viernes, 13 de julio de 2018

PITCH BLACK — EL ÚLTIMO FURYANO

Con este afiche nacía una nueva leyenda; el
Cosmos adquiría una dimensión particular

Y, como sea cierto lo que sospecho, el último (anti)héroe masculino de acción. Llevamos una racha de “inversión” al femilurismo con algunos de nuestros más conocidos iconos que no me extrañaría que, cualquier día, aparezca la versión femirula de RICHARD B. RIDDICK que será lo que, definitivamente, mate al personaje. No las taquillas adversas de secuelas solventes aunque víctimas del gusto veleta del público, sonado ahora con esto de tener una copia en rosa de héroes como MAD MAX, LOS CAZAFANTASMAS o THOR. Lo liquidará esta perversa moda de hacerlo ahora todo en couché morado para tener contento a un rabioso segmento de la opinión hembrista que, en todo lo masculino, ve una amenaza suprema a suprimir sin demora.

Espero que Riddick, el escapista de los sorprendentes huesos “flexibles”, resista, pues es la última figura que acopia esas virtudes, o facultades, que distinguen a los personajes así, dispensadores de catarsis y frases chulas, tan de puta madre magistral en el celuloide, pero ridículas pronunciadas en la vida real.

Pitch Black aterrizó otrora en nuestros cines destinada a pasar ignorada; empero: el boca-a-boca y los talentos del indómito Riddick lo situaron pronto en la admiración por los tíos de una pieza que arrostran los letales peligros del espacio y sus incognoscibles monstruos con entereza; tipos johnwaynescos, clinteastwoodnianos, melgibsonitas. (Otra cosa lista a desaparecer; ahora el héroe debe mostrar capacidad de maleabilidad y contradicción para que así encaje con el gusto de este “nuevo hombre” que las femirulas quieren imponer —y, poco-a-poco, van consiguiendo tener—, porque en los Gobiernos “progresistas” y “paritarios” —como el actual, “paritario” ejemplar— abundan los tontainas dispuestos a premiar todas las estupideces esnobs que jaleen las minorías.)

No fiemos en las apariencias; conforme las cosas empeoran,
los caracteres se ennoblecen o avinagran; sale lo peor, o lo
mejor, de cada cual
A priori, se antoja Pitch Black enésima mala copia de ALIEN. Mínima-nimia inspiración. Veamos: Espacio Profundo Nueve, nave abarrotada de pasajeros inmersos en un peligro inesperado, criogenia que abandonan de golpe… hasta que Riddick actúa. Rompe con “lo conocido”, se hace él, uno, distinto pese a lo “tópico”, como en su momento ELLEN RIPLEY revolucionó en los tenebrosos y claustrofóbicos pasillos de la Nostromo.

Ajá. Sí. Está, sobre todo (el páramo bajo tres soles, los aterrados supervivientes, los aliens —aquí, sin embargo, son los humanos los forasteros—, la violencia…), imponiéndose la figura, el carácter, de un antihéroe clásico. Riddick posee facultades físicas extrañas; es fuerte, no tiene compasión (o eso afirma), arrastra una larga condena, fugas de prisiones de máxima seguridad, convicto psicópata de peligrosa inteligencia. Ignoramos su procedencia. Mas este solitario, con un afilado trozo de acero curvo: hace milagros.

Pues Tattooine tiene este color, de intenso solar cegador
Se enfrenta a las alimañas del remoto planeta (paradigma de los peligros del viaje interestelar que en STAR WARS o STAR TREK, o anejas, se antojan confortables paseos hiperlumínicos) salvando a quienes había decidido condenar porque su libertad está en juego. El cazarrecompensas que le capturó, JOHNS, es la amenaza, el tipo realmente malo pese a su apariencia “angelical”, porque mientras Riddick abriga una inesperada integridad moral para alguien de su laya, Johns pretende sacrificar a los restantes supervivientes para salvar su pellejo de yonqui a sangre fría.

Un nihilista convertido tanto en héroe a la fuerza como en
figura paternal/de fuerza, para una seguidora
desorientada y necesitada de atención y modelos a los
que emular. Uno masculino, por cierto
Daba un grato giro esta película de DAVID TWOHY al mito iniciado con Alien, sí, ajá. Nada lo invitaba a aventurarse, porque otras cintas, de inferior calidad, se limitaban a calcar el estereotipo variándolo lo justo para no tener problemas legales, pasando a cobrar; agradecías asimismo descubrir a otro más en las tropas del espacio dispuesto a combatir a los grotescos alienígenas de instintos asesinos.

Riddick iba a más; las secuelas lo demuestran; lo confirmaban las pretensiones de VIN DIESEL. Pero la taquilla, implacable juez del Radamanto, frenó las expectativas. Confiemos pronto coja velocidad. Te necesitamos, compañero. Créeme.