Afiche. Algo comercial, por fuerza, no debe ser malo; puede contener mensaje profundo. . Ésta se ciñe a los SFX aparatosos |
Un difuso ALEX PROYAS (volvemos a lo
de EL CUERVO o DARK CITY, donde el cineasta tanto prometía, al estilo de SAM RAIMI
o QUENTIN TARANTINO) agasaja nuestro ocio con una superproducción que hace
protagonistas a los más antiguos mitos de los paisanos del Nilo. Teje una (eterna)
historia de ambiciones desmedidas, ODIOS
fraternales, venganzas, el imperecedero Viaje del Héroe, remarcada merced a los
elaborados SFX computarizados, aunque el edulcorado final termina arruinándola.
Una conclusión semidramática (los lozanos
amantes, aunque mueran en este plano, por la gratitud de HORUS o RA se reúnen
en el Más Allá donde viven por siempre jamás felices) habría dado un carácter
menos para-adolescentes como el que, en su conjunto, exhibe la producción.
Entiendo que, para un estudio, una inversión como debe ser ésta es un riesgo enorme;
carreras y empleos dependen del éxito. Empero, esconder el talento o la osadía
de una historia (desabrida) y que parece sintético taquillazo (juvenil) de
verano, tras imágenes conseguidas de dioses y demás apabullantes fenómenos, sin
el atractivo de logradas actuaciones, trama, diálogos, es desdeñar al público
más maduro.
Hay que rentabilizar la inversión. ¿Cómo? Con una historia de amor inmortal y jóvenes audaces con los que el público postadolescente empatice. Suena cínico, mas es así |
Debemos, temo, ir resignando nuestro paladar
a estas “mocedades” de la industria. La aptitud empieza a escasear (pese a
rebosar por doquier), y lo demuestra el desembarco en las pantallas de plata de
historias parecidas. Pertrechados fuertemente en lo tecnológico, descuidan los
factores de mérito antes citados. En réplica, confieren al cine indie el suplir esas carencias del cine comercial,
cuando lo que, empezamos a atisbar, es que adorna mucha arrogancia al tal cine indie, que orlándose de plan
contestatario y “de minorías-para intelectuales” espera aparentar ser mejor que
el otro.
Estamos frescos, por tanto. Unos nos
ofrecen un bibelot superficial recargado de oropel y los otros, pretextando su
falta de medios, soflamas sesudas de ‘cine de autor’ que no quieres ver porque,
en muchos casos, ¡los cojones!, estás viviéndolo. Las pocas perlas que destacan
luego se rinden al cine de las Majors
porque el $ sigue siendo poderoso. El discurso pseudoproletario del cine indie que pelea en condiciones desiguales
sigue en sus labios, mas atenuado. Porque maduras, tienes sueños costosos, que
sólo el $ puede conseguir. ¿Prostitución? Puede. Mas… hasta la muerte tenía un
precio, ¿no?
No es IRON MAN en el distante Egipto, aunque alguna inspiración tiene. Más fuerza que darle al espectáculo |
Exceptuando a GERARD BUTLER (cuya actuación sugiere que
lo mejor de su carrera va a ser 300, pues en este filme parece recuperar a su
LEÓNIDAS pero en Reverso Tenebroso), y la triste actuación de uno de los
grandes como GEOFFRIE RUSH, el resto del elenco te deja indiferente. Poner a
ese joven ladrón como señuelo para los adolescentes, o los que empiezan a dejar
de serlo, que pudieran empatizar con él (por lozanía, descaro, audacia…), sin
embargo te recuerda el espanto de DRAGONES
Y MAZMORRAS, lo cual pone tus prevenciones en rictus erectus al punto.
Horus… bueno. Lo más destacable de él es que sufre para madurar, aprender
lecciones, recorriendo fantabulosos escenarios mientras libra combates con asesinos
animales antropomorfos.
La mitología es fluente fuente de
argumentos para la ficción; está ahí desde siempre. ¿Acaso El Cuervo no es una actualización rock´n´roll de ORFEO y EURÍDICE? Con cierta astucia, los autores
del libreto, en la estela de FURIA DE
TITANES (remake), han pretendido aprovechar
esa baza recurriendo a una mitología en principio más exótica, como la egipcia,
limitada a dar momias, escorpiones, o poco más. Bien por ellos, oye.
De asesorar a un rey a gestionar los cielos... pero de qué manera. Tras leer el guión, así de desmejorado quedó este hombre |
Lástima que, al arrebatarle convincentes
elementos de drama y muerte, ceñir la cinta con este “para jóvenes” e impregnar
a los más adultos con la sutil sensación de tomadura de pelo, el esfuerzo se diluya
en vagos logros estéticos, no artísticos más profundos.
Sin embargo: merece verse. Entretiene.
Objetivo: conseguido, pues.