lunes, 4 de marzo de 2013

DREDD — JUST ANOTHER DAY


Afiche: un hombre intenta impedir la absoluta anarquía
Para empezar, señalar que el título del filme de PETE TRAVIS es ambiguo; no hace (opino) tanta referencia al personaje, JUDGE JOE Dredd, como al ambiente en que se desarrolla la trama: temible (“dread”).

Ha jugado con las palabras para mostrarnos el enésimo día de servicio en Mega City 1 de Dredd, expediente que abarca extenso delta de posibilidades. Nos recuerda que, en esencia, Dredd es un policía, y ha explotado la baza de la investigación hard boiled, muy habitual en los cómics del personaje creado por JOHN WARNER y CARLOS EZQUERRA. Y lo ha hecho confirmando algo evidente en esas historietas: Judge Dredd no es distópico: es la Distopía per se.

Este DREDD pregunta antes de disparar; STALLONE, no
Mega City 1 “arrancaba” sus “andanzas” como una prometedora joya de las futuristas urbes de ciencia ficción. Gigantesca, era una Theleme mecanizada donde los ciudadanos sólo tenían que entregarse al ocio y placeres varios sin preocupaciones. Poseía elementos perturbadores que requerían un cuerpo policial fuerte para garantizar la paz-y-prosperidad que, teóricamente, proporcionaba Mega City 1.

MA (LENA HEADEY), enemiga amiga de la hiperviolencia,
baza a la que PETE TRAVIS apela para magnificar el filme
Pero rápidamente degenera; como condición ineludible e inexcusable del Hombre, corrompe todo lo hermoso y productivo. Los casos de Dredd, aun conservando su sesgo futurista y tecnológico avanzado, empiezan a hacerse más oscuros. La utopía centelleante de megabloques y megaautopistas se entenebrece, convirtiéndose en distopía. Mega City 1 acoge a ochocientos millones de ciudadanos, con un noventa por ciento de paro. Las comodidades escasean; la pobreza aumenta. La desesperación de iniciar otra semana sin empleo causa violentos disturbios los domingos noche.

El colmo de la terrible situación de Mega City 1 es Resyk (citado en esta película, y totalmente eludido en la deficiente de DANNY CANNON —¿o SYLVESTER STALLONE?—): los cadáveres de los ciudadanos son convertidos en alimento para los vivos. ¿Puede haber mayor ejemplo de qué antiutopía es Judge Dredd, miembro (pasivo) de una civilización caníbal?

El dominio de Ma; posee 75000 potenciales asesinos
Por ahí han trincado los autores de esta cinta la nueva entrega del hosco Juez de Mega City 1, por su aspecto más cavernoso, salpicándola de referencias a la saga tales como DROKK, CHOPPER, KENNY WHO u OWEN KRYSLER. Es inevitable la comparación con el Judge Dredd de 1995, un espectáculo que ‘apeló’ a la vertiente más aventurera/heroica del personaje, desdeñando su faceta humana, que KARL URBAN, conocedor de Dredd, ha logrado trasuntar con notable éxito y eficacia para esta ocasión.

La cadete CASSANDRA ANDERSON en poder de varios de
ellos, y de la más sanguinaria ralea
Su Dredd importa semblanzas de BRIAN BOLLAND, MIKE MCMAHON y STEVE DILLON; ha puesto ese rostro dibujado por ellos. Incorpora la mímica habitual de las viñetas. Stallone entendió a Dredd como un icono literal de una Ley sin alma; estimó que estar constantemente rígido, en presunta pose marcial (aunque más parecía con un pedestal metido en el culo, cuya presión en los órganos nublaba su juicio), disparando la chorrada de “Yo soy la Ley” de forma automática/no justificada, era ser Dredd. (Para más inri, le cargaron con un imbécil de sidekick.) Ignoro qué cómics leyó Stallone, si hurgó en su trayectoria, se entrevistó con Wagner o PAT MILLS. No entendió nada.

