viernes, 11 de febrero de 2022

OTOÑO TEMPRANO (SERIE SPENSER) — CURIOSIDAD INNECESARIA…

 

Portada nacional. De tiroteos en
coches y tal, nanay

…es lo que justifica adquirir esta novela, cursi bibelot literario; roza el pulp y defrauda sus pretensiones de noir; las cumple apenas superficialmente. Para lectores nacidos incluso en Década 90, el protagonista de esta historia, el private detective (qué cornudo ignorante) Spenser, nada les dirá, y este hecho en muy poco les afecta. Breve historia:

Spenser aterriza en nuestras ochenteras TVs como serie vespertina dominical. Por entonces, la TV tenía escasas opciones, y no parecía tampoco tan mal plan perder una hora visionando aquello. Spenser sale de esta serie de novelas, concebidas por ROBERT B. PARKER, quien se empapó de la obra de un puñado de autores de género policíaco en un momento de su vida. Para no estallarle los sesos con todos los SAM SPADE o PHILIP MARLOWE que se los pisoteaban, inventa a Spenser (nombre de un poeta inglés dieciochesco, creo) y lo arroja a la palestra armado con su irónica erudición de gourmet, su tajante novia y su peligroso compadre negro, que es quien parte la pana con su Mag. .357 Phyton, buen conocedor de los peligrosos bajos fondos bostonianos.

Cuando abres una novela noir, conociendo el paño, sabes qué esperas encontrar más/menos o en qué orden: el sarcástico private detective (el cuernos) con sus dosis de acíbar y socarronería, fundas que protegen su corazón de oro; la femme fatale que finge una cosa siendo luego lo opuesto; ubicaciones deprimidas pobladas de matones más/menos letales; dosis de violencia más/menos dura; un falso culpable que lidera una organización criminal más/menos importante… un desenlace más/menos a lo AGATHA CRHISTIE: reunidos todos, el private detective (cornudo) señala al culpable tras descartar a éste y aquélla, así como desvela los ardides empleados, más/menos burdos.

ROBERT B. PARKER
de paseo del perro. No
se lució este señor con
esta novela, por cierto

Olvídese el lector de Otoño temprano de encontrar todo eso. Cuando realmente sucede algo de lo descrito, quedas tan perplejo que te obligas a convencerte de que SÍ, EN EFECTO, ES NOVELA NEGRA. Porque, inicio aparte (donde Parker deja a Spenser como un papagayo carajote), que sí contiene elementos de narración cortante y de personajes extremos, el resto parece una novela dramático-social, algo digno de DICKENS escrito entre cuentos de navidad.

Otoño temprano va de que una pureta calentona contrata a Spenser para que recupere a su hijo (al que no quiere, descubre el private detective —cornudo—) “secuestrado” por el padre del chaval, matonzuelo de vaga influencia en Boston, empero bien relacionado con pesos medios del hampa local (describe HAWK a Spenser) que acaban implicados en el asunto y obligan, ¡por fin!, a convertir la narración “sentimental” en ¡novela negra!

No es que esperase leer enésima entrega de EL VERDUGO ejecutando mafiosos a cada capítulo de sus pulps de modo más/menos punzante o espectacular; aunque confiaba respetaran las reglas del género que DONALD WESTLAKE, JOE GORES o JACK HIGGINS han apuntalado: el tipo duro de buen corazón, la femme fatale, el malo etc. No. Nada de eso. Spenser apadrina al esmirriado y abúlico chaval andrajoso, llevándoselo de camping una temporada hasta transformarlo en un fornido aspirante a danzarín que los profesores de su escuela de danza se disputan. Por joven. Guapetón. Bailarín.

Afiche de la serie televisiva. Propia de
Década 80, cuando éramos más simples
(MIAMI VICE le daba un revolcón)

No sé si era por criticar un estereotipo o confirmarlo que Parker referencia que los danzarines dramáticos son homoX, y depredan a sus alumnos… o entre ellos. Aparte de eso, Spenser demuestra ser buen heliogábalo versado en vinos, pintura y literatura, y que sostiene una relación de tónicos caracteres con su avispada novia. Hecho curioso, sin embargo, pues estos personajes tienden a ser “misóginos”, no tanto por gusto como por el que los vericuetos del amor les distraería de su labor. Y generaría rehenes o represalias.

Escasa en electrizante acción, carismáticos personajes turbios, momentos de tensión/suspense. Pulida parábola de un samaritano sobrevenido que busca ganarse el Cielo y cuyo resultado induce un suave tedio y decepción.