viernes, 18 de enero de 2019

ZARDOZ — LA INMORTALIDAD: INCOMPATIBLE CON EL HOMBRE

Parábola quizás de por qué los
dioses necesitan a los ateos e
iconoclastas

Y la divinidad, como muestra esta película de JOHN BOORMAN, que es, pese a su enmarañada, estética, psicodélica y “de arte y ensayo” apariencia, una interesante reflexión religiosa víctima de la New Wave que sacudía los albores de Década 70, remanente de los últimos y convulsos años de Década 60, plagados de profundas transformaciones sociales. Hoy día, sin embargo, la sibarita crítica femirulista la calificaría de ofensiva exaltación de la violencia y el machismo gratuito, nefasto ejemplo para la juventud.

De inefable suelen describir Zardoz. Cierto: cuesta cogerle cariño, y se hace también arduo defenderla ante títulos más convencionales, acaso menos profundos, que pudieran versar sobre lo mismo. En esta historia apoqueclíptica, un exterminador, con algo más de chispa en el cacumen que sus demás compañeros, entra en una zona reservada, hogar de presuntos dioses de un mundo arrasado por la guerra (la termonuclear, posiblemente), y las atroces secuelas que arrastra tal desastre Nivel MAX, y donde los fríos y nublados páramos circundantes los pueblan los exterminadores (la elite elegida por Zardoz) y los brutales, residuo de nuestra Civilización, reducida a la esclavitud, la ignorancia, pobreza, a satisfacer los desvaríos asesinos de los exterminadores.

Zardoz, a través de la intricada tramoya de planos complicados y filosofías ‘sesudas’ que parecen obra de la ingesta de LSD u otra hierba del diablo, es empero parábola sobre Dios y los cultos, la manipulación que del Hombre puede hacerse desde el ‘plano etérico’ de lo “sobrenatural”, y el querer obtener respuestas del Individuo cuando algo que puede macular el dogma empieza a arrojar dudas, preguntas, cuestiones inquietantes.

Parte del Alto Panteón que rige los páramos desangelados
al otro lado de su aura protectora impenetrable. Patanes
suicidas, hastiados de sí mismos y sus semejantes
Los “dioses” (que recuerdan a los de LOS PÓRTICOS DE LA CREACIÓN, ese borrador en Reverso Tenebroso de los ÉTICOS de la saga de EL MUNDO DEL RÍO) son decantados “maravillosos” de la actual ingenética. Casi inmortales, con conocimientos (que no sabiduría) en principio superiores, han descubierto que su extrema longevidad no es un don, sino una irónica maldición que les condena a tener que llenar sus vidas como sea. Tan inmortales son que, cuando uno muere, su backup empieza a gestarse en una sala llena de plásticos casi al momento. Una IA construida en un cristal ayuda a mantener una máscara de orden, regularidad, al esquema, comunicándose a través de los anillos que todos portan.

Con estas pintas se dominan los yermos del futuro, aunque...
Aunque la situación empieza a ser insostenible para cuando el bravío SEAN CONNERY (en otro esfuerzo, pienso, de desmarcarse del atildado sádico espía BOND, JAMES BOND) irrumpe vehemente en ese microcosmos que pretende dominar el macrocosmos. 

Una refinada, virulenta, insidiosa locura, como la devastadora desidia, va apoderándose de los semidioses, de apariencia délfica, fría, estilizada, cruel. El exterminador-Connery fue, poco antes, embromado hasta unas ruinas donde “el paráclito” le reveló la verdad sobre el poderoso Zardoz, mito pétreo volador que surtía de consignas y armas.

...es una moda que hace escuela. La
comparación no admite dudas
Todo se desplomó. Credo. Mito. Fe. Lo incuestionable: se hace cuestionable. La certeza que arroja tener un dios con respuestas a todos los enigmas, se desvanece. Queda en su lugar una ansiedad iconoclasta, ácrata, la curiosidad extrema de saber POR QUÉ te han manipulado así. Dios Padre, ¿talmente obra con nosotros, Sus ofuscadas criaturas? Este planteamiento propone Boorman al espectador, confiando… no sé. ¿Cuestionemos nuestras religiones y sus fundamentos?

Zardoz es un retorcido juego. Un experimento sociológico diseñado por los semidioses para poner fin a su misma existencia. Sabiendo esto, reconsideras esas obras de PHILIP JOSÉ FARMER (donde aparece la simiente de Zardoz, me atrevo a observar), pues los elegidos para asaltar la Torre de las Nieblas son peones, manipulados por un Ético, a su modo, aburrido. Y las criaturas creadas por los SEÑORES se asemejan, mucho también, a los brutales y exterminadores que Zardoz ha puesto “sobre la Tierra”. Así visto, parece cerrarse un curioso círculo similar al URÓBOROS, entre literatura y cine.