La figura del afiche foráneo expresa el desafío del Hombre contra los dioses que les crearon sólo para divertirse con ellos. Tal la cosa, ejecutar a MEDUSA fue un acto de piedad |
No he encontrado opiniones favorables
para este filme de LOUIS
LETERRIER; sobre todo, lamentan que LIAM NEESON sea ZEUS; esto pareció
desencantar a todos. Qué cosa la crítica: no vemos a determinado actor en un papel específico, y todo el
conjunto debe ser deplorado. No perdonan nada. Con renuencia, acaso se
despuntará algo (por alguna razón incongruente, ¡la BSO!), pero el sentido general
es negativo. Y todo porque, repito, tal intérprete no encaja como ese
personaje.
Cierto que Neeson parece “recuperar” su
GALVAN en EXCALIBUR, con más Sidol, eso sí, en su rutilante armadura.
En el filme de JOHN BOORMAN, MORGANA LE FAY (HELEN MIRREN), lo engatusa para
intentar enfrentar a LANCELOT (NICHOLAS CLAY) con ARTURO (NIGEL TERRY),
confiando hundir Camelot, y vengar la violación de su madre, etc.
"Niña, a ver si me dais bien el Sidol que se vea, por mi refulgente armadura, que soy ZEUS... aparte de LIAM NEESON" |
Aquí, Neeson-Zeus es embaucado (con
apenas sutileza, y con deseos de serlo no del todo/completamente disimulados)
por HADES (RALPH FIENNES), quien promete causar tal devastación que resucitará
el perdido prestigio/presencia del Alto Panteón Olímpico entre los mortales,
hastiados de las divinas veleidosidades y su trato injusto, conductas que, en
verdad, ofenden el sentido de la más elemental justicia.
La mitología consigna que hay una
inflexible cadena de destituciones en el enigmático orden del Universo, y que
sus últimos eslabones se obstinan más en no ser derrocados. Los Titanes crearon
sui géneris el Cosmos (que era más
bien un Caos inconsecuente y mutante al estilo que MICHAEL MOORCOCK describe en
sus narraciones fantásticas) y luego los Gigantes, sus descendientes, los
desbancaron para dirigir el cotarro según creían debía ser regido.
Mas los Gigantes paren dioses que no
tardan en obedecer el sino genético y arrasan con sus progenitores. CRONOS,
padre del panteón olímpico, intentó impedirlo, consciente de que su sentencia,
leída, esperaba ejecución a manos de Zeus, mas fracasó.
HADES (RALPH FIENNES) manipula los rencores ajenos en beneficio propio. (Pero ¿cómo tomar en serio a ese tipo, andrajoso y greñudo?) |
En Furia
de Titanes, los dioses contemplan que una de sus invenciones (de Zeus, en
concreto) amenaza con liquidarlos. El Hombre, el “esclavo del miedo”
moorcockiano, no tiene las potentes armas, o poderes, del panteón para
destruirlo, pero ha descubierto que, adjurando de él, negándolo en lo más
profundo de su corazón, logrará abatirlo. Es la Era de la Razón. De las
Máquinas.
Se ha establecido una extraña simbiosis
entre creador y creado. El primero se sustenta de las preces del segundo, que existe
merced al “amor” implícito en el acto de su génesis. Pero no es un verdadero
gesto de amor, o generosidad, el dimanado del Creador, pues exige un tributo
(adoración, sometimiento pleno, fe) a su vástago. De no obtenerlo, se esfuma.
Perece. Y, como ser vivo, reniega de tal destino, forcejeando contra él tanto
como puede.
La búsqueda de PERSEO (SAM WORTHINGTON) precisará de estos veteranos, convencidos de lo suicida de la misión |
(¿Realmente Dios, ente todopoderoso e
indescriptible, anda necesitado de nuestro reconocimiento, loa, o elogio, para
apuntalar Su estima, ego de volumen inmarcesible, que puede ocupar todo el
Cosmos acaso? Es un dilema con interés y que podría solicitarnos elucubraciones
filosóficas-teológicas.)
