viernes, 12 de agosto de 2011

SOY LEYENDA – ESTUDIO DE LA OBSESIÓN

Imagen para afiche foráneo de SOY
LEYENDA. WILL SMITH es también
un vestigio de otros tiempos
Cuando lo desea, WILL SMITH es gran actor. Esta película de FRANCIS LAWRENCE, que revitaliza mediante el guión de AKIVA GOLDSMAN y MARK PROTOSEVICH la novela de RICHARD MATHESON del mismo título, le permite demostrarlo. La nueva versión de I AM LEGEND para la pantalla de plata combina, en un impactante paquete de menos de noventa minutos de duración, lo mejor del anterior tratamiento, OMEGA MAN, con CHARLTON HESTON como ROBERT NEVILLE, con lo del relato.
La primera adaptación, con VINCENT PRICE, acaso era mucho más fiel al texto, pero todo tenía un aire tan cutre y desangelado que distraía de los momentos de tensión y emoción que posee la fábula. Price, de aristocráticos rasgos, parecía ante todo hastiado por tener que tratar con los mendigos del barrio, embrutecidos a base de malas curdas.
Nueva York tras la plaga; correr sin miedo a perder los
puntos del carnet; como en 12 MONOS, aún conserva los
adornos navideños
Este nuevo Soy leyenda eleva aún más las apuestas. En el siglo XXI, todo POSTÉPICO que se precie tiene que lidiar con una sarta feroz y caníbal de enemigos que harían palidecer al más aguerrido paladín de la Tabla Redonda. Si en la versión de Price los vampiros trasuntaban ser viscosos borrachos brutales, la de Heston presentó a los infectados como una hermandad de albinos fotofóbicos medivalistas que pululaban por entre las ruinas envueltos en túnicas y capuchas, empeñados en matar a Neville pues su fortaleza era el refugio de la tecnología que los había mutado.
ROBERT NEVILLE (Will Smith) y su perra SAMANTHA;
esta pareja, ¿os suena? (VIC AND BLOOD, claro)
Supongo que en los 70 “escandalizar” al identificar la oscuridad con la Iglesia era tope heavy. (Tampoco iban tan desencaminados.) La forma como se abordaba la idea es lo que impide calar bien el mensaje entre el público, y lo estimo un recurso narrativo ya demasiado sobado aún en su tiempo como para causar polémica.
Lo mejor de Omega man sigue siendo la actuación de Heston (casi el ARNOLD SCHWARZENEGGER de su época), su cinismo irreverente y el empotrar una expresión expeditiva que reforzaba la dureza de su conducta.
Otro fotograma que obliga a recordar a 12 monos. Este Soy
leyenda parece tanto remake de OMEGA MAN como
revitalización de aquella cinta de TERRY GILLIAM
Como el cínico Neville/Heston, el Neville/Smith es un coronel, un mando en todo caso, en maratoniana lucha contra la virulencia inesperada de un tratamiento vírico destinado a curar el cáncer. (Al ser el virus de la gripe, nos obliga a recordar THE STAND, de STEPHEN KING.) Mientras, el mundo colapsa rápida e irremediablemente. La inexorable sentencia fue dictada, siendo irrevocable, sin apelación posible.
Fotograma cargado de sigul: el regreso al útero materno
como anhelo de defensa y vuelta a tiempos inocentes
Sólo obtendría la que Neville lograra mediante sus estudios tratando de hallar una vacuna. Acaso por la brutal celeridad como actúa el virus, también este Soy leyenda recoge aspectos de la inquietante y lúgubre 12 MONOS, de TERRY GILLIAM.
La familia de Neville se encamina, sin saberlo, al desastre.
El pánico ya cundía en las calles; se preparaba motín
El Soy leyenda de 2007 trabaja los efectos de la obsesión y sus límites como una herramienta terapéutica contra una pérdida irreparable. Si en la novela, o las otras adaptaciones, el motivo por el cual Neville vive recluido en la casa es un pretexto que se antoja aun etéreo o elusivo, esta vez se esgrime una excusa casi inabordable a la crítica para que Neville continúe en el viviente mausoleo de sus recuerdos: es su laboratorio.
La historia que Neville se trae espaciendo maniquíes por la
ciudad está íntimamente relacionada con la necesidad de
compañía que siente el personaje
Es su Fortaleza de la Soledad, donde incansablemente busca el remedio que humanice otra vez a las víctimas del contagio, convertidos en aterradores caníbales, de fuerza tremenda y gran agilidad, berserkers de brumosa inteligencia que moran entre las tinieblas; en ellos, priman más los instintos básicos y las respuestas primarias que otra cosa (algo que queda en entredicho merced a la celada que tienden a Neville).
