Afiche en plan apoqueclipse madmaxiano donde constata que: ¡las escurriajas de UNDERWORLD acabaron aquí! |
Reconociendo que sólo vi parte, esta vez
me sobró eso para dejar este “postre” a ocasión más… desesperada. Cierto que el
desventurado-remendado/caracortada protagonista, EL MONSTRUO DE Frankenstein,
alias la CRIATURA, ha corrido ciertos revivals
de parecida naturaleza en el tebeo. En SWAMP
THING, por ejemplo. La patética Criatura tiene su encanto. Pocos pueden
resistirse a añadirle episodios apócrifos a su azarosa biografía. (Yo mismo “lo
resucité” en LOS IMPERIOS PERDIDOS,
sin ir más lejos.) La acrobática VAN
HELSING lo demuestra, de igual manera.
Esta vez atarean a la Criatura contra
demonios (en fin; supongo iba tocando) como un arma en apariencia virtualmente
indestructible que anduvo perdido por esos pagos de Dios avergonzado de su
apariencia y concepción. Otro motivo de su autoexilio es que posee interés
bélico para éstos del inframundo.
Este rato visionado me permitió intuir
qué alto grado de desesperación debe estar colapsando a Hollywood (a la
industria del ocio en general, que debe alimentar a un mercado insaciable, que exige
más Más MÁS que ingerir, por esperpéntico que sea el giro dado), y qué poca
salida están obteniendo guiones más frescos, ideas más potables, quedando
relegadas al olvido u ostracismo porque alguien entiende tiene más futuro esta tentativa
sobre la que estoy escribiendo.
Esta vez son gárgolas las que llevan parte de la trama. A este paso, los llamadores de las puertas protagonizarán telenovelas. (Esa pava es la reina de las gárgolas) |
Producto (con toda la fuerza que de
inferior y deleznable tenga esta voz) que aprovecha ‘residuos’ de filmes como BLADE o UNDERWORLD (que se las apañaron para remozar su contenido, haciendo
que el continente pareciese nuevo, virgen, por explorar) para ocupar pantalla
de plata.
Mas lo que nos llega de Yo, Frankenstein, es algo agotado, sin
gracia, mezclado con otras tantas referencias similares que componen esta especie
de boa multicolor que serpentea a duras penas por su metraje, buscando hacer
bueno un libreto loco donde el coprotagonismo ahora recae en ¡gárgolas!, dando
a entender que los ángeles de toda la vida de Dios ya están demasiado vistos. Y
la pobre Criatura tiene sus más/menos con esos pétreos guardianes de nuestras
almas encaramados a las cornisas de las catedrales, capaces de adquirir carne
auténtica para hacérsenos menos horripilantes.
Qué mal ha envejecido el MR. SMITH de THE MATRIX |
La pizca de originalidad que Yo, Frankenstein pudiera ofrecer
recaería en los SFX. De hecho, sospecho que fue la parafernalia espectacular de
ILM, o anejas, lo que inspiró financiar la película aun antes que la idea que
desarrolla. Veamos, se dijeron algunos avispados: esos SFX permiten estas gamas
cromáticas y retorcer así-asá los cuerpos, dar semblante agraciado a las
gárgolas, desfigurar atrozmente a los demonios, ¿no?
Buscaron a un guionista
necesitado, le surtieron de estos elementos visuales a imponer sobre el
argumento, y trincaron a la Criatura para darle cuerpo al desastre. Notar todo
esto fue lo que me hizo abandonar el visionado del desabrido producto.
No tengo palabras para definir este fotograma. En serio |
Que terminaré viendo otro día, no
obstante. Por morbo de saber cuánto acierto/yerro. La oferta deber ser de peor calidad para
hacerlo, empero. Porque, insisto: cuanto vi, hueco, se apoyaba tan sólo en los
barrocos escenarios por computadora y las demás pirotecnias digitales.
Historia, en sí: mínima-nimia. Poca.