Furia
de Titanes comparte otro
punto más con Excalibur: el origen de
PERSEO (un SAM WORTHINGTON mucho más competente que HARRY HAMLIN. El filme en
que se basa este remake —logrado,
afortunado, agradable—, parecía por entero concebido para lucimiento de
Hamlin). Hay un elemento vindicativo por medio que no aparece en la leyenda (el
cómo-por qué Zeus poseyó a la madre de Perseo, adoptando la semblanza de ACRISIO
—JASON FLEMYNG—, como UTHER PENDRAGÓN —GABRIEL BYRNE— sedujo a IGRAYNE —KATRINE
BOORMAN—). Pero es artimaña para prender nuestro interés y hacer las cosas aún
más grandes y fantabulosas.
Estos tíos son un puntazo de la película, una expresión de su deseo de magnificar la ya fabulosa leyenda en que se basa |
Perseo es una suerte de Arturo que no
persigue las elevadas metas del legendario monarca de Camelot. Es un hombre
tranquilo que rehúye los artificios siniestros de hombres y dioses. Pero el hombre propone y Dios dispone, e
irremediablemente se ve complicado en un conflicto que detesta. A partir de
ahí, todo es generoso espectáculo e impresionantes escenarios.
Acaso de esta cinta veo desacertada la
elección del villano, Hades. Aparece como un harapiento tullido de voz raspante
que busca venganza por el lugar que Zeus le destinó en la creación: señor del
inframundo y sus surtidos tormentos. La mitología griega anota que el Hades
tenía salas para castigar a los malvados, pero distaba de ser el tétrico paraje
que tanto DANTE como la religión cristiana han descrito.
ÍO (GEMMA ARTERTON) es la figura femenina destacada del remake, sustituyendo a la de ANDRÓMEDA, motor de la misión emprendida por Perseo, pero apenas tan influyente como esta inmortal a la fuerza |
Hades parecía satisfecho con su posición
(dominaba las riquezas subterráneas y residía en los Campos Elíseos, con los
justos, los buenos y los héroes) y no lo veo, por tanto, conspirando contra el
primogénito, lotófago de oraciones y rogativas que exaltasen su figura todavía
más MÁS. Cronos, sin embargo, encajaría en esa trama, pues perseguiría
recuperar sus dominios arrebatados por sus ingratos hijos, ayudado por otros
Gigantes.
Este Hades desea ser quien se nutra de
mezquindades y ruindades, de preces pidiendo ruina y desgracias. Perseo, que
resiste su condición semidivina, tendrá que oponérsele, y liquidar sus
protervas intenciones, obedeciendo el sigul de todo héroe que se precie. Quizás
así su parte humana agradezca a Zeus el haber sido, la Humanidad, concebida.
Triunfante entre las ruinas de un mundo pasado arrasado por una bestia primordial, asesina de Gigantes: KRAKEN |
Zeus verifica en lo fosco de su hijo (uno
más habido fuera de su matrimonio incestuoso con HERA) el pedernal con que el
Hombre está lapidando su fidelidad, aun abyecta, a los dioses. Empero el filme
surte de ejemplos que justifican la postura del Hombre. ÍO (GEMMA ARTERTON) es
uno de ellos. Otro, el triste avatar que padeció MEDUSA, relatado por Ío. Lo de
ANDRÓMEDA (ALEXA DAVALOS) sólo abastece el argumento.
Furia
de Titanes no trata, sin
embargo, de resolver si nos crearon los dioses por amor o por interés, mas señala
que, por su conducta injusta y veleidosa, debemos rechazarlos. No pueden
pedirnos justicia si ellos, sumun de lo moral, no la ejemplifican. El filme es
un vehículo excelente para un muy bien aprovechado esparcimiento enriquecido
por estupendos FX computarizados, beneficiado por competentes actuaciones.
Punto. Quererle buscar más (¿qué?), y tirotearlo porque no tiene “eso” que se
desea ver (y que responde a gustos particulares), es un defecto de crítica tan
arbitrario como el que denuncia la película sobre la conducta divina.
En imagen promocional, los diversos monstruos del filme; a modo, recrea la disputa fratricida de CAÍN y ABEL |
Personalmente, agradezco disfrutar del
espectáculo. Es simple, eficaz y tratado con profesionalidad. Bastantes
complicaciones ya tiene el día-a-día para que nos las surtan, además, durante
nuestro ocio.
Vuestro Scriptor.
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