El afiche recoge a lo más granado del elenco de esta producción PIXAR |
Más que un documento gráfico que
homenajea a concretos y reconocibles iconos de la historieta mainstream de superhéroes, hábilmente
modificados para evitar enojosas demandas de plagio, o cosa parecida (el mundo
está sembrado de tiquismiquis incapaces de advertir qué gratuita y masiva
publicidad se hace así de su creación), o aventura vibrante y bien urdida con
tintes bondianos, BRAD BIRD, su
realizador, efectúa una elegante denuncia contra el pantano de mediocridad
donde una estudiada “pedagogía” está sumergiéndonos.
BOB PARR (alias MR. INCREÍBLE) lo enuncia
cuando, exasperado, informa a su esposa, ELLEN (ELASTICGIRL —interesante
elección de superpoder: la flexibiliza al cambio—), que se celebra todo lo trivial
del mundo. Nadie con habilidades conspicuas, o talento superior al habitual,
puede demostrarlo; debe ocultarlo, confundirlo, con el mismo pelaje de
incapacidad que exhiben todos, a fin de no herir la sensibilidad de la mayoría
que, en bastantes casos, no es mejor por mera desidia.
MR. INCREÍBLE, entonces respetado, alecciona con aspereza a BUDDY PINE, incubando así un peligroso rival |
Una de las más grandes y frustrantes
contradicciones con las que topa el opositor a un empleo es cuando su CV o
experiencia se rechaza por estar “demasiado cualificado” para el trabajo. Pero
¿en qué quedamos? ¿No quieren eso? Al mejor. Al más preparado. Constantemente
nos solicitan una formación superior-excelente porque sólo los excepcionales lo
consiguen. ¿Ahora debo mutilar todo mi esfuerzo en nombre de… de… una
mediocridad carente de impulso y/o ambición, que desmiente lo que los
pertinaces anuncios de las academias formativas pregonan? ¿Qué contrasentido es
este; de dónde sale? ¿Quién lo impulsa?
Años después, es BOB PARR (Mr. Increíble) quien recibe broncas... de lo más insignificante y ruin de la Sociedad |
El mayor esfuerzo, finalmente, del
supervillano del filme, SYNDROME (ese VEGETA pecoso), es sumir al mundo en tal
uniformidad que a nadie permita destacar. “Cuando
todos sean super, nadie lo será”, afirma al Mr. Increíble preso en su isla
con el pintoresco barroquismo de la guarida de un adversario de JAMES BOND.
Y esa es la principal bestia contra la
cual combate la plétora de superhéroes que aparecen en la cinta: la uniformidad
de criterios, conceptos, ideas, aun poderes. Como en BATMAN, THE DARK KNIGHT RETURN, o WATCHMEN, la inmensa presión social (de los uniformes, de los
negados) obliga a los enmascarados a retirarse, fundirse con un magma anodino
compuesto por seres anónimos que no despuntan sobre sus vecinos en nada;
respetan cierto “código” de conducta, efectuando iguales actividades que
mantienen terso el cuero de la Sociedad.
Y surge la oportunidad de desahogarse, de volverse a sentir necesitado, útil. Mr. Increíble se esfuerza a fondo |
Pero no puede contenerse tamaño
potencial, al menos en el caso de Mr. Increíble, que aún debe acudir al rescate
siempre que ve algo que barrena su noble y generoso sentido del Bien. Consiguió
arrastrar a FROZONO, su mejor amigo, a este juego no exento de peligro, pero en
Frozono el virus del “sé como todos” tiene mayor calado y va aceptando su nueva
vida gris con mejor resignación.
Ellen sí la ha asumido del
todo/completamente. Su genética se ha aliado con esta orden tácita de
“anonimato vulgar o muerte” y acepta con gran entusiasmo su existencia de ama
de casa laboriosa y responsable. En ella, la infiltración de su “nueva
condición” es más profunda.
