sábado, 23 de noviembre de 2013

THE DARK CRYSTAL — PLÚMBEO OCIO

Afiche foráneo alternativo. Imagino que
FRANK OZ aportaría algo al conjunto
Vaya película aburrida. Grandilocuencia poética y conceptos confusos de abstrusa orientación teológica que pretenden engrosar una idea matriz de patas cortísimas. Y ahí está, ¡aclamada! por la grey que denuesta con furibundo entusiasmo cualquier otro filme cargado de energía y argumento. ¿Motivo? Es de marionetas audaces.

Sólo sostiene a CRISTAL OSCURO la vistosa imaginería visual de los monigotes de JIM HENSON, desarrollada según el trabajo gráfico de BRIAN FROUD. El resto, la historia en sí, es deleznable, antipática. Manida. Tira a un manojo de tópicos de la fantasía y la sword-and-sorcery que no acaban de encastrar del todo/completamente en la trama.

Debo insistir en que todo el notable reconocimiento que recibe la cinta reside en los muñecotes. Algunos, muy siniestros, como para aceptar el engañoso reclamo de ser Cristal Oscuro un EL SEÑOR DE LOS ANILLOS para infantes de corta edad merced a las marionetas. Los guiñoles malvados acumulan unas dosis de sádico barroquismo que pudieran hacer saltar las puritanas alarmas de defensa del decoro prepúber. Bueno, es también según les dé y quién lo haga que actúe su maquinaria censora.

Los malos en torno al tablero de su juego de rol cabalístico
Pero estábamos con una deficiente película que, con los años, ha ido acumulando un prestigio que, difícilmente, y siendo objetivos, posee. Es un constante giro cíclico el que se hace al evaluar Cristal Oscuro. Son las marionetas. El acabado de algunos escenarios y su propuesta. Nadie hace ver este o aquél otro aspecto del argumento. Una vez y otra: ¡son los SESAMO STREET de Henson (cuya calidad es innegable, cuidado)! Ya está. No se debe seguir barrenando. Sólo: venerar el filme.

Nuestro héroe de trapo y su novia, únicos supervivientes de
su especie. Muestra ella más iniciativa que el héroe elegido.
Se ve que ese día, en cuanto a guión, estábamos por romper
moldes
Nuestro héroe de trapo (auxiliado en algunos planos por un actor real) emprende un viaje por un mundo gobernado por el ahora desportillado cristal. Una suficiente explicación, depositada en un flashback, muestra las causas, la caída de un “gran algo” del pasado, víctima del orgullo desmedido. Al romperse el cristal, generó dos razas, una de aparentes sabios benevolentes, y otra de tiranos deformes que subsisten de depredar las demás especies del fantabuloso escenario.

Hasta ahora, el género ha brindado musculosos seminudistas que acometían la brava tarea de, a mandobles asesinos, restaurar el orden y ganarse ciertos privilegios y prebendas, algún trono. Lo vemos lógico. Coherente.

Este es de los buenos; lo ha jorobado todo cuanto ha
aprendido. Pero aquí está afligido: se le ha roto el rosario
hippie y no logra reunir las cuentas...
El muñecote heroico cuanto tiene es una flauta cuya apaciguadora melodía le ayuda en determinados trances. No es una criatura violenta; lo educaron redomados pacifistas que eran, pese al tamaño de su sapiencia, incapaces de usarlo para solventar el daño. Se sometieron a un fenómeno astronómico milenario para iniciar la tarea unificadora. ¿Purgaban con tan larga espera su pecado original? Podríamos intuirlo.

Pero es una torpeza del guión (otra más) que trata de entumecernos con demagogias de aire trascendental y filosófico que justifiquen su resonante oquedad.

Nuestro esbelto héroe de felpa es arrojado a un mundo de lobos y perros comecojones con una misión suprema. ¿Qué va a hacer, el pobre, si sus costuras se resienten y le han instruido en lo de poner la otra mejilla? Ahí está, pataleando los barrocos escenarios de fecunda y frondosa imaginación, confiándose a todos los Santos Sastres para no ser devorado por alguna calamidad de esparto.

