Portada edición española. Un grupo de relatos que meditan sobre las amarguras del trono, la ingratitud, la xenofobia y la diversidad de razas en una corte llena de conspiradores, hechiceros y asesinos |
Claro que a Kull no le interesaban las
mujeres: ¡ya tenía a BRULE, el asesino de la lanza!
Porque no es creíble, o natural, pensar que
un poderoso bárbaro heteroX (como describe ROBERT E. HOWARD al soberano de
Valusia) que, además, es por su mano monarca, en esos tiempos “olvidados” de la
fuerza da la razón, con lustres fantabulosos de arcanas brujerías y peligros
sobrenaturales habituales de la robusta prosa del tejano (a este respecto),
Kull no tuviese su harén, o favorita, aun hubiese la necesidad de, por
cuestiones de estabilidad-poderío entre grandes reinos, establecer convenientes
alianzas nupciales. Aunque luego todo “lo humano” Kull lo solventase con su(s)
concubina(s).
Mas Kull no tiene harén. Vale que, depuesto
el disipado tirano BORNA, respetando algún escrúpulo o equívoco sentido de la moral,
o justicia, Kull disolviese el serrallo de Borna, expidiendo a sus integrantes
a casa. El nuevo rey acabaría sucumbiendo a sus apetitos carnales. Instauraría
su propio harén, más/menos aparatoso que el de Borna, mejor escogido, no sé.
Sería lo… natural, y más, digo, en un hombre de su narcisista condición.
ROBERT E.HOWARD, alumno de H.P. LOVECRAFT, y definido, ahora, como "idiota" por un idiota. O sea: alerta para que no le lean los sibaritas progresistas modernos |
Tampoco tiene favorita entre las cortesanas,
o esclavas, de las descritas como hechiceras beldades. Kull compone anafrodisia
efigie meditabunda, gris, quien queda perplejo ante ciertas graves amenazas,
instalado en el trono de topacio con la barbilla apoyada en el rudo puño de
galeote. A expensas de los viriles servicios de Brule, ¿su Idaho privado?
Brule es un esplendor masculino de la
halterofilia, como mandan los cánones de la sword
against sorcery. También es hermético a las tentaciones del bello sexo. Cuanto más, se emborracha
con el asesor del rey, alias el embajador picto, que, a la sazón, es el MERLIN
de esta sincopada corte, nada cameloteica,
de Valusia. Ya está Kull, su señor, para… Bueno, eso.
BOB DOS PISTOLAS, aventajado alumno de HOWARD PHILLIPS LOVECRAFT, inserta el material brodignaniano,
gargantuesco, sobre eras remotas, razas viejísimas, paganos ídolos terribles oriundos de otros Universos, todo el pantagruélico
pánico agorafóbico que Lovecraft sentía por los abismos, temporales o
terrenales, en las andanzas de Kull, a quien insiste mostrar en abrumada
soledad, distinto a CONAN, puro nervio inquieto-aventurero, ávido de gozar
todos los placeres (y luchas, y riquezas) de la Tierra. Un ARTURO apoyado en su
PERCEVAL (Brule), aunque sin LANZAROTE que corteje a la GINEBRA ausente de este
drama. MORDRECS y MORGANAS hay de sobra, no obstante.
Curiosa es la caníbal duplicación de las
semblanzas del atlante Kull, cuya energía (no engañen los cuentos donde combate
como felino acorralado contra enemigos terribles) se consumió al abandonar
Atlantis, al desertar de su tribu. Ocupar el absorbente trono, ODIOS aparte, sólo
le reporta la repetición de amoríos “imposibles” entre bellas damas y
aventureros foráneos, al estilo ROMEO Y JULIETA. Y está bien sea argumento de la
primera historia donde se usa, empero ¿en tres? Y casi idénticas.
Menos lobos, tío Juan. La portada foránea es un tanto embustera. Aunque listo para la acción, a KULL a veces le cuesta arrancar. Queda a expensas de BRULE |
Kull empieza fuerte. Contra los seres serpiente
(que astutamente JOHN MILIUS recicla paraConan
EL BÁRBARO) que complotan desde evos pretéritos en ruinas recónditas para dominar
la espléndida Valusia, etc. Cuando el cuento acaba, también sus secuelas, ¡con el
juego que daban! Aun la contrapartida de Kull, el brujo THULSA DOOM (por
cierto, MICHAEL MOORCOCK debió recordar ese relato para componer parte de ELRIC DE MELNIBONÉ), queda reducido a un
cenagoso gruñido agresivo final. No repite.
Kull aborta conspiraciones sin fin-sin fin.
Es esclavo del trono, no amo, como pensaba. Es presa fácil de los ensalmos que tejen
las retorcidas cábalas de TUZUN THUNE, cuya verborrea rinde tributo al genio
inspirador de EL SOLITARIO DE PROVIDENCE. No es agresivo conquistador dispuesto
a legar un inmortal imperio mundial. Eso, le hermana a Conan: cautivo del trono
de Aquilonia, perece toda previa desmedida ambición. Peculiar rasgo éste, en
hombres de codicia tan desmedida: perderla toda al brillo del oropel áulico.