En un mundo donde se condena ser “ama de
casa” (algo muy respetable y en absoluto denigrante; todo lo contrario) por las
feministas-hembristas como una tara/atavismo menospreciativa, que subyuga a la
mujer, ella lo abraza con agrado. La ha dado las riendas que permiten contener
al grandullón de Bob y sus afanes de superaventurero. Ser honrado padre de
familia tiene virtudes que terminará viendo.
El antiguo Buddy Pine es ahora Syndrome. "Voy a freírte los sesos, SON GOKUH, digo, Mr. Increíble" |
Mas lo ama lo suficiente como para ignorar
que esto está también ahuecándolo. La identidad civil de Bob, embutido en
empleos sin estímulo que lo obligan a soportar (a él, a Mr. Increíble) a
mezquinos jefecillos de estatura moral aún inferior a la física, no está
“normalizándolo”; peor: empieza a borrarlo, a difuminarlo. Va perdiendo color y
entidad. No ha nacido para ser otro gestor de reclamaciones (Bob sin duda opina
que existen cien mil mejor preparados que él para el honroso empleo),
encajonado en un cubículo gris claustrofóbico. Existe para combatir colosales
Amenazas Maestras como la que Syndrome termina representando.
Un flipe superar la velocidad del sonido... corriendo, como descubre el muy capacitado DASH PARR, decidido a socorrer a sus padres |
La desesperación de Ellen aumenta cuando
ve a DASHIELL, su segundo hijo, seguir los pasos de su padre sin recato. (Otra
consecuencia genética: ellos, cazan; ellas, cosechan.) El chaval está en “esas
edad” además, y tiene un ímpetu de naturaleza incontenible incapaz de entender
por qué no puede manifestarse.
Quien sí aprendió perfectamente la
lección es la primogénita de los Parr, VIOLET: es transparente. La han
inculcado tan bien la materia 101 NO
DESTAQUES que se vuelve invisible. Anodina de apariencia, apenas cuenta
para nadie; confina las riñas juveniles al ámbito doméstico donde, a su vez,
las expresa como auras de fuerza que indican otro deseo de estar embotellada,
enclaustrada. Contenta a mamá. Contenta a la Sociedad.
La familia que combate el crimen unida..., etc. Interesante el superpoder de VIOLET PARR, más que un guiño a SUSAN STORM RICHARDS |
El peque de la casa, JACK JACK, aún tiene
que demostrar sus talentos, manifestados en el oportuno momento de ser
secuestrado por Syndrome. En la mejor tradición del cómic, éste le quiere para educarlo
como su adlátere y así, desde algún opaco y remoto refugio, conquistar el
mundo. ¿Podrían impedírselo? Las naciones caerían, desnudas de defensores,
campeones o vengadores con fantásticos poderes X que se les opusieran.
Un ambicioso y vengativo intelecto como el
de Syndrome, aquél joven fan de Mr. Increíble que quería combatir el crimen a
su lado merced a sus gadgets, quizás
fuese invencible. Arrasaría.
Y, como Mr. Increíble acaba descubriendo, quizás la mayor aventura de su vida sea la de formar parte de esta familia. Eso contiene un inmenso valor con frecuencia desdeñado |
Fresca, inteligente y divertida fusión de
distintos géneros que el espectador fácilmente reconocerá, Los Increíbles es también un lúcido cumplido a los cómics de los
cuales sus responsables supieron cribar lo mejor. Me sorprendió que estos Increíbles no temieran matar, llegado el
caso. Cierto que, directamente, no aniquilan a nadie; están aquí para proteger
vidas. Pero no caen en el estúpido de hacer un malabarismo absurdo que salvara
también al villano, como en tantas historietas. Si andas mal, acabarás peor. Los Increíbles también tiene este
agradable punto de madurez que la separa de las ñoñerías que terminarían
perjudicándola.
No siempre todo lo igual, lo mayoritario,
es bueno. Necesitamos héroes, nobles modelos de conducta que estimulen nuestro
progreso. Debemos disentir con esta “moderna pedagogía” que ensalza lo mediocre
y lo anodino y no avergonzarnos de nuestros talentos, especialmente cuando
éstos sirven para hacernos mejores.
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
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