viernes, 3 de julio de 2020

IN TIME — SPENDIND MY TIME

Afiche. Gente forever young, de pago la
inmortalidad,, calibres, bugas potentes. El
desenlace dispara el frenesí. No apta para
niños de mimbre ansiolíticos

Un par de cosas me desconciertan de esta película, que sugiere se inspira en LA FUGA DE LOGAN; la principal es la moneda de curso legal como esta Sociedad se gestiona: el tiempo de vida. Supongo que estoy tan habituado a que haya una transacción basada en lo físico (dinero) que abonar lo que consumes en minutos, horas, días, etc., de tu existencia, algo en el fondo intangible, me cuesta aceptarlo. Cierto que, durante un tiempo, los Países Bajos usaron como metálico los tulipanes (qué gilipollez, ¿verdad?), así que ¿por qué no tu tiempo?

Cuando empero vives en un mundo donde la vida se limita a veintiséis años, para gozar de la perpetua juventud exenta de enfermedades (no de muerte, que puede ser accidental o violenta), y que para continuarla debes comprarla, sobre todo con tu trabajo (que así se vuelve la manera más agresiva de esclavitud, más que el actual capitalismo salvaje, o la barbaridad del comunismo donde todos eran igualmente pobres, en equitativo reparto de la miseria —excepto sus capitostes—), pues es una fórmula como cualquier otra para granjearte lujos o cubrir tus necesidades. Quizás sea el modelo definitivo de la esclavitud, la analogía de CHAPLIN de TIEMPOS MODERNOS donde el obrero era engullido por la máquina. En este caso: el Sistema fagocita sin compasión alguna al empleado.

Entre las beldades, elija la de más edad, y la de menos.
Una Sociedad donde la decrepitud está detenida. El precio es
una constante renovación del plazo vital. Como siempre:
las clases obreras lo pagan más caro que el resto
Hoy día puedes volverte uno de esos sargazos que mendigan o duermen en portales, en sus “casas de cartón”, pero vives, a la espera de la dickensiana redención. Un golpe de suerte o bondad pueden mejorar tu desamparada situación. Mas en este mundo del tiempo-por-vida, si caes, es para siempre. Revientas sin esperanza de remisión.

El ritmo de la película, que se vuelve más dinámico conforme avanza el metraje, se hace angustioso considerando que WILL SALAS, el proletario que hereda un siglo y decide emplearlo haciéndole pagar a los potentados de esta Sociedad la muerte de su madre (por sólo segundos no consigue donarla un plazo que pudiera haber prolongado su existencia), vive al minuto. El tío además se jacta de semejante hazaña.

Hasta que aparece una suerte de JOHN DILLINGER y
ROBIN HOOD con su novia sobrevenida, que padece
Síndrome de Estocolmo. ¿Resultado? BONNY AND CLYDE
Y aumenta ese desasosiego viendo en qué apuros se mete con su BONNIE PARKER de acomodada familia (resentida con su padre, magnate del atesoramiento bancario del tiempo), pensando que no, ¡imposible pueda conseguirlo! Los dígitos del reloj tatuado en su piel, activado como el de todos a los veinticinco años de edad, se pondrán todos a cero, concluyendo esta historia. La gente fallece así: de golpe. Merced a esa modificación del ADN que les hace forever young.

Es sin duda un perverso (aunque eficaz) sistema de pacificar a las masas, porque nada, salvo la donación de tiempo, prolonga tu existencia. ¿Te vuelves un indeseable? Impiden renueves tu cuota. ¿Quieres vivir más? Produce más. Paga mis impuestos, por elevados que sean. ¿Cómo lo hago? Currando más. ¿No puedes? Extínguete. Deja tu lugar a quien sí pueda. Es otro modo de evitar la superpoblación, que permite gozar a la elite de sus privilegios. Una cadena de brutalidad empresarial (que los comunistas adoptarían sin vacilar un segundo) que acaba consumiendo al empleado, que vive sólo para producir, no para existir como individuo, con sus ventajas e inconvenientes.

El tiempo en sus manos, literalmente. Y, con el tiempo,
infinidad de vidas. El banquero sin escrúpulos, o tan roído
por el cinismo que olvidó lo que es la compasión. Su
supervivencia, por encima de todo
¿Cuánto puede durar una Sociedad así? ¿Cuántos esclavos pueden producirse antes de descubrir que tan alta tasa de impuestos les consumen más deprisa de lo que se reponen los empleados? Los ricos menos solventes: ¿se convierten en neoproletariado? La situación no obstante elude la solución de estas preguntas; se transforma en una ágil road movie de atracos a bancos de tiempo cuyo fruto se revierte a los más desfavorecidos, en un intento de colapsar un Sistema que fermenta ideas para interesante secuela.