de la fotografía, que parece filmaron exteriores todos los días nublados… cuanto resalta más dicha desmitificación.

Un cuento de hadas a lo norteamericano. ROCKY
es un blando matón barato y obtiene, de golpe, la
oportunidad de ser reputada celebridad internacional

Aunque perseguida para engatusar al público que deba vivir en esas calles y exponer que, muchachos, quien se afana, lo consigue. Dios ayuda al que se ayuda. Veréis: Rocky no es distinto de vosotros. Fijaos que hasta parece subnormal; cuando menos, lento en algunos aspectos intelectuales. ¿Habéis visto qué gafas gasta? Es bueno con los puños, sí, ¡vale!, ajá. Todos destacamos en algo. Mas… en esencia, ¿es muy diferente a ti?

Rocky no es un refinado mutante de ingenética de algún programa gubernamental de una instalación secreta de Alaska, o algo parecido. Es un musculoso tío vulgar y corriente cuya novia aún se esfuerza por parecer, si no fea, nada atractiva. Y fíjate qué menda, su cuñado. ¡Vaya lastre! Con todo esto, camarada, lo que digo es que si te esfuerzas, puedes tener la ocasión de brillar, posicionarte, ser alguien. Salir del apartadero. Si te esfuerzas.

La novia de Rocky nos remite a PARADISE
ALLEY, donde todos tenían... esta pinta. O sea:
de personas comunes. Como tú y yo, vaya

La ocasión, publicitaria, de Rocky, el nuncanada, es la arrogante vehemencia de APOLLO CREED. Intuyendo negocio en lo de la tierra de las oportunidades, lo explota. Tan a fondo como puede. La cosa casi le sale mal, por cómo Rocky lo deja tundido. Porque Némesis castiga duro. Y apaleó su jactancia valiéndose del POTRO ITALIANO.

Esta esencia diferencia a Paradise Alley de Rocky. Mientras la primera centra moraleja en la familia y cómo la vida sigue en cánones humildes, porque nadie cree ya en lo de la tierra de las oportunidades, la segunda se remoza a tope en la consigna. La magnifica. La potencia. Vende a un atribulado espectador descorazonado el que ajá, ¡vale!, sí, es posible, con empeño, abandonar las Tres Mil Viviendas para residir en Simón Verde… o el Galapagar. A todo lujo. Con dinero contante/sonante que derrochar en el bolsillo.

Historia de un apalancado: MICKEY. Tiene un buen
pretexto para haber pasado de Rocky... aunque bien
le lame luego el culo para ser su entrenador

Es por tanto más humana Paradise Alley que Rocky, que, del drama de la cotidianeidad oscura de personas comunes que triunfan pese a los graves obstáculos, aun de carácter, pasa al punto al logro épico, superheroico. Al menos, contiene la suficiente inteligencia, por no decir decencia, de no otorgar la victoria a Rocky. La maquinaria de Hollywood estaba en marcha, pensando en lucrativas secuelas. Rocky era otro filón a explotar.