¡Novedad! Los fragmentos que explican cómo GABRIEL T llegó a Soguetto; lo ocurrido, por ejemplo, en Montreal |
una historia de la frontera
Despareja. Polvorienta. Tres de la mañana.
Sobresalto durante el sueño: ¡rugieron las alarmas situadas en torno al
perímetro del rancho! Nos arrancaron violentamente de la cama, del intento de
reparar jornadas calurosas, esquivar las pesadillas atroces que padecía al
recordar la espeluznante muerte de la joven Crepúsculo. Sacrificio humano, destinado
a contentar a despiadados dioses de la Acracia.
El Relámpago Rojo: corta las polvaredas
según alimenta nuevas con el apresurado, frenético ritmo, que imprimen sus
anchas ruedas que asustan a las cacatúas al buga.
El pulso: a mil. Mi sangre galopa tan
aprisa por mis arterias: que creo van a reventar. Saltará a chorro. Lo pringará
todo. El habitáculo quedará como si un alien me saliese del pecho. Dejándolo
rojo, lleno de harapos de carne, andrajos de piel. Miro sin cesar atrás. Al
rectángulo negro causado por la ventanilla.
Naturalmente, otra fantabulosa producción recogida en este no menos espectacular blog |
Luces giratorias. ¡La pasma, el enemigo! Mercs
de HomeCorp IG, con sus rotundas moles de asalto. Ranger, quizás. El perfil de
un Hum-V recortado fugaz en el centelleo de los halógenos de una patrullera. Lanzada
en nuestra persecución.
Hay suerte. Aún hay suerte. Una franja
magra de ella, al menos. ¡No baten Truenos Azules el firmamento, sacudiendo
todos los vientos que transitan el alto cielo con sus poderosas palas!
Bujías: comparte mi estado de ánimo. Mírale
la cara. Pellejo tenso. Los pómulos van a asomar por debajo de la dermis rasgada.
Sus ojos: pozos insondables. Parece que una repentina capa de canas recubre su
ensortijada, revuelta cabellera.
—Están MUY ENCIMA de nosotros, Dama —supura
apremiante.
—Hago cuanto puedo, Bujías. Tío. No me
obsesiones.
Gracias, Mr. BISLEY, por proporcionar un retrato de una importante actriz de este harbdoiled tribalpunk |
Dama de Picas: Mistress del Universo al
volante. Más: de un Relámpago Rojo. Los faros intuyen tanteando la carretera
ante nosotros. Busca ávida una pista más llana. Por dónde evadirnos. Firme que
no nos lance constantemente contra el techo. Haga chirriar así los
amortiguadores. Castigados. Sin piedad.
No podemos mostrarla. Nuestras vidas: en
juego. Por muy poco nos ha ido eludirlos. Han avanzado muy deprisa mercs y
pasmas, el enemigo. Empero las alarmas han debido constituir una desagradable
sorpresa: para ellos.
Esperarían pillarnos entre las sábanas,
solos o acompañados, para meternos sus malditas armas hasta el cielo de la boca
según nos maltrataban esposándonos. Pero el alarido y el vehemente color de los
mecanismos de alerta: abortaron esa escena.
Vi sus perfiles abruptos recortados en esa
especie de niebla luminosa de los faros de sus vehículos según Dama de Picas me
empujaba/tiraba de mí por la manga de la camiseta de Public Enemy, trabado con la mochila llena con mi valioso equipo,
llevando al aterrorizado gato siamés. Sus uñas: clavadas en la carne de mi
pecho. Lo hacía sangrar.
Sin tregua perseguidos por los parajes más desolados... |
Alojados dentro del deportivo. El SuperSport atravesó la línea de coches
casi atropellando algún esbirro. Éstos dividieron su atención entre ellos y el edificio.
Seguí mirándolo, obsesivo, a través de ese
fotograma del cristal trasero. El gato: parece algo más sosegado. Pero: husmea
inquieto nuestras abrasivas emociones. Inundan el habitáculo. Espesan el aire
que respir… ¡Ahí está! ¡Estallido! ¡El que tanto esperaba ver!