viernes, 17 de enero de 2025

EL PLANETA DE LOS HOMBRES TORO — GUASA A COSTA DEL SPACE OPERA

 

El destajista JOSEPH BERNA
la emprende con la mitología
griega, el MINOTAURO y
sus hermanos

Gracias a informaciones recibidas de docta fuente, puedo ahora asegurar que ‘JOSEPH BERNA’ jamás tuvo intención de dar un sesgo profesional a sus relatos. El caveat lector ya conoce mi defensa de los autores “destajistas” del pulp, que se dejaban de milongas estilísticas y rebuscados experimentos literarios para darle al público algo que le distrajese de sus cotidianas miserias un rato al menos con la suficiente calidad como para generar hasta mitos (INDIANA JONES) de amplia aceptación y mejor recuerdo.

No puedo defender a ‘Berna’ pese haber publicado casi ¡cuatrocientas novelitas! De a duro, a razón de seis escritas por mes. Es ejemplo de profusa actividad pasmosa, ojo, empero ¿de qué calidad? Porque ese es el quid de la cuestión: si todo va a ser deleznable relatividad, rehuir la pretensión de una mínima-nimia calidad… ¿de qué vale tal marca? ¿Para tener sólo ese prodigioso aunque vacuo haber en su haber?

De las novelitas que llevo leídas, las suyas son las más deplorables. Las otras, pese a sus demarrajes, al menos eran entretenidas, perseguían obtener cierto lustre; eran simpáticas. PROYECCIÓN A OTRA GALAXIA era más interesante por lo que no contaba/podía haber contado, que por sí. Pero tenía donaire. La respetabas.

Algo me dice que la portada
tiene poco que ver con el
satírico contenido

‘Berna’ rehúye deliberadamente esa pretensión. Tampoco es cómico el resultado, como su defensor asume. Su ligereza es la de “esto mismo; lo dirijo a tontos del culo”. No hace un satírico relato del género empleando determinados elementos (UN FANTASMA RECORRE TEXAS), rebaja los oropeles “sacros” que la ciencia ficción elije como adorno (FUNDACIÓN, YO, ROBOT). Es pura desfachatez. Remate incalificable. Frases de parvulario. Y aún así, Bruguera le dio carta bianca durante casi cuatrocientas novelas. Preocupante indicio del estándar de calidad de la editorial y el respeto a sus lectores.

Lo que más me ofende de este El planeta de los Hombre Toro (burda socarronería a costa del subgénero space-opera, al que pretende desvirtuar como quien no quiere la cosa) es la grosería del trabajo mal hecho; así, a posta. Remata las situaciones al descuido. Las infantiles frases. He apreciado en estas novelitas que, durante Década 70, tenían esa pretensión de calidad. De hacerlo lo mejor posible. Estas de ‘Berna’ proceden de Década 80, y sugieren preconizar la decadencia de la editorial y sus publicaciones.

Parece Bruguera estableció un canon para estas historias: tíos potentes y tías buenas de aventuras por el espacio en “naves con forma de lenteja” que superaran todo peligro sin problemas, luchando línea-a-línea hasta el happy end. Cumple ‘Berna’ la guía. Añade algo más: la adolescente persecución del beso a toda costa:

Lo reconozco: estos títulos
dan morbo; cuando piensas en
lo que puedes contener sus
párrafos, conociendo el
percal, la reacción adversa
es casi instantánea

Una nave destinada a la prisión de Plutón para criminales peligrosos (¿tan lejos debían llevarlos?) atraviesa una nube purpúrea y surge a otro sistema solar (o plano) topándose con un mundo tamaño Mercurio habitado por Minotauros macho y espléndidas bombshells que les paren sus mutaciones. ‘Berna’ obvia la falta de gravedad, pensando que, con que tenga atmósfera óptima al Hombre, ¡lo demás sobra! Los pretendidamente aguerridos tripulantes no pueden impedir la fuga de los criminales, que casi se meriendan a la atractiva doctora de a bordo, aunque terminan víctimas de esta comuna taurina. ‘Berna’ concentra en una especie de colonia cretense antediluviana la acción con prosa ágil mas poco estimulante, refocilándose en un pecado habitual de estas novelas: una, o dos líneas explicativas más, se agradecerían. No era tanto esfuerzo. Espacio, había. La nave despega, se sumergen en la misma niebla, y regresan al Sistema Solar. Besuqueo.

Héroes de cartón piedra, un vago escenario que exige demasiado a la imaginación, frases incalificables, villanos muy malos sólo porque lo dice el autor, no sus actos, y el ridículo romance televisivo. ‘Berna’ aspiraba a guionista de CHEERS, os lo digo yo. En eso, se esmera: en la tontaina obtención de un beso (a tornillo) entre el prota y su novia, restando espacio o desarrollo a lo importante.