Con este afiche nacía una nueva leyenda; el Cosmos adquiría una dimensión particular |
Y, como sea cierto lo que sospecho, el último
(anti)héroe masculino de acción. Llevamos una racha de “inversión” al
femilurismo con algunos de nuestros más conocidos iconos que no me extrañaría
que, cualquier día, aparezca la versión femirula de RICHARD B. RIDDICK que será
lo que, definitivamente, mate al personaje. No las taquillas adversas de
secuelas solventes aunque víctimas del gusto veleta del público, sonado ahora
con esto de tener una copia en rosa de héroes como MAD MAX, LOS CAZAFANTASMAS o
THOR. Lo liquidará esta perversa moda de hacerlo ahora todo en couché morado para tener contento a un
rabioso segmento de la opinión hembrista que, en todo lo masculino, ve una
amenaza suprema a suprimir sin demora.
Espero que Riddick, el escapista de los
sorprendentes huesos “flexibles”, resista, pues es la última figura que acopia
esas virtudes, o facultades, que distinguen a los personajes así, dispensadores
de catarsis y frases chulas, tan de puta madre magistral en el celuloide, pero ridículas
pronunciadas en la vida real.
Pitch
Black aterrizó otrora en
nuestros cines destinada a pasar ignorada; empero: el boca-a-boca y los talentos
del indómito Riddick lo situaron pronto en la admiración por los tíos de una
pieza que arrostran los letales peligros del espacio y sus incognoscibles
monstruos con entereza; tipos johnwaynescos, clinteastwoodnianos, melgibsonitas.
(Otra cosa lista a desaparecer; ahora el héroe debe mostrar capacidad de maleabilidad
y contradicción para que así encaje con el gusto de este “nuevo hombre” que las
femirulas quieren imponer —y, poco-a-poco, van consiguiendo tener—, porque en
los Gobiernos “progresistas” y “paritarios” —como el actual, “paritario”
ejemplar— abundan los tontainas dispuestos a premiar todas las estupideces
esnobs que jaleen las minorías.)
No fiemos en las apariencias; conforme las cosas empeoran, los caracteres se ennoblecen o avinagran; sale lo peor, o lo mejor, de cada cual |
A
priori, se antoja Pitch Black enésima mala copia de ALIEN. Mínima-nimia inspiración. Veamos:
Espacio Profundo Nueve, nave abarrotada de pasajeros inmersos en un peligro
inesperado, criogenia que abandonan de golpe… hasta que Riddick actúa. Rompe
con “lo conocido”, se hace él, uno, distinto pese a lo “tópico”, como en su
momento ELLEN RIPLEY revolucionó en los tenebrosos y claustrofóbicos pasillos
de la Nostromo.
Ajá. Sí. Está, sobre todo (el páramo bajo tres soles, los aterrados supervivientes, los aliens —aquí, sin embargo, son los
humanos los forasteros—, la violencia…), imponiéndose la figura, el carácter,
de un antihéroe clásico. Riddick posee facultades físicas extrañas; es fuerte,
no tiene compasión (o eso afirma), arrastra una larga condena, fugas de
prisiones de máxima seguridad, convicto psicópata de peligrosa inteligencia.
Ignoramos su procedencia. Mas este solitario, con un afilado trozo de acero
curvo: hace milagros.
Pues Tattooine tiene este color, de intenso solar cegador |
Se enfrenta a las alimañas del remoto
planeta (paradigma de los peligros del viaje interestelar que en STAR WARS o STAR TREK, o anejas, se
antojan confortables paseos hiperlumínicos) salvando a quienes había decidido
condenar porque su libertad está en juego. El cazarrecompensas que le capturó,
JOHNS, es la amenaza, el tipo realmente malo pese a su apariencia “angelical”,
porque mientras Riddick abriga una inesperada integridad moral para alguien de
su laya, Johns pretende sacrificar a los restantes supervivientes para salvar
su pellejo de yonqui a sangre fría.
Un nihilista convertido tanto en héroe a la fuerza como en figura paternal/de fuerza, para una seguidora desorientada y necesitada de atención y modelos a los que emular. Uno masculino, por cierto |
Daba un grato giro esta película de DAVID
TWOHY al mito iniciado con Alien, sí,
ajá. Nada lo invitaba a aventurarse, porque otras cintas, de inferior calidad,
se limitaban a calcar el estereotipo variándolo lo justo para no tener
problemas legales, pasando a cobrar; agradecías asimismo descubrir a otro más
en las tropas del espacio dispuesto a combatir a los grotescos alienígenas de instintos
asesinos.
Riddick iba a más; las secuelas lo
demuestran; lo confirmaban las pretensiones de VIN DIESEL. Pero la taquilla, implacable
juez del Radamanto, frenó las expectativas. Confiemos pronto coja velocidad. Te
necesitamos, compañero. Créeme.