viernes, 10 de mayo de 2019

EL BASTÓN RÚNICO -4 — EL BASTÓN RÚNICO

Sobre el relato final de este voluminoso
recopilatorio versa el comentario

Esta reseña cierra el comentario del volumen recopilatorio de los relatos dedicados al artefacto mágico que tiene de protagonista al Duque de Colonia DORIAN HAWKMOON y el escenario del brutal Imperio Oscuro de Granbretan y sus beligerantes maquinaciones para apoderarse del ancho mundo. Otra obra que rebosa fantasía, ironía, tristeza.
MICHAEL MOORCOCK, padre de la Nueva Fantasía Heroica, tiñe quizás esta obra de mayor pesimismo que otras que podamos recordar. Aunque los Campeones elegidos para acabar con las atrocidades expansionistas del Imperio Oscuro (no sé cuánto satiriza sobre su patria el autor al hacerle tan opulento como salvaje, si describe un Reverso Tenebroso de la legendaria flema británica, que les hace permanecer impasibles frente a las condiciones más exaltadas —digno ejemplo de esto: los hoolligans—) consiguen la victoria, de modo no obstante oneroso, la nota final que cierra la fábula indica un descorazonado sentimiento de que el Hombre, víctima de los Poderes humanos, o sobrenaturales, que le rodean o someten, está del todo/completamente desamparado.
Al igual que con PANDORA y la Esperanza residente en el fondo de la vasija, la Justicia debe suponer el bálsamo que repare y consuele frente a las arbitrariedades que suframos. Es un anhelo empero, más que una certeza, lo que constatan los personajes de esta épica medievo-futurista, trabados en la Lucha Eterna entre la Ley y el Caos, cautivadora por los fantabulosos escenarios que la imaginación poderosa del escritor conjura.
Un maduro MICHAEL MOORCOCK que puede
enorgullecerse de haber revolucionado el
sword-and-sorcerer a extremos brillantes, en
algún momento, psicodélicos y delirantes. Pero
ha dejado un valioso legado
No serán quizás tan coloridos como otros, los que suelen pisar ELRIC o CORUM, mas tratar de describir un Remoto Futuro, afligido todavía por el Milenio Trágico, tiene su enjundia. Así, el Imperio Oscuro, pese a su arrogancia y sensación de omnisciente  omnipotencia, tiene un conocimiento mínimo-nimio del planeta que pretende sojuzgar. América es distante paisaje lleno de niebla donde habita todo lo imaginable (dragones, Amazonas, cíclopes, ciudades de oro…), y rebasando las nevadas cordilleras de la Europa Oriental, incluso de Arabia, el Extremo Oriente corre semejante suerte. Son un conjunto difuso de líneas que se sustentan del recuerdo evasivo de que, más allá
(de la Cúpula del Trueno)
hubo algo que el Milenio Trágico transformó o engulló, extinguió incluso. No importa; el Imperio Oscuro avanza ¡firme!, creando la realidad según conquista nuevas tierras.
Cuenta esta entrega que Hawkmoon el Bravo por fin obtiene la poderosa y extraña reliquia del Bastón Rúnico, cuya utilidad, aun así, parece escasa. No tiene en apariencia ese poder capaz de arrasar con un solo destello las fuerzas del brutal BARÓN MELIADUS, que empuercan con matanzas sin cuento el mapa de Europa (fragmentada, de nuevo feudal, a duras penas tratando de recordar o alcanzar el Renacimiento).
Cualquier portada de cualquier nueva
edición anglo de la novela reseñada
Todo debe quedar en las espadas de los héroes (y heroína) que cruzan el Puente de Plata que salva el Canal de la Mancha para poner fin a las intenciones de un Imperio Oscuro que, enloquecido por la soberbia de Meliadus, empieza a cuartearse. Meliadus quiere el poder. Su golpe de estado le consigue cuanto ambiciona… pero por muy poco tiempo.
Esta saga hace pensar, aparte de ese sentimiento de soledad y desamparo agnóstico que constata Moorcock del ser humano frente a la(s) Divinidad(es), en que la Historia es cíclica; una era de abundancia y poder tecnológico envalentona al Hombre hasta el estado de la temeraria autoextinción. El precio del reinicio de todo es revivir las más oscuras épocas de nuestra Historia. También está lo de que la decadencia es hermana de la obra humana. Mina el poder aparente del Imperio Oscuro su falta de moral, de justicia, y así acaba cayendo: víctima del más despiadado de todos sus dux bellorum.