viernes, 29 de mayo de 2020

AMOS DE TÍTERES — NORTEAMERICANA GUERRA DE LOS MUNDOS

Y la muchacha salvará a la Tierra gracias
a una infección... ¡venusiana! Los mismo
que en
LA GUERRA DE LOS MUNDOS
al invasor lo barrena un virus. Imagino que
todo autor que se precie quiere hacer su
particular versión del clásico de WELLS.
Aunque, claro, también puede verse, de
esta libro (y por su año de aparición), una
sutil alegoría contra el comunismo

Destaco de este clásico de ROBERT HEINLEIN aspectos que encuentro ingenuos… así como inquietantes paralelismos con la actualidad. La ingenuidad desprende como… impropia inmadurez de este autor, tan sólido y versado. Esboza elementos que luego cristalizarán en la polémica (porque los tontolavas progres quieren) TROPAS DEL ESPACIO, como la compleja relación paternofilial de los protagonistas, la amenaza estelar, la fuerza expedicionaria terrana que viaja al planeta origen de los problemas con sanguinario afán vengativo. Lo demás: el lector lo está viviendo.

Diferencias: un ente espacial contagia a la población, que sufre sus secuelas a todo nivel. Nosotros padecemos una mutación gripal. En el libro: son parásitos de Titán, la brumosa luna que orbita Saturno (y tiene encandilada, junto con Marte, a los astrónomos. Suponen algo habita allí —no antropomorfo, tal vez vegetal— por precipitaciones desde las nubes de materia orgánica. —Empero, en ese plan, estaban con Venus, y, al final, ni dinosaurios ni nada. Sólo calor extremo y presiones insoportables—.)

Los NIVENS, padre-hijo, agentes de un supersecreto grupo gubernamental de defensa y espionaje (como S.H.I.E.L.D.), investigan una anomalía sorprendente. Un OVNI (el disco clásico) aterriza en una población norteamericana de relativa importancia (en un país superviviente de la Tercera Guerra Mundial, cuyo estrago apenas se traza, y de modo tan local como insuficiente —pese al apoqueclipse nuclear que se afirma en alguna parte hubo—, aunque no impidió esfuerzos colonizadores en Marte o Venus, o existan aerocoches —pero no computadoras personales, pese a tener los teléfonos especiales implantados en el coco) y libera babosas. Tras pegarse a la nuca, controlan al portador.

ROBERT A, HEINLEIN (otro habitual del blog) firmando. A
la sombra de esta narración se han hecho ciertos filmes. Tal
vez el último sea HIDDEN (o que yo conozca)
Su alarmante expansión vírica domina, en días, una vasta extensión de Estados Unidos. Sospechan que la Unión Soviética (otra superviviente de la Tercera Guerra Mundial) está ENTERA colonizada por los repulsivos invasores. Heinlein atina cuando afirma que una invasión de este tipo prosperaría mejor en naciones que mantienen el secretismo, la manipulación informativa y la injerencia en la privacidad ciudadana en tal grado de erección que la paranoia no es una enfermedad, sino una forma de vida.

Gran parte de Norteamérica estima que la plaga es, por su misma naturaleza, imposible. ¡Aliens prendidos a los hombros de la gente, a la que esclaviza para obtener sus siniestras metas! Ni con la evidencia ante sí, creen al Gobierno. Fructifica el recelo al federalismo y la centralización. (¿Te suena, caveat lector?)

Portada foránea de un mundo
que supera la Tercera Guerra
Mundial (nuclear) con viajes
a otros mundos o coches
voladores. ¡Pasmoso!
Amos de títeres retrata nuestra España actual. Sólo que nos enfrentamos a dos contagios: el vírico y el que el Gobierno “progresista”, obra de avarientos nazionalistas, genera mediante la adulteración informativa y las redes sociales. Vivero de sus republi-sicarios, arrojan ponzoñosos mensajes de ODIO contra la población crítica, no… “participativa”.

Primero, niega la gravedad del contagio. Segundo, manipula la información, sobornando a los medios incluso, lo cual obligó a redactar comentarios errados. Tercero: causa una sensación de improvisada precariedad con las medidas sanitarias, que suena a broma que gasta al sufrido ciudadano: hoy mascarilla, sí; mañana, mascarilla, no. Fíjate en esos gilipollas: nos obedecen en todo, pese a su absurdo, con tal de decirles “es por su salud”.

Este ‘Gobierno’ actúa con duras konsignas kriminal-komunistas: negación de los hechos, deliberada desinformación, despiadado ataque al crítico mediante la agitación de las masas desde las redes sociales, desde donde trabajan como los esclavos de las babosas del relato: sin pensar. Degluten lo que les mandan decir desde El Galopagar…. o Caracas. Por tanto: nos “lideran” engreídos amos de títeresprogresistas”. Manipulan nuestras vidas a su dictatorial antojo. Son hechos contrastables. No ocurrencias al descuido.

Los amos de los títeres de España. El HIJO DEL TERRORISTA
 y el otro HIJO DE...Eso. Controlan al electorado de Izquierdas
de tal modo que te cuestionas si dentro de esos cerebros hay
de verdad inteligencia autónoma, capacidad de análisis. Beben
las más estrambóticas consignas y las siguen fielmente sin
meditar su absurdo. El daño que esta pareja está haciendo a
a nuestra nación costará años reparar
Heinlein muestra ingenuidad al tratar la forma médica del ‘contagio’, e inseguridad por no acabar de precisar si las babosas son los amos, o las armas de esos titanes élficos que, se supone, construyeron las naves. Apenas describe laboratorios llenos de técnicos concienzudos. ¡Hacen en un zoo las pruebas genéticas! La ficción nos ha abarrotado de imágenes de trajes estanco y sótanos acorazados donde tamizan exhaustivamente toda partícula del aire. En el libro, sin embargo, ¡en cueros que van! (Sobre esta medida “sanitaria”, creo que PHILIP JOSÉ FARMER le hubiese sacado mucho más divertido provecho. Aunque eran otros tiempos. Más conservadores, recatados, anublados por el MCCARTHISMO —que Amos de títeres también puede verse alegoría sobre el poder infeccioso del comunismo—.)

Au así, incomoda leer imaginaciones de 1951 que vives ahora, en 2020. Por algo les llaman, a estos autores, visionarios.