viernes, 23 de mayo de 2014

LA ROCA TARPEYA-1, EL OGRO DE HIERRO — EN VENTA EL 28/05/14

Portada de la primera entrega. Obra mía
Ha sido, debo admitir, complicado encontrar un título para esta epopeya spaguetti-sorcery con elementos steam-punk (para tratar de barrer el mayor delta posible de lectores). El título es fundamental. Ayuda a eternizar un relato. Ha sido, siempre, el talón de AQUILES de esta saga. Algún título debía tener, para significarse del resto. Pero ninguno previo encajaba con la perfección del actual.

Esto debo agradecerlo a mi consejera, que se fijó en el tema y dónde todo se originaba y realizó esta valiosa sugerencia: Llámalo La Roca Tarpeya. Fue una de esas revelaciones que te atraviesan y galvanizan al instante. ¡Ante mí, y no lo veía!

[Mi consejera jugó con la ventaja de conocer mi afición por LA TORRE OSCURA de STEPHEN KING (¡aclamad al autor!), y el prurito que le queda, a todo autor que la lee, de idear trama que focalice el esfuerzo del elenco protagonista en el viaje (el viaje: importante) y conquista de un hito tan conspicuo como cargado de hechicería.]

Y la acción sucederá aquí. Un día, nuestra Tierra entera se
vio reemplazada por esta nueva configuración continental.
(Aparecen los hitos principales de este primer ciclo)
 
No quiero decir, con esto, que me haya embarcado en la ampulosa emulación de la notable serie de King. Sólo que una suerte de Torre Oscura domina la vida de los integrantes de la narración, y que, para eludir un oscuro designio (he aquí, otra vez, la influencia de FARMER), deben confrontarse a su dueño.

Como ocurriera con LAS GRAVES PLANICIES, planteé primero este relato como una sátira. El lector irá descubriendo cuántas (sangrantes) mordacidades espolvorean los párrafos, encajados en mi estilo montaraz (¡en algo debo significarme del resto, para dejar mi impronta!), que confío sea del agrado de todos.

Influencias muy positivas fecundan la
trama; las de MICHAEL MOORCOCK,
por ejemplo
Y la historia me ganó. No merecía ser una sarta de bufonadas, más o menos divertidas, a costa de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, KULL EL CONQUISTADOR o cualquier otro relato parecido, ampliamente popular. El rol de participantes (repleto de ‘caras conocidas’ para mis lectores —¿para qué idear nuevos nombres para sujetos que harían lo mismo?—, como FORSON) tomó pronto su destino y creció. Se independizó. Llevó la trama por senderos y derroteros en absoluto previstos de antemano.

Sus propias naturalezas aportaban nuevos detalles que los hacían más profundos al planteamiento original. Y esto enriquecía también la historia.

La Roca Tarpeya ‘ha visitado’ numerosas editoriales durante el tiempo transcurrido desde su escritura al presente. Conocido los educados rechazos de esas firmas. Poco de extrañar, pues en la actual coyuntura, aun autores más reputados están teniendo grandes dificultades para publicar también.

O la de STEPHEN KING y su larga narración del PISTOLERO
que a la TORRE OSCURA iba...
Así que, teniendo un pequeño (modestísimo) sello editorial, MARSOON BOOKS, y una cuenta en AMAZON, ¿por qué no destinar la obra ahí? ¡Es, pese a todo, un portal de difusión, escaparate donde exponer tu talento! Por supuesto, tengo ante mí el obstáculo de que mucho amateur con ínfulas literarias ya obstruye el paso, agotando la paciencia del posible comprador, que decida no arriesgarse, breado por las nulidades, a adquirir, pese a su módico precio, el relato.

Es el peligro de Amazon: la saturación indiscriminada. No existe un filtro, justo e imparcial, que acote el acceso a sus recursos a todos los negados e inútiles que abultan, amontonan, estorban, entorpecen. Conforme que tienen derecho a germinar todas las semillas. ¡Pero no restando oportunidades al prójimo!

Y, tocando tangencial el género "barbárico",
mucho más he preferido instruirme con el
SLÁINE de PAT MILLS que el siempre
baqueteado CONAN de R.E. HOWARD
Los lectores avezados que se zambullan en esta historia, y sus secuelas, van a descubrir, además de nombres familiares de mi Universo de ficción, mis “fijaciones” por mis autores favoritos, en la forma de pequeños homenajes, tributos agradecidos, que hago en pago a su contribución a mi madurez como escritor.

ROBERT E. HOWARD no ha aportado nada a La Roca Tarpeya, pero PAT MILLS y la riqueza cultural de su SLÁINE, sí. Bastante. Como siempre, y para disgusto de lectores editoriales anquilosados, he concebido otra narración dinámica y “visual”, sobre todo.

Sospecho que mi actividad como ilustrador, los años de RARA AVIS y su matraca en plan WARHAMMER son responsables de eso. No puedo desligarlo de mi prosa. Esos elementos “gráficos” deben estar presentes, pues me permiten verlo todo diáfanamente, ayudándome a centrarme, situarme.

Ya quedamos que los malos iban con corazas de esta guisa.
¡Quién iba a decirme que tres años de dibujos parecidos
iban a generar esta obra!
Mis disculpas, pues, para quien estime esto un exceso redundante. No intenté ser reiterativo, sino abundar en el detalle para entregar al lector relato fiel del momento.

Pero también he dejado bastantes lugares esbozados para que su imaginación complete, o sugiera, el resto, llevándole a lugares ni imaginados por mí.

De nuevo, el estudio psicológico de los personajes ha ocupado un lugar importante en el relato. No hay matanzas gratuitas a mansalva por-que-sí. Tienden, u obedecen, a un fin. Y surge de lo retorcido, o enconado, de sus almas.

Empleando estandartes como éstos
Y para quienes gocen con esas creaciones quiméricas, consigno un amplio detalle del fantástico PRISMA UNIVERSO (mi MULTIVERSO —pero tengo el amor propio de darle otro nombre—), más específicamente esbozado que en Las graves planicies.

Con su publicación, comienza el más importante veredicto conjunto: el de la crítica y las ventas. Pienso haber concebido, cuando menos, un relato ameno y trepidante, con suficiente contenido como para satisfacer a los lectores acostumbrados a narraciones menos ajetreadas. Confío salir bien librado de la opinión generada con este relato.

Vuestro Scriptor.