domingo, 28 de enero de 2018

LA DRAMÁTICA SITUACIÓN DE LA CIENCIA FICCIÓN ESPAÑOLA — (AUNQUE EL GÓTICO Y EL TERROR LO LLEVAN AÚN PEOR)

En EE..UU, ya sería película. Aquí, me
vale de línea en el CV, pese a su calidad.
Apuestan ahora por lo visual de la prosa,
dicen los editores. Una mierda. Más
visual que lo que escribo, ¡y lo rechazan!

No deja de ser, este comentario, observación cargada de parcialidad. Honestamente, debo reconocerlo. Pero lo fundamentan indicios nada desdeñables que auguran un declive, o colapso, total de la producción nacional del género en breve tiempo.

¿Causa, quizás? Desafección del lector, quien, poniendo ofendida/mohína expresión, desprecia los libros escritos en nuestra lengua materna común al estimarlos… no sé, inferiores, algo barato porque no proceden aun de nuestras lejanas antípodas, donde, imagino, algún escritor australiano estará diciendo más o menos esto, aunque ellos tienen el soporte, al menos, de haber dado un coloso de la CultuPop como MAD MAX. ¿Aquí? ACCIÓN MUTANTE no deja de ser una pandereta costumbrista que apuntaba maneras, un MONSTRUO DE FRANKENSTEIN construido con retales de las pelis más queridas del director, hombre por otra parte muy amante del género y, al parecer, harto frustrado al ver cómo se extingue.

¿Qué hace preferible la CF foránea a la indígena? ¿Un complejo de inferioridad que viene de, no sé, la Generación del 98? ¿Influencia del nacionalcatolicismo? ¿Complejo añadido por la Izquierda, crítica con cuanto de grande hizo (bueno o malo) el país? Porque estamos de acuerdo en algo: ahí fuera cuecen truños fenomenales que digieren aquí (hablo del lector) con expresión de asco reprimido poco difícil de disimular.

Podemos estar sin embargo en un momento glorioso del género. Porque nuestros autores reciben influencias (positivas, negativas) de todos lados, y al menos, una fuerte disposición a la criba disponemos. Una ojeada a lo que triunfa puede orientar. Igual que prevenir del fracaso.

Por supuesto, destaco mi obra, que,
como puede verse, ni es poca ni mucho
menos baladí
Pero los autores nacionales del género estamos condenados a desaparecer. Las editoriales desprecian nuestros manuscritos. Prefieren publicar alguna porquería foránea esperanzados en que el nombre anglo del autor lo cuele sin dificultad en las estanterías, ergo, lo pague el lector, y a fijarse en la siguiente moda (algo tipo CSI, otra hornada de “novela histórica”), surfeando como puedan la marejada de la bancarrota.

El gran GRAN fallo procede, asimismo, del propio autor. Somos una masa de desconfiados polarizados en sectores sectarios, querencias, apoyos mercenarios, envueltos en un sentimiento final de desastre depresivo que lamina el querer combatir, dignificarse, expresar presencia en el mundo al que aludo. HISPACON a veces parece GASTROCON (aunque creo la nueva gerencia tira más a lo literario que a lo culinario). Pero la Asociación que la organiza o no cuenta (ésta o cualquier otra previa) con la fuerza, originalidad o visión que permita sacar a flote el género en nuestro país, o se resigna al fin. Brindemos una última vez y fenezca nuestra aportación al género. Amén.

Otra distinguida aportación al género. A
riesgo de ser inmodesto, o arrogante, mucho
mejor que todo el juntaletrismo con ahora
están publicando. ¿Lector deficiente?
Autor deficiente
Lo restringen a una feria itinerante (acaso su fallo) donde convergen las mismas firmas un año tras otro Tras Otro TRAS OTRO para hablar de qué MAL va todo, sin proponer soluciones, según imponen los elitismos. Condenamos la ciencia ficción aventurera, el pulp, de paso el steampunk, para ¡encumbrar! todos los relatos donde nada sucede, con un vago/bajo dibujo de los personajes, pero lo creemos ciencia ficción cojonuda porque sucede en dos mil treinta y pico, o así. Y el juntaletrismo… ¡oh, cómo ya domina todo! Cómo apuestan los editores por los juntaletras, machacando al escritor profesional.

No pienso, para finalizar, solicitar solidaridad a otros autores, apoyo, manifiesto, nada parecido. Es inútil. Temen que, si agitan estas mortecinas aguas, pierdan el apoyo de algún influyente de turno y peligre la publicación de su obra, la última quizás del género. Ni una Hispacón que luche, dignifique el moribundo género patrio. Porque hay miedo. Derrotismo. Aceptación. En tamaño clima, de nada sirve protestar.