viernes, 3 de abril de 2015

SEMANA SANTA — Y SU CINE

Multitudes, calores, fervor... como aquí, ninguna
Semana Santa. He aquí el ejemplo
No dejo escapar tan señalada estación de penitencia vacacional sin referirme a su cine; hubo un tiempo en que, durante estas fechas (y especialmente, las cumbre), la programación televisiva (cuando existían dos canales) la dominaba una barrena de películas de temática religiosa que intentaban ensalzar los graves valores católicos presentes en el martirio de JESUCRISTO y cómo su ejemplo alcanzaba a numerosas personas que, a su manera, sufrían un suplicio (más o menos letal), ganándose el Cielo.

Hoy día, con la cítrica devaluación de la religión y su poder, la programación de la multitud de nuevos canales se ciñe a su comedero habitual. No sé hasta qué punto es sano, porque algunos de esos programas son descaradamente zafios y, si en días normales molestan, en estas fechas, más.

Histriónica y excesiva, de "solemne"
que pretende ser acaba siendo risible
Pero mucho personal anda de cofradías, pasando su calvario entre apretadas multitudes, ropa nueva y calzado que aprieta, pagando clavadas en los bares a los que, inevitablemente, se acude para refrescarse de los vapores del incienso, cuando no aprovecha para tumbarse en la playa o explorar las más recónditas sierras siguiendo un itinerario marcado. Así que, la programación, tanto les da.

Pero, para quienes quedan en casa… ahí están. Estos títulos inmortales:

LOS DIEZ MANDAMIENTOS es proemio idóneo. Un acartonado elenco, encabezado por CHARLTON HESTON y YUL BRYNNER, a las órdenes de un grandilocuente CECIL B. DE MILLE, recrea las penalidades del pueblo hebreo cautivo de los egipcios y cómo diversos flagelos bíblicos obraron su liberación. Deficiente dirección, interpretaciones absurdas, estereotipadas, rígidas y caricaturescas, pese a la brutal barrena de solemnidad que De Mille imprimió al metraje, ¡y no olvidemos a la narrativa voz en off! Qué contentos quedarían los actores una vez abandonaban el plató y podían quitarse los cordeles de títeres desbocados que De Mille les había endosado.

Cojonuda. Los años pasan sin mellarla
BEN-HUR es otra cosa; madura incluso. La película rey de estas fechas. Célebre y siempre recordada la dinámica carrera de cuadrigas, como también qué penalidades sufre Charlton Heston en la galera. Este filme tiene trasfondo; resalta ese ODIO brutal que MESSALA (STEPHEN BOYD) desarrolla por el joven príncipe de Hur, fruto de un romance homoX no correspondido por Ben-Hur, heteroX. Con Ben-Hur, WILLIAM WYLER traza un interesante estudio de la veleidosa naturaleza humana, el efecto adverso de las relaciones amorosas masculinas no correspondidas y cómo la ingratitud y el egoísmo extremos pueden destruir vidas. Como curiosidad, BSO aparte, el autor de la novela en que KARL TUNBERG basa su guión, fue el general LEW WALLACE. ¡Escribió Ben-Hur mientras negociaba la (falsa) amnistía de BILLY EL NIÑO!

Admirable en numerosos sentidos
LA PASIÓN de MEL GIBSON se ha colado entre las películas dignas de ver estos días. Fuerte testimonio de fe aferrado al descarnado verismo del martirio que Jesús padece rumbo al Gólgota. Impactantes imágenes de la escalofriante flagelación que causan un estremecimiento empático por la figura tan cruelmente maltratada. Gibson no se anduvo con tonterías y plasmó la brutalidad de una época salvaje en una tierra hostil. La polémica se cebó con esta admirable cinta. Destaca: la acusación de antisemitismo. ¡Bien claro deja Gibson que el Sanedrín, mediante sayones, pagó personal para clamar contra Jesús! El resto de la población estaba de resaca del Jueves Santo. No todo Jerusalén apoyó la condena de Cristo.

Para aliviar tensiones sacras, va bien
LA VIDA DE BRIAN (recuerdo) se estrenó durante estas fechas, ¡y vaya follón! Pero es una alternativa MONTHY PHYTON para, una vez pasada una jornada de respetuoso duelo (me dirijo a los creyentes), echemos unas risas valorando, de paso, el contenido de algunas apreciaciones contenidas en la cinta. Brian, confundido con el Mesías, hace “hablar” al mudo (un anacoreta que guardaba voto de silencio) y la ciega/febril masa lo confunde con un milagro. Y así, varios detalles más. Para bordarlo, la presencia de una descarriada nave espacial. O la guasa de PIJUS MAGNÍFICUS…

Luego está la batería soporífera, también estrafalaria y acartonada, de filmes como LA TÚNICA SAGRADA, DEMETRIUS Y LOS GLADIADORES o QUO VADIS? Ninguna supera a Ben-Hur. Permiten pasar el rato, pero te estragan las actuaciones y los fondos de cartón piedra mal disimulados.

En fin, creo que el repaso-y-comentario ha sido efectuado con eficacia. Elijan ustedes su opción, y disfrútenla.