miércoles, 15 de diciembre de 2010

THE EXPENDABLES – LOS ‘EXPLÉNDIDOS’ EN TIROTEOS

Afiche norteamericano de la cinta que
conocemos como LOS MERCENARIOS
La primera vez que oí hablar de esta película fue en 1990. Pretendía ser el compendio de una década gloriosa de iconos de la CultuPop, héroes surgidos de MAD MAX 2, EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA, TERMINATOR, ARMA LETAL, PREDATOR, JUNGLA DE CRISTAL o RAMBO.
Con tamaña plétora de actores y tal constelación de consagrados forzudos en el proyecto, éste estaba, por tanto, destinado al éxito. Sólo quedaba vencer la reticencia de los distintos estudios para los que ellos trabajaban. Se afirmaba (según leyenda urbana) que sería la película del siglo, la más espectacular de toda la historia del cine. El hito era efectuar un remake de GRUPO SALVAJE (de SAM PECKINPAH) que llenaría las salas de cine de raudales de testosterona y cafeína y produciría sentimientos de catarsis que descargarían estrés para lo que quedaba de siglo. (Esto de emular Grupo Salvaje parece una obsesión de muchos cineastas, y al intentar hasta superarlo, realizan una contorsión salvaje que termina creando productos como esta película. En el mundo del cómic están los que buscan, y no a SUSAN precisamente, copiar WATCHMEN a través de concursos de ideas y proyectos que, por pura fatiga, no acaban de casar.)
Imagen promocional; a destacar el
"estartao" de JASON STATHAN
TRAICIÓN SIN LÍMITE ya abordaba, “de tapadillo”, dicho remake, de modo que les chafaron el invento a los geniales e inspirados creadores del cóctel.
Y el gran proyecto quedó, a lo largo de los 1990, en eso: una leyenda urbana.
Pero SYLVESTER STALLONE, cuyas cualidades como narrador no podemos, ni debemos, despreciar, parece haber mantenido viva la llamarada y por fin ha llevado el gran proyecto al 35mm., uniendo tantos forzudos de esa hornada de los 1980 como estaba previsto juntar. Se nos ha colado JET LI de rondón, papel que podía haber interpretado CARL WEATHERS, con lo cual se hubiera cerrado satisfactoriamente la semblanza de aquellas glorias.
Otro invitado “extemporáneo” es MICKEY ROURKE, rostro nada nuevo en las películas de entonces, pero que lo más destacado en el género de acción que había hecho podría ser la escalofriante EL CORAZÓN DE ÁNGEL, porque aún le faltaban unos años para ser HARLEY DAVIDSON.
CHARISMA CARPENTER. Por ella, los hombres matan y
mueren. Logra tocar la fibra de SYLVESTER STALLONE
Bien: con este aparatoso (más que impresionante) rol, Stallone comanda a un grupo de veteranos mercenarios encargados de tareas difíciles, sino imposibles, que resuelven de manera muy sui géneris, payasa incluso, como nos muestra el vehemente prólogo de la película (muy pegada a la actualidad, con los piratas somalíes de por medio). LOS  MERCENARIOS no es el canto, nostálgico o romántico, como el que ZACK SNYDER ‘entonó’ en la adaptación al cine de 300, de unos profesionales ajados y curtidos por vicisitudes y actos de violencia extrema, que se vieran apartados, pese a su experiencia, del teatro de operaciones por jóvenes soldados versados en técnicas modernas de combate apoyadas por HI/TECH (tema que toca Stallone en JOHN RAMBO y que podría proceder de SOLDIER), reivindicándose con una última y espectacular misión (estilo LOS PERROS DE LA GUERRA o PATOS SALVAJES). The Expendables es un tebeo malo, grotesco y excesivo en numerosas secuencias, con interpretaciones acartonadas de actores que chirrían a cada paso que dan (léase: DOLPH LUNDGREN), con comentarios burdos y pillados por los pelos. Curioso, porque uno de los valores de Stallone como narrador es su talento para los diálogos.
