Cubierta española. Obra "naturalista", contiene los temas habituales de FARMER. Y, bajo cierto prisma, novela cuyo mensaje está de plena actualidad (semblanzas con "elementos mágicos" aparte) |
Esta novela de PHILIP JOSÉ FARMER incluye
dos sorprendentes giros hacia el final. En principio, atisbas que nace como alegoría
de los movimientos sociales pro derechos sociales de los negros en Norteamérica de parte
de Década 60. Elementos del relato animan creerlo. Otra conclusión es que, o
forma parte, o es un apócrifo al Opus
Magna del autor: la saga de EL MUNDO
DEL RÍO.
Pistas que lo soportan: Dare orbita la
estrella Tau Ceti; de allí “vinieron” los extraterranos que asolaron la Tierra
en el futuro. Dare está colonizado por humanos (principalmente) llevados allá por
expediciones de poderosos ARRAS (estilo los ËTICOS). Abdujeron pequeños grupos
de “colonos” durante los siglos XVI a XVIII. Dare poseía una “raza autóctona”
(los MYIR), mas también oriunda de la Tierra, aunque de eras más remotas. En
Dare evolucionaron hasta gestar una cultura tecnológica tan avanzada que
destruyó su civilización (el irrompible círculo violencia-Humanidad).
Su función original en Dare era ser esclavos;
sin embargo, componían asimismo parte de un gigantesco experimento sociológico
que sufría alteraciones, como la inserción de otros “colonos” (como de los que
nace el protagonista, JACK CAGE), para ver cómo los humanos interactuaban con los
mutados Myir, y qué salía del mestizaje (cosa que se suponía los Éticos estaban
haciendo con los RESUCITADOS en el Mundo del Río).
PHILIP JOSÉ FARMER y familia. Hombre de obra extensa y rapidez en escribirla, según los publicaciones, y sus palabras, confirman |
Para complicarlo más, otra raza alienígena atacó
Dare, causando estragos como la casi total desaparición del hierro del planeta.
(Carencia que comparte con el Mundo del Río.) El hierro es guerra mecanizada,
matanza a mansalva. Armas de piedra o madera pueden inducir a reflexionar si hay
lucha o no, porque el esfuerzo es mayor, la masacre menor, el resultado apenas
pírrico. El hierro, no. Respalda la humana brutalidad de la guerra por su
capacidad mucho más alta/acelerada para destruir.
Pese al trasfondo de aventura que imprime a
la obra Farmer (como casi siempre), detalle que la excomulga para las altas
elites que gobiernan la ciencia ficción (en España, al menos), que exigen al
género sea lo más aburrido e inerte posible, la digresión sobre cómo el Hombre no
puede confraternizar con otras especies, y menos las que en apenas nada se nos
parezcan, ocupa bastantes páginas, párrafos, consideraciones.
Los Wiyr (u horstel), tras el apoqueclipse que casi les
extinguió, cultivaron una pseudorreligión matriarcal. Viven un extremo más
naturalista (otro “querido” de Farmer: la desnudez) y casi nada materialista la
existencia. La propiedad no les interesa, el territorio es sólo el lugar de
origen, generosos, comparten con los nuevos llegados sus cultivos, animales “de
granja” (variedades exóticas nativas, o mutadas, parecidas a hombres lobo,
unicornios o dragones —andantes-parlantes—), detalles similares. Su carácter
guerrero, que puede ser feroz, se limita a la defensa propia… para indignación humana.
Portada foránea, que describe lo más llamativo y esencial del relato. Hay un "juego de palabras" incluido. Los HK pueden ser tanto hosrtelkillers como humankillers... |
Por tanto, crean una sociedad “secreta”,
estilo KKK, preparando un progrom
contra los Wiyr. Casi lo consiguen. La aversión hacia los desinhibidos nativos
es grande entre los humanos, esclavos de puritanas leyes religiosas. Les escandaliza
la desnudez de “sátiros” y sensuales “sirenas” Wiyr, como su comunión
espiritual-no materialista con la Madre Naturaleza. Farmer describe su época. Los
HK del KKK. Los negros-como-Wiyr. La doble postura del Gobierno, que condena la
violencia pero no la reprime. Que el Hombre no puede congeniar con otros. Debe
imponerse, ser superior. Llevar la razón, siempre.
Cuando piensas que Jack será el
intermediario entre ambas razas, creando un marco de convivencia, ¡estalla una
guerra mundial en Dare! (primer giro), que hacia su mitad ¡abortan astronautas
de la Tierra! (segundo, inesperado y desconcertante giro). Farmer descoloca con
estas maniobras. Más, la segunda, que no encaja ni por apuesta. Con el sugerente
grueso de la narración, que estaba bien encarrilada, no necesitaba de estos dos
“artificios”. Ya, con la “crítica social”, tenía tela para rato.