La televisiva BRUJA AVERÍA hace una
aparición estelar; el esfuerzo la petrificó
en la talla que aquí aparece
Qué hermoso detalle toparse con una hembra (también de relleno de miraguano) de su especie y fliparlo con su existencia. El detalle chusco reside en que los sapientísimos hippies jorobados que le formaron (se dice que con profundidad en abundantes materias, empezando por nociones de su raza) no le advirtieron de las singularidades de las féminas de su pueblo. Así se queda, con los drapeados a cuadros, cuando ella despliega sus alas…
Sinceramente, con enseñanzas tan exhaustivas como las que brindan esos tíos, no se precisa lavativa.

La argucia que respalda a Henson, autor del libreto, para dar médula a Cristal Oscuro, es que la maldad y la bondad son elementos irreconciliables pero indivisibles del sujeto, sea o no humano. Al astillarse el cristal, sigul del Equilibrio (el tan buscado-defendido por el CAMPEÓN ETERNO, en cualquiera de sus encarnaciones), las fuerzas antagónicas y simbióticas se dividen y desarrollan un díscolo y abúlico estilo de cultura.

Los malos dirimen conflictos con estas espadas.
En cuanto a concepto visual, el filme rebosa
imaginación y barrocos detalles que no
compensan las carencias del libreto
Por fuerza, los malos de alambre, harapos y ojos-de-canicas iban a centrarse en despachar y martirizar débiles enanitos, conspirando para aniquilar a sus rivales, porque: A) lo llevan en la sangre; B) es su sino. Esto estaba cantado. Tanto, como que el Mal liberado a sus plenas anchas, además de ser entrópico, no conoce límites, y barrena cada vez más en su vileza, hasta autodestruirse en un festín de discordia.

El lado bondadoso de los seres grandiosos escindidos al quebrarse el cristal expone que el Bien, por sí, es bastante inefectivo. Se deja arrollar, cae en mansedumbre aun perjudicial para su vida. De hecho, la división que culturiza a nuestro héroe textil tampoco progresa. Están como complacidos (hasta la improductiva soberbia) de su naturaleza contemplativa, y no necesitan más. Qué colocones de autoestima se chutan.

Nuestro héroe de felpa y miraguano conquista a su novia
rellena de guata con una tonadilla, aprovechando el paseo
en barca por el río. Qué tendrán esos paseos...
No les conduele, pese a su aparente/recto sentido de la justicia, qué tropelías comete su lado perverso. Se limitan a aguardar la señalada fecha. Acuden a reintegrarse y ser una sola entidad confiando en que su pupilo de guata haga un trabajo que debieron ejecutar ellos. Pero, son taaaan mansos, el peso de su sabiduría los ha gibado de forma tan absoluta, que… Chaval, muévete tú, que sudamos la túnica.

Y, una vez reunidos, restaurado el poder del cristal, que se torna diamantino y radiante, no les avergüenza el mal causado. Sus víctimas no reciben la más mínima-nimia reparación, de elemental justicia. Escapan, a planos superiores, asumiendo de manera imperfecta algunas culpas, que no piensan empero compensar.

Esta vez, los malos, en blanco y negro, vigilando que no
se les queme el cocido, so pretexto de adivinar el futuro
¿Henson intentaba predicar que el Bien debe contener cierta dosis de impureza para emprender su propia defensa, caso de ataque (nada de entregarse a los leones, como los primeros cristianos: ¡pelead por vuestra vida!), y comprender qué daño podría originar de entregarse al Mal? ¿Que debemos tener cierta picardía, para no ser víctimas de los muchos desalmados sueltos por el ancho mundo?

Tal parece. Mas ¿tuvo que transmitir el mensaje con tan tedioso vehículo? ¿No encontró un medio más convencional, pero eficaz, para hacerlo?

Vuestro Scriptor.