Otra cartelera de esta cinta
Para explicar este fracaso como “homenaje” al western crepuscular de Peckinpah, primero toquemos los personajes: es la caterva de superhombres llenos de esteroides y músculos inflados con bimba de bici y de los que presumen cada vez que les permiten descamisarse. Tienen caracteres apenas creíbles incluso entre este tipo de tíos de acción. Sus diálogos carecen de resonancia o gancho, son paridas rutinarias y tópicas. Que Mickey Rourke se ponga en plan Jedi filosófico, narrando su siniestra experiencia balcánica, me hacía verle como a Harley Davidson jubilado. Interpreta a ese personaje, aunque como a ese hombre le ha pasado algo en el cuerpo, que se le ha hinchado como ningún artículo de silicona podría hacer, su inflada inexpresividad resta credibilidad a sus sesudas cuitas. (Con esa misma planta, se presenta en el set de IRON MAN 2.)
Stallone parece un holograma de sí mismo. Ir de pistolero no sólo le desluce, sino que ha nimbado aún más de irrealidad el metraje. Lundgren está pasado de rosca. Su actuación parece la del cazarrecompensas, algo tarugo, de HUÍDA A MEDIANOCHE, salvo que él le ha añadido mezquindad. El que se salva es Jet Li, aunque como no puede desentonar dice algunas tonterías supremas.
Stallone en una increíble (de verdad) secuencia...
copiada de ERASER, por cierto
Segundo, la trama: América tiene dos obsesiones cinematográficas claves. Una: derrocar los tiranuelos que la CIA pone en el poder. Otra: destruir plantaciones de coca, alijos colosales y traficantes de droga de toda índole. Merced a un BRUCE WILLIS artero, apoyado por un ARNOLD SCHWARZENEGGER rígido y avejentado como no lo podéis imaginar, pergeñan la primera obsesión, y quitando de en medio a ese déspota, limpian las calles de estupefacientes y hacen una América más sana.
Stallone descubre que hay juego sucio, pero como entre tanto se ha prendado de la beldad nativa que tiene el sanbenito de ser hija del tirano regente, no puede dejar que la maldad triunfe y la maten a palos. Empieza a tramar los minutos de la apoteosis final, dispendio de tiros y explosiones como para volver loco al espectador en pocos instantes.
El machoterío en pleno; qué cara de sinvergüenza luce
MICKEY ROURKE. Quedaos con esta imagen...
De la banda que junta Stallone para sanear el Caribe el que se lleva la palma es el negro, con su parrafada sobre las balas nucleares y la navaja de mango de plástico verde neón. ERIC ROBERTS, el hermano de JULIA, pone cara de malo convincente, siempre que se ciña al filme, porque interpreta a un estrafalario de tebeo de THE PUNISHER.
Introducidos en la fortaleza del malo, a prueba de asaltos (excepto de vets como ellos), la lían, matan a todos sus adversarios activados con cocaína de gran pureza y se pegan palizas que te lisiarían de por vida con sólo rozarte. Y, ¡milagro! ¡Huyen del trance sin rasguños apenas! Balas había para parar barcos. Las explosiones no dejaban títere sin cabeza. ¡Y caen solo los malos!
...y comparadla con esta de TRAICIÓN SIN LÍMITE. Como
que aparenta haber una similitud...
Si quería emular Grupo Salvaje, Stallone fracasó estrepitosamente. Desdramatizó por completo la historia. La llenó de G.I. JOEs-contra-las-drogas que sólo salen en los cómics más tirados y colocó oportunas etiquetas de malo a todos quienes no eran de su banda. Canibalizó metraje de COBRA, arrancando todo elemento crepuscular, desposeyendo de alma a los personajes, quedándose en el estruendo de la galería de tiro, incapaz de ver más allá.
Traición sin límite, barrenada por la crítica en su momento, cumplió mucho más y mejor el objetivo propuesto (caso de que fuese el remake de Grupo Salvaje). Pero, claro: produciendo esa película estaban los “fascistas de Hollywood”, empezando por el denostado JOHN MILIUS, y que saben cómo, dónde, poner los elementos eficazmente. Más debió aprender Stallone del artífice de CONAN, EL BÁRBARO. Igual, The expendables sí hubiera parecido lo que él pretendía rodar, con grandeza y ocaso.