El asesino protagonista de esta obra es el único que muestra sincero arrepentimiento y dolor por sus muchos actos delictivos. Los demás los encuentran... inevitable |
A veces te las ponen a wevo. Un Ministro va ufanándose por ahí de, en esta infausta época presente,
haber liquidado las cloacas del Estado. Parece ser hombre con tendencia a las
fantasías buenistas. Porque, conociendo el malvado espíritu humano, estoy seguro
de que, en un aparte, a este señor le
han dicho que, de liquidar cloacas, nanay. Porque por inmundas que puedan ser,
son indispensables para el funcionamiento del país. Otra cosa es que el populux sepa, o quiera saber, qué circula por tan
hediondas aguas negras. (E incluso, parece ser también, que el actual Presidente No
Electo ha estado sirviéndose de esa información reservada de los submundos oscuros
del Estado para vejar a sus oponentes y afianzar su candidatura.)
JACK HIGGINS, el prolífico autor de REQUIEM POR LOS QUE VAN A MORIR (entre
otras muchas), describe, en este interesante y aventurero complot desesperado
para matar al Papa JUAN PABLO II, a qué extremos los poceros del Estado son
capaces de llegar con tal de mantener un país funcionando según está previsto,
manifestando total falta de escrúpulos éticos o morales al establecer alianzas
(con el mismísimo Diablo, si toca), so pretexto de nuestra tranquilidad,
prosperidad y seguridad.
También aquí aborda el terrorismo irlandés,
así como, más somero, qué ODIO los protestantes ingleses, o escoceses, procesan
por los católicos; en especial, por los de Irlanda. El protagonista, un agente
soviético insertado en la comunidad irlandesa vía Boston, disfrazado de forma
muy convincente de sacerdote (porque el KGB encontró en su capacidad de
pistolero excepcional como su habilidad actoral para mimetizarse en lo que
fuese un importante activo), sufre durante años ese desprecio, tan frecuente
que se ha convertido en un picotazo de resignado enojo.
creo que, sin llegar a estar en
absoluto de acuerdo con los radicales métodos del IRA, refleja sin embargo que
la “causa protestante” tampoco es ese paño virginal de blancura victimista que
vende. Cita organizaciones terroristas protestante tan radicales, o más, que el
IRA. Ahí hay conflicto profundo con antiguas raíces que incluyen la religión,
batalla que pudo iniciarse en tiempos de CROMWELL, o antes.
Higgins hace, por tanto, prolijo retrato
del activista, en este caso, irlandés, cuyas acciones empero pueden traspasarse
a cualquier alimaña decidida a causar el Estrago Máximo en una Sociedad que va
a lo suyo, porque bastante tiene con intentar llegar a fin de mes, si llega. El
terrorista (Higgins hace frecuente alusión a que su objetivo es aterrorizar,
como mandó LENIN) goza en España de un glamour
que tiene a la Xtrema Ixquierda loquita del coño. Lo dibujan suerte de
caballero andante con fuertes y justas motivaciones que tienen, no obstante,
ese feo matiz de las bombas, las mutilaciones, las muertes.
Pero siguen siendo perfectos luchadores por
la libertad (¿cuál; la de quién?) que merecen respeto y, llegado el proceso
penal, hasta compasión, siempre comprensión. No se les arresta y pagan por sus
crímenes: el despótico Estado los represalia. Esto opinan ésos.
EL CONFESIONARIO tiene pasajes que remiten a ésta otra; parecieran estar cerrando un círculo |
Con tales avales, ésta Xtrema Ixquierda
quiere gobernar el país. No digo que los otros sean los inmaculados ángeles que
pretenden venderse; no lo son. Mas, al menos, eluden la hipocresía de hablar
mal de los terroristas cuando les interesa para luego mostrarse magnánimos,
comprensivos y dispuestos al inmediato perdón porque, en el fondo, son hermanos
ideológicos: quieren imponernos su brutal tiranía doctrinal femimarxista.
La novela contiene elementos de espionaje
antibondianos. Muestra a un implacable KGB que
se desprende sin escrúpulos de sus activos, por valiosos que fuesen antaño. Lo
cual, sabida la radical e ingrata decisión, lleva al espía/asesino/sacerdote a
tomar la extraordinaria venganza de matar al Papa para desvelar, al fin,
mediante investigación, todos los sucios recovecos y tejemanejes impúdicos que
suelen elaborar los poceros de las cloacas del Estado, no importa cual. Son
gemelos en esto.