Estos JUECES corruptos evocan a los Jueces TENEBROSOS
Urban encarna a un hombre fosco y tenaz que se ha tomado como objetivo vital salvar Mega City 1 de sí misma. Sabe que es imposible. La entropía no sólo cunde: aumenta a diario. Lo fácil es, por tanto, abandonar, como los cuatro Jueces corruptos que intentan matarle a él y a la prometedora cadete mutante CASSANDRA ANDERSON (OLIVIA THILBY). No. Dredd no se rinde. Antes muerto, dice su tatuaje. (Y Judge LEX —LANGLEY KIRWOOD— [interesante detalle: ‘lex’: ley] casi lo consigue.)

Acabará pereciendo (sabe) sin verse victorioso, pero la cuestión no es tanto ganar como aguantar. Dredd tiene amor propio. Y resistirá aunque el piélago de dificultades sea más abrumador que el planteado en el escenario del filme.

Eso no le invalida como persona; al contrario: lo realza. Demuestra coraje, constancia, fidelidad a un credo, a sí mismo. Lo fácil es buscarse excusas con fatuo tufo filosófico y dejarlo. Eso no hace a una persona, ni la dignifica: crea a un grosero saco de lloriqueos y pereza estéril, parasitaria.

Ma convertirá cuestión explosiva la supervivencia de Dredd
Para compensar las carencias presupuestarias, que empiezan obligando a situar un solo escenario, Travis ha elegido a una implacable e ida enemiga, MA (LENA HEADEY), en oposición al presunto villano del filme de Stallone: PA ANGEL (SCOTT WILSON). Pa, cabecilla de la inefable Familia Angel, era otro estereotipo huero al que dieron falso empaque presentándolo como un fanático religioso, algo que, no obstante, tampoco oscureciese la rutilancia de Stallone, cosa que así pasó.

Ma gobierna Peache Trees, y a sus setenta y cinco mil ocupantes, con visceral violencia despótica. Ex prostituta, fabrica el alucinógeno Slo Mo (¿slow-motion?), que ayuda a sobrellevar la difícil cotidianeidad de Mega City 1, aprovechándose del limitado poder/alcance de los Jueces.

Dredd no lo pondrá fácil; cuestión de amor propio
Es de remarcar (de nuevo) la actuación de Urban contrastándola con la de Stallone; su holgura y fluidez resalta cuando Dredd y Anderson llegan al bloque. Primero, da una advertencia (no lo encierra directamente, cosa que Stallone haría, por sus pelotas, no en obediencia al Código Penal) al homeless (DESMOND LAI LAN) luego guillotinado por la pesada puerta; después, como un policía vet (a lo VIC MCKAY de THE SHIELD), examina los cadáveres tendidos en el patio. Stallone, tan rígido, jamás hubiera actuado con esa soltura, arropada por Anderson en su training day.

Una sentencia que arriesga la existencia del megabloque
Cuando Anderson identifica al autor de los crímenes, afirmando merced a sus poderes mentales que está segura al noventa y nueve por ciento, Dredd afirma que no basta para ejecutar al sospechoso. Stallone lo habría hecho, pues sólo vio al ejecutor maquinal, no al hombre que sabe que la justicia impera sobre la Ley, como Urban.

Esta Mega City 1, aunque no del todo fiel a la de los tebeos, juega a favor, empero, del ambiente que Travis recrea: es temible, depauperada, frustrada, más que fracasada. Es lamentable saber que Dredd, pese a sus grandes aciertos, no haya funcionado en taquilla. Comprensible: Dredd es muy ácido para la mayoría de los paladares. Y lo que plantea, nos es tan corriente…

Otro día amanece; la batalla contra el crimen se reanuda
Entre sus virtudes consta el que este Dredd daría una paliza al BATMAN RISES sin problemas, lo cual es gratificante. Y tengo el deleite de haber visto el insano ambiente de Recalibrados adaptado al cine, gracias a un personaje tan sólido como Judge Dredd. Gran película, gran adaptación, jugada completa.

Vuestro Scriptor.

Documentación adjunta: