Multitudes, calores, fervor... como aquí, ninguna Semana Santa. He aquí el ejemplo |
No dejo escapar tan señalada estación de
penitencia vacacional sin referirme a su cine; hubo un tiempo en que, durante
estas fechas (y especialmente, las cumbre), la programación televisiva (cuando
existían dos canales) la dominaba una barrena de películas de temática
religiosa que intentaban ensalzar los graves valores católicos presentes en el
martirio de JESUCRISTO y cómo su ejemplo alcanzaba a numerosas personas que, a
su manera, sufrían un suplicio (más o menos letal), ganándose el Cielo.
Hoy día, con la cítrica devaluación de la
religión y su poder, la programación de la multitud de nuevos canales se ciñe a
su comedero habitual. No sé hasta qué punto es sano, porque algunos de esos
programas son descaradamente zafios y, si en días normales molestan, en estas
fechas, más.
Histriónica y excesiva, de "solemne" que pretende ser acaba siendo risible |
Pero mucho personal anda de cofradías,
pasando su calvario entre apretadas multitudes, ropa nueva y calzado que
aprieta, pagando clavadas en los
bares a los que, inevitablemente, se acude para refrescarse de los vapores del
incienso, cuando no aprovecha para tumbarse en la playa o explorar las más
recónditas sierras siguiendo un itinerario marcado. Así que, la programación,
tanto les da.
Pero, para quienes quedan en casa… ahí
están. Estos títulos inmortales:
LOS
DIEZ MANDAMIENTOS es
proemio idóneo. Un acartonado elenco, encabezado por CHARLTON HESTON y YUL BRYNNER,
a las órdenes de un grandilocuente CECIL B. DE MILLE, recrea las penalidades
del pueblo hebreo cautivo de los egipcios y cómo diversos flagelos bíblicos
obraron su liberación. Deficiente dirección, interpretaciones absurdas,
estereotipadas, rígidas y caricaturescas, pese a la brutal barrena de solemnidad
que De Mille imprimió al metraje, ¡y no olvidemos a la narrativa voz en off! Qué contentos quedarían los actores
una vez abandonaban el plató y podían quitarse los cordeles de títeres desbocados
que De Mille les había endosado.
Cojonuda. Los años pasan sin mellarla |
BEN-HUR es otra cosa; madura incluso. La
película rey de estas fechas. Célebre y siempre recordada la dinámica carrera
de cuadrigas, como también qué penalidades sufre Charlton Heston en la galera.
Este filme tiene trasfondo; resalta ese ODIO brutal que MESSALA (STEPHEN BOYD)
desarrolla por el joven príncipe de Hur, fruto de un romance homoX no
correspondido por Ben-Hur, heteroX. Con Ben-Hur,
WILLIAM WYLER traza un interesante estudio de la veleidosa naturaleza humana, el
efecto adverso de las relaciones amorosas masculinas no correspondidas y cómo
la ingratitud y el egoísmo extremos pueden destruir vidas. Como curiosidad, BSO aparte, el autor de la novela en que KARL TUNBERG basa su guión, fue el general LEW WALLACE. ¡Escribió Ben-Hur mientras negociaba la (falsa) amnistía de BILLY EL NIÑO!
Admirable en numerosos sentidos |
LA
PASIÓN de MEL GIBSON se
ha colado entre las películas dignas de ver estos días. Fuerte testimonio de fe
aferrado al descarnado verismo del martirio que Jesús padece rumbo al Gólgota.
Impactantes imágenes de la escalofriante flagelación que causan un
estremecimiento empático por la figura tan cruelmente maltratada. Gibson no se
anduvo con tonterías y plasmó la brutalidad de una época salvaje en una tierra hostil.
La polémica se cebó con esta admirable cinta. Destaca: la acusación de antisemitismo.
¡Bien claro deja Gibson que el Sanedrín, mediante sayones, pagó personal para
clamar contra Jesús! El resto de la población estaba de resaca del Jueves
Santo. No todo Jerusalén apoyó la condena de Cristo.
Para aliviar tensiones sacras, va bien |
LA
VIDA DE BRIAN (recuerdo)
se estrenó durante estas fechas, ¡y vaya follón! Pero es una alternativa MONTHY PHYTON para, una vez pasada una
jornada de respetuoso duelo (me dirijo a los creyentes), echemos unas risas
valorando, de paso, el contenido de algunas apreciaciones contenidas en la
cinta. Brian, confundido con el Mesías, hace “hablar” al mudo (un anacoreta que
guardaba voto de silencio) y la ciega/febril masa lo confunde con un milagro. Y
así, varios detalles más. Para bordarlo, la presencia de una descarriada nave
espacial. O la guasa de PIJUS MAGNÍFICUS…
Luego está la batería soporífera, también
estrafalaria y acartonada, de filmes como LA
TÚNICA SAGRADA, DEMETRIUS Y LOS
GLADIADORES o QUO VADIS? Ninguna
supera a Ben-Hur. Permiten pasar el
rato, pero te estragan las actuaciones y los fondos de cartón piedra mal
disimulados.
En fin, creo que el repaso-y-comentario
ha sido efectuado con eficacia. Elijan ustedes su opción, y disfrútenla.