Portada que ejemplifica el estilo del autor citado en la reseña. Parecía de los destinados a marcar diferencias; estilo. Hoy ¿quién le recuerda? Es una vieja gloria, como mucho |
Durante parte de comienzos de la pasada
década, junto a otros dibujantes como JOE MADUREIRA o HUMBERTO RAMOS, este
hombre parecía iba a comerse el ancho mundo gráfico. Era autor un poco heredero
de aquellos tempestuosos que plantaron cara a las Majors (MARVEL, DC COMICS) creando sellos independientes
(IMAGE, o DARK HORSE) que
pretendían sacudir la carroña, el anquilosamiento y las feas artimañas de las
potentes editoriales.
Al poco de su andadura, Image, por ejemplo, empezó a caer en
vertiginosa bancarrota. El lector advirtió que aquellos tránsfugas de las
viñetas que pretendían dignificar la profesión, dándola lustre de honra, tenían
apenas un relente de ingenio que dar. Lo suyo se limitó a copiar colecciones de
las que escaparan maldiciéndolas. Pero, como su fuego creador casi ni resplandecía,
pronto se granjearon el desencanto del (veleidoso) lector.
E Image
fue detrás; creo que ahora sobrevive con cierto donaire. Aunque dista de ser
aquél Big Bang de su big bang. Porque, para empezar, los
artífices de la escapada volvieron a trabajar para las Majors a las que tanto habían denostado por su ingratitud. En condiciones mejores,
sí, ajá. Su retorno demostró que esas Editoriales no eran líderes por nada. Un
poderoso aparato las reforzaba. No podían caer sin más.
No es esto, empero, cuanto quiero contar,
sino que McGuinness era una de esas firmas destinadas a perdurar y ahora mismo,
admito mi grosera ignorancia, no sé ni dónde está o qué, si está, publicando.
(Igual ilustra la más exitosa serie de todos los tiempos.) Por lo que me
consta: ha desaparecido. ¿Qué fue del portento estrella?
En verdad sigue en la brecha. En ambas Majors. Pero ha sido amalgamado; es otro más de los que engrosan filas; no la estrella que pronosticaban |
Hubo un tiempo en que el divismo dominó a
estos dibujantes; se negaban a permanecer más de cuatro números en una
colección por miedo a quedar encasillados (pienso en los ciento cinco números
que dibujó JACK KIRBY de LOS 4
FANTÁSTICOS, o la tira de ejemplares ilustrados de CONAN por JOHN BUSCEMA), saltando así de una a otra saga como una
abeja libaría sin parar, defraudando por tanto a sus seguidores.
Que fue, espero por el bien de esta digresión,
lo que terminó condenándoles. Porque si el estilo/dibujo de McGuinness me
gustaba, verlo sin embargo en X-MEN,
serie que detestara, me retraía. Y más cuando advierto que el menda permanecerá
cuatro números, cambiará, irá a otra colección que abomino… No, no. No quiero TBOs
de grupos que me decepcionan. Ni hablar.
Lo que quiero resaltar es que, desde fuera,
la Industria parece fiera fantabulosa que disemina maravillas sin cesar; prodiga
bien a los artesanos que pulen, fijan y dan esplendor a sus escamas. Pasa todo
lo contrario. La Industria, egoísta Nivel MAX, atrapa a los candidatos, los
¡ensalza! una temporada para luego defenestrarlos sin piedad. Repite la jugada
con infinitos aspirantes. ¿Dónde está el ¡glorificado! McGuinness ahora? Lo
reemplaza un joven con hambre y ojos llenos de relucientes burbujas de ensueños
pronto a ser frustrados. Se autoengaña pensando que le irá mejor. Pero lo
sufrirá.
Deprime con qué velocidad pasas de ser el NoVaMás al OtroMás por la misma Industria que te crea. Sin gratitud alguna |
Un celebrado autor patrio, en Facebook, hace poco, con un aire entre
el sarcasmo y la cínica condescendencia, planteó a sus legiones la cuestión
siguiente: un joven guionista (aquí todo Dios guioniza, por cierto) le
solicitaba consejo para aventurarse en el proceloso océano editorial. Su
socarronería la condensó en la pregunta: ¿le cuento la verdad? Solicitaba ahora
réplicas. Debí contestar: SÍ, AJÁ, por ética y moral. Y, además, alértale sobre
las dañinas envidias profesionales a las que se expone de triunfar. Se me
escapó la ocasión. Quizás por esto escribo esta reseña. Para enmendar el error.
Sic
transic gloria mundi est;
pero en la despiadada industria de la historieta moderna, esto es más que
supersónico. Hoy estás; mañana serás… olvidado.