viernes, 7 de diciembre de 2018

ESA GENTE — MÁS SOBRE DON CAMILO Y SU ESTRAMBÓTICA PARROQUIA


Cubierta. Un delicioso conjunto de
anécdotas de un tiempo con un
lenguaje que, felizmente, pensaba
se había superado. Qué va
El libro (¿obra del sutil fantástico?) contiene veinte cuentos que, infiero, fueron escritos entre 1948 y 1953. Todavía fresca la postguerra, en toda su dramática extensión. Relata la lucha eterna del párroco Don Camilo, firmemente fiel en su fe en JESÚS y en su conciencia, y el alcalde comunista PEPPONE, hombrón que evidencia dificultades a veces entre obedecer a su conciencia (que perenne apunta en la dirección de hacer lo correcto) o guardar disciplina al Partido. Siempre en tono humorístico, ameno, amable, que no ignora el alcance de la maldad humana.

GIOVANNI GUARESCHI halló un excelente estilo narrativo que le ha popularizado (aunque sospecho que, hoy día, es autor bastante olvidado) y le permitía contar unas monstruosidades ideológicas de su época que, fíjense ustedes, ¡son las de la mía! Sus personajes, mediante su prosa, tanto le consentían decir lo que precisaba como daban voz a muchos otros (u otras) contemporáneos de Guareschi.

Guareschi, acérrimo enemigo del comunismo, trata empero con respeto a Peppone y sus camaradas: EL FLACO, EL LARGO, EL BRUSCO, etc., encontrándoles que su humanidad también chocaba contra el elemento implacable del intolerante Partido. Más de una vez, frente a una estupidez (porque la Ixquierda las comete tan mayúsculas, o más, que la Derecha) que ordena el Partido, Peppone confiesa a Don Camilo, que le reprocha cuán aberrante es la situación, que “es el Partido; cuando habla, se obedece”.

GIOVANNI GUARESCHI joven; tal vez
en la época que concibió a su grueso
párroco y a su grueso alcalde de La Baja

Don Camilo también tiene un partido que le impone disciplina. Mas, ante todo, obedece al Crucificado y a la nítida voz de su conciencia. También Peppone hace eso: imponer su criterio de lo correcto a la monserga política. Para él, ser honrado, estar en paz con su conciencia, es prioritario. Más que todo lo demás. Arrostra por tanto valeroso a los intransigentes sectarios de su banda, sabiéndose consecuente, blindar la verdad.

Y el primer cuento tiene un lúcido diálogo entre él y uno de sus camaradas donde éste le expone que abandona el Partido alegado que luchó contra el fascismo italiano por la libertad, y no mancillará ese sacrificio para someterse a un Partido que exige obediencia absoluta a la causa, ordenándole perder su libertad individual. No luchó tanto para eso.

La España actual está inmersa en esa turbia situación. Muchos de la Ixquierda (léase: ese aborto populista similar a un pútrido tumor) hablan de libertad y tolerancia, mas desde postulados intolerantes, negando expresarse a quien opina distinto. Persiguen la crítica o la disidencia. Poseen dos poderosos aliados: viejos con la mente podrida por el ODIO y sus mentiras amontonadas sobre una utópica II República que, ni de lejos, fue el embuste que cuentan a los jóvenes, y jóvenes incapaces de usar el celular con conexión a internet para INDAGAR si cuanto están contándoles es trola o verdad. Lo tragan todo.

Presumen de anarcos libertadores; aun así, obedecen fieles como perros amaestrados a sus guías, sin cuestionar por absurdas, antidemocráticas o inmorales que sean, sus órdenes. Es nuestro drama: la “progresista” juventud ignorante, incapaz de respetar a su conciencia, y menos ser consecuente con su decencia. Lo suplen formando remolinos de coercitivos “antifascistas”, cuando ellos actúan exactamente así: como FASCISTAS.

Nuestros protagonistas. Llegaba un momento en que, por
encima de sus creencias e ideologías, concordaban por
honradez e inrtegridad, por conciencia, hacer lo mejor para
todos. Hoy día se atisba que sólo hay un ansia de ODIAR a
quien no comparte criterio y aprovecharse del populux
Lo sucedido en las aún recientes elecciones es por su culpa. De su sectarismo. Sus injusticias. Sus insultos e implacable ODIO han cabreado a gente ya muy hastiada de la falta de soluciones a sus problemas cotidianos, aquéllos que el 15M iba a arreglar ¡ya!

Pero no han resuelto nada. Salvo generar ODIO. Por todo esto, sé del entrañable Peppone lo bastante como para afirmar que: asqueado de la vil hipocresía cínica del individuo, daría por miserable farsante dos buenas hostias (muy merecidas, además) a cierto líder populista mediático y lo volvería un hombre de provecho, cosa que no es ahora, y nunca será. Peppone, hombre ante todo íntegro, no comunista de salón, eso haría. En efecto.