La plaga que asoló el mundo demuestra aquí tambíén su
virulencia inédita
Los vampiros del relato constituían un peligro relativo (comparados con los monstruos actuales), y ya en Omega man se planteaba el porqué Neville no los barría a ráfagas. (En defensa de Matheson, se puede alegar que no podía ser más carnicero. La OFICINA HAYS funcionaba a todo trapo. Sus “estándares de producción” se imponían con todo rigor. Sus tijeras censoras estaban bien lubricadas. Por otra parte, el Neville de la novela necesitaba desesperadamente compañía. Aun le era buena la que le brindaban aquellos nósferos, casi zombis. –De ahí lo mórbido de su “relación” con BEN CORTMAN-.) Los de Omega man ‘ascendieron’ a oscurantistas tecnófobos equipados de las habituales chorradas pseudorreligiosas. Así que, para estar con nuestros tiempos, los del siglo XXI no podían ser sino un riesgo sobrehumano. Menos, nos ofendería. (Me pregunto dónde estará el límite.)
El prólogo a una de las más emotivas secuencias del
 filme y que pone a prueba la capacidad de Smith
como actor. La supera con nota
Y para que el espectador adquiera proporción de la inmensidad de la tragedia del nuevo Soy leyenda, sus encargados han despoblado la ciudad de Nueva York, barbarizando sus perfiles. Neville y su perra pastor alemán SAMANTHA recorren las antaño populosas avenidas ahora sembradas de escombros y maleza, entre los vestigios del bloqueo, el pánico y los disturbios producidos durante los días del máximo contagio (de vuelta a 12 monos), patrullando con miedo permanente al ocaso y los rincones oscuros.
ANA MONTEZ (ALICE BRAGA) le empieza a comer el
tarro a Neville con Dios y a cuestionarle la permanencia
en la casa. Como la RUTH de la novela, precipitará el fin
La labor de Smith logra transmitir el aire de obsesión en que Neville ha transformado lo que fuera su rutina de vida y trabajo. Cuando finalmente entra en contacto con otro ser humano, ANA MONTEZ (ALICE BRAGA) y su hijo ETHAN (CHARLIE TAHAN), y ésta le plantea por qué sigue allí, por qué no buscó los otros humanos sanos (en mi opinión, aquí la cinta se cuartea, empiezan a verse marrones que rematan con la voz en off del final), Neville se aterra con la idea de abandonar la casa. Todo su mundo gira en torno a su trabajo.
El BEN CORTMAN de este Neville; el salvaje contagiado
es otra de las terribles secuelas de la plaga destinada a
 curar el cáncer
Éste es el bálsamo que anestesia su dolor fruto de la pérdida de su familia (sus muertes tienen aspecto de castigo poético: la esposa de Neville dio un falso positivo en el escáner; sólo imponer su graduación la salvó en primera instancia. Pero, nos hace pensar, ¿cuántos neoyorkinos fueron víctimas de otro falso positivo y nadie exhibió galones en su defensa? ¿Dios castigaba así a Neville?), y que lo arranquen de esa rutina le parece más horroroso que despojarle del corazón.
En el tatuaje de Ana ,Neville ve "cosas", como que su
tiempo también pasó. Es importante para él por mor de
su hija, a la que gustaban las mariposas
Soy leyenda, siempre, ha sido un estudio sobre la conducta y/o desmoronamiento, o transformación, de un individuo corriente ante una catástrofe excepcional. Frente al fin del mundo, la certeza de ser el último, ¿cómo se actúa? Neville es un sujeto sociable y necesitado de compañía para funcionar. Es el plano humano/emotivo con el que se busca ganar al lector/espectador. (Aunque Heston parecía cómodo con esa situación.) Pero si Soy leyenda la protagonizara un acérrimo misántropo, ¿qué veríamos?
Tres imágenes de un hombre acompañado de su
mejor amigo, el rifle. (Y el perro, por supuesto)
El Soy leyenda 2007 funciona óptimamente y la escena en que Smith debe matar a Samantha logra tocar la fibra. Pero la parrafada final pseudomesiánica lo afea. Es tan burda como insolente la emulación de JESÚS que hace Heston en Omega man.
Vuestro Scriptor.