Cubierta ajustada a la sensación gris que desprende el libro. Uno que, sin ser denso, como no mantengas la lectura diaria, puede defraudar |
Estoy empeñado en acabar este libro por
el cual voy avanzando, sin dificultad, pero sin el entusiasmo como distintas fuentes
lo habían ¡recomendado! Tanto por la narración en sí como el ‘innovador’ estilo
del autor. La obra además cosechó excelsos galardones que, de entrada, motivan
emprender esta prematura indicación.
La
ciudad y la ciudad, para
empezar, expande/canibaliza una idea de MICHAEL MOORCOCK presente en el primer
ciclo de CÓRUM. Describe una urbe de la Europa del Este postcomunista que
intenta amoldarse al rock capitalista occidental. En todo momento, la novela
desprende una sensación de edificios grises, barrios grises, altos cielos grises
barridos por todos los vientos grises posibles. Crepúsculo nublado.
Esa ciudad se caracteriza por estar
entrelazada con otra, de apariencia fantabulosa, islámica, que concita grandes recelos
en la comunidad local, pese a su larga comunicación histórica. Eso veía Córum cuando
su raza gozaba del poder de traslación a otros planos: ciudades incrustadas en
urbes de su plano y a las cuales accedía sin dificultad, hasta que el Caos fue
distorsionándolo todo, robándoles tal facultad.
El autor, CHINA MIÉVILLE, del cual me han contado es para enviarle un ejemplar de SOGUETTO y que se "divierta" con lo del Socialismo Pragmático |
Como estamos en la era de las ignorancias
y las lecturas mínimas-nimias twitter, esas referencias van desvaneciéndose,
como la torre moorcockiana, permitiendo levantar altares a personajes
ladinos/astutos que, como revelo, aprovechan la circunstancia de este deseo
voluntario de des-leer para parecer inmensos.
Hay méritos en la narración, empero. Los
premios que acumula no salen de la nada. O quizás sí. Ahora explico eso. Una de
sus virtudes es el fraseo nervioso, mundano, como los partiquinos hablan. Intento
de dar naturalidad al romance. Luego, el fuerte dibujo de grupos marginales/antisistema/fascistas
germen del tribalpunk de SOGUETTO. Esas
fuerzas, según acumulan arsenal, plantean obstáculos al crimen investigado.
Porque, para darle excusa válida al desarrollo
de la idea de Moorcock, el autor nos sumerge en una laberíntica indagación que permite,
además, exponer la laberíntica burocracia que tiene una ciudad empeñada en “desver”
a la otra. Verlas supone cometer sanción que, en el caso más extremo, una
entidad sobrenatural (o tanto hasta ahora la narración desprende) castiga.
Severamente.
Pues Miéville no cuenta nada que ya no apareciera en esta trilogía, por cierto |
Sucede que la historia, sin embargo, la
protagonizan personajes grises que no inspiran afecto alguno por ellos.
Indiferencia, lo más. Son seres anodinos metidos en un fregado descomunal y anadean
por corrientes de extremistas que no encajan bien el que terminó su mundo comunista,
viene el oropel del $, ¡hay que chincharse!, o procuran reciclar conductas
totalitarias del ayer al modo americano.
En PRIMERA
SANGRE, DAVID MORRELL logra empatices con RAMBO, aun WILL TEASLE. Montones
de novelas lo hacen: crear personajes icónicos. Recordados. Pero, aquí, no sucede
esto. Eso, según lo veo, resta energía a una narración que, para colmo, elude
el canon LESTER DENT. Y sobre el estilo tan ¡alabado!... Nanany.
Todo (acción, explicaciones) se deja a
capítulos “después”, lo cual hace anodino el texto. Pero parece ser lo normal del
nuevo género de moda: el weird. El
fantástico (como preconicé hace años en aquella polémica reseña para LITERATURA
PROSPECTIVA) ha muerto. Toca el weird.
Y vaya si es weird, la cosa.
Admitiendo que debe haber variedad, pero por el (átono) tenor de la novela, ¿estas propuestas pueden desaparecer, por no ser del gusto de jueces elitistas? ¿Seguirán infravaloradas? |
Que acumule estos galardones me hace
sospechar una preferencia elitista por obras de entrada desabridas. Hace tiempo
contienden la CF “de ocio” y las de tramas elegantes, encumbradas, pero
aburridas, aunque gozan del apoyo de las eminencias, en este caso, las situadas
en jurados de los premios destacados. Buscan ahogar “lo otro” por impuro,
comercial, ligero… ¡cuando cuanto busca la Humanidad es evasión!
Terminaré
el libro porque, como escritor, me conviene. Ayudará a crecer. Sin embargo, las
expectativas que me genera leer LOS
SEÑORES DEL CIELO, o unos DOC SAVAGE
adquiridos, es mucho mayor. Simples, directos, populares, poco intrincados. ¡Guaaay!