viernes, 17 de mayo de 2019

DIOSES DE EGIPTO — SABE, ¡OH, PRÍNCIPE!...

Afiche. Algo comercial, por fuerza, no debe
ser malo; puede contener mensaje profundo.
. Ésta se ciñe a los SFX aparatosos

Un difuso ALEX PROYAS (volvemos a lo de EL CUERVO o DARK CITY, donde el cineasta tanto prometía, al estilo de SAM RAIMI o QUENTIN TARANTINO) agasaja nuestro ocio con una superproducción que hace protagonistas a los más antiguos mitos de los paisanos del Nilo. Teje una (eterna) historia  de ambiciones desmedidas, ODIOS fraternales, venganzas, el imperecedero Viaje del Héroe, remarcada merced a los elaborados SFX computarizados, aunque el edulcorado final termina arruinándola.

Una conclusión semidramática (los lozanos amantes, aunque mueran en este plano, por la gratitud de HORUS o RA se reúnen en el Más Allá donde viven por siempre jamás felices) habría dado un carácter menos para-adolescentes como el que, en su conjunto, exhibe la producción. Entiendo que, para un estudio, una inversión como debe ser ésta es un riesgo enorme; carreras y empleos dependen del éxito. Empero, esconder el talento o la osadía de una historia (desabrida) y que parece sintético taquillazo (juvenil) de verano, tras imágenes conseguidas de dioses y demás apabullantes fenómenos, sin el atractivo de logradas actuaciones, trama, diálogos, es desdeñar al público más maduro.

Hay que rentabilizar la inversión. ¿Cómo? Con una historia
de amor inmortal y jóvenes audaces con los que el público
postadolescente empatice. Suena cínico, mas es así
Debemos, temo, ir resignando nuestro paladar a estas “mocedades” de la industria. La aptitud empieza a escasear (pese a rebosar por doquier), y lo demuestra el desembarco en las pantallas de plata de historias parecidas. Pertrechados fuertemente en lo tecnológico, descuidan los factores de mérito antes citados. En réplica, confieren al cine indie el suplir esas carencias del cine comercial, cuando lo que, empezamos a atisbar, es que adorna mucha arrogancia al tal cine indie, que orlándose de plan contestatario y “de minorías-para intelectuales” espera aparentar ser mejor que el otro.

Estamos frescos, por tanto. Unos nos ofrecen un bibelot superficial recargado de oropel y los otros, pretextando su falta de medios, soflamas sesudas de ‘cine de autor’ que no quieres ver porque, en muchos casos, ¡los cojones!, estás viviéndolo. Las pocas perlas que destacan luego se rinden al cine de las Majors porque el $ sigue siendo poderoso. El discurso pseudoproletario del cine indie que pelea en condiciones desiguales sigue en sus labios, mas atenuado. Porque maduras, tienes sueños costosos, que sólo el $ puede conseguir. ¿Prostitución? Puede. Mas… hasta la muerte tenía un precio, ¿no?

No es IRON MAN en el distante Egipto, aunque alguna
inspiración tiene. Más fuerza que darle al espectáculo
Exceptuando a GERARD BUTLER (cuya actuación sugiere que lo mejor de su carrera va a ser 300, pues en este filme parece recuperar a su LEÓNIDAS pero en Reverso Tenebroso), y la triste actuación de uno de los grandes como GEOFFRIE RUSH, el resto del elenco te deja indiferente. Poner a ese joven ladrón como señuelo para los adolescentes, o los que empiezan a dejar de serlo, que pudieran empatizar con él (por lozanía, descaro, audacia…), sin embargo te recuerda el espanto de DRAGONES Y MAZMORRAS, lo cual pone tus prevenciones en rictus erectus al punto. Horus… bueno. Lo más destacable de él es que sufre para madurar, aprender lecciones, recorriendo fantabulosos escenarios mientras libra combates con asesinos animales antropomorfos.

La mitología es fluente fuente de argumentos para la ficción; está ahí desde siempre. ¿Acaso El Cuervo no es una actualización rock´n´roll de ORFEO y EURÍDICE? Con cierta astucia, los autores del libreto, en la estela de FURIA DE TITANES (remake), han pretendido aprovechar esa baza recurriendo a una mitología en principio más exótica, como la egipcia, limitada a dar momias, escorpiones, o poco más. Bien por ellos, oye.

De asesorar a un rey a gestionar los cielos... pero de qué
manera. Tras leer el guión, así de desmejorado quedó
este hombre
Lástima que, al arrebatarle convincentes elementos de drama y muerte, ceñir la cinta con este “para jóvenes” e impregnar a los más adultos con la sutil sensación de tomadura de pelo, el esfuerzo se diluya en vagos logros estéticos, no artísticos más profundos.

Sin embargo: merece verse. Entretiene. Objetivo: conseguido, pues.