viernes, 28 de mayo de 2021

ABRAHAM LINCOLN, CAZADOR DE VAMPIROS — EL “TODAVÍA MÁS”, MÁS

 

Sólo un superhéroe olímpico hace
estas exhibiciones indemne. Una imagen
muy impropia de alguien que luchó
contra la esclavitud de otro modo:
con tesón y desde despachos

Soslayo los detalles propios de la producción per se, como que este filme está basado en una novela homónima o que aun TIM BURTON está mezclado en su producción, que fue relativamente rentable. Quiero ir más allá, hasta un aspecto técnico que tiene enjundia.

CORRUPCIÓN EN MIAMI se concibió para un público aficionado a los videoclips de MTV, empleando diversos recursos como la energía o la estética de los encuadres por encima de la espesa urdimbre de relatos complejos o elaboradas personalidades trágicas, con diversas matizaciones de sombras. Pretendían un resultado resultón pensado para un avance en el concepto de crear evasión. Los autores de la mítica serie eran conscientes de que la parrilla ofrecía producciones de corte más serio/formal donde el espectador “sesudo” podía regocijarse. Había empero ese delta de público al que podría enajenar un rígido academicismo, repudiando una inversión realizada cara a obtener beneficios.

Paradigma de ese tipo de “sesuda televisión” puede ser ALLY MCBEAL, la cual recibió loas y alabanzas sin cuento, resultando posteriormente un considerable bluff. ¿Quién recuerda, hoy día, la serie de la escuálida abogada premenopáusica y demás paridas de la norteamericana competitiva con los hombres y contra su sexo? No tantos como quisieran sus sibaritas creadores. Y ¿Corrupción en Miami? ¿Cuántos la recuerdan? Mogollón. ¿Causa? Su sencillez, que tocaba rápida la fibra del espectador que procuraba obtener un rato de glamourosa evasión tras un frustrante día laboral.

El joven leñador ABRAHAM LINCOLN con un
amigo singular. Los nósferos de este filme son
de la "Familia FORSON", pues pueden pasear
al Sol sin problemas o demás taras vampíricas

Y, encima, con potentes éxitos de los Inmortales de Década 80.

Pues esta peculiar cinta, instalada en la estela de algo de lo que, aunque no sea nuevo, ALAN MOORE “pone de moda” en lo gráfico con LA LIGA DE LOS EXTRAORDINARIOS CABALLEROS o el cine con VAN HELSING o EL SECRETO DE LOS HERMANOS GRIMM, el revisionismo de ciertos personajes de ficción o históricos adjudicándole roles fantasiosos, se embebe de ese espíritu de Miami VICE mas pecando de un grave defecto: la excesiva exageración.

Desde que ILM empezó a aplicar los SFX computarizados al metraje, las cosas han ido llevándose un poco más Más MÁS lejos cada vez. Productores y directores apreciaron el potencial de la pantalla verde y el pixelado de proezas que desafían toda coherencia o credibilidad. JOHN WOO y su cine de tiroteos interminables también tiene culpa en este exceso barroco que sin problemas penetra no ya en lo circense estilo LA JUNGLA DE CRISTAL, sino en tierras de lo inaudito y lo ilógico.

Mezclan elementos fantásticos  con sucesos reales.
La guerra civil norteamericana se libra tanto contra
los esclavistas como los nósferos, que, desde tierras
más viejas, quieren conquistar el Nuevo Mundo

La gente ya no muere abatida de un tiro, cayendo al suelo de una forma más/menos teatral, estilo LA TRILOGÍA DEL DÓLAR. Ahora deben hacer una cabriola seguida de una pirueta y poner un rictus erectus de tormento que la pixelación resalta con detalle milimétrico. ¿De veras necesitamos tal/tanta exageración? 

Advirtamos: hasta hace poco, un tiro, un choque de coches, una pelea a hostias, podía impresionarnos más/menos en función al talento del director o las tablas de los actores. EL GUERRERO DE LA CARRETERA hace escuela… sin pantalla verde o SFX computarizados. ¿Hoy día?

¿El "Toque BURTON en un
fotograma "a lo" BERNIE
WRIGHTSON?

No sabes si ves una película que debe atraerte MÁS por los SFX que por las actuaciones, la trama, los diálogos, etcétera. Son como un elaborado videojuego donde no priman los valores artísticos intrínsecos de la obra o intérpretes. El director parece decirles: Poned cara de circunstancias, que el programa NoSéQué luego os hará saltar sobre los tejados como BATMAN y SPIDER-MAN combinados. Los malos son desastrosos clichés y, como en este filme, aparecen para admirar cómo hacen la cabriola brutal antes de diñarla.

BLADE marcó la diferencia con elegancia. Exageraba lo justo. Esto de Lincoln, desbarra sin parar. No veo al GRAN EMANCIPADOR matando nósferos a hachazos. ¿Este es el cine del futuro que queremos, o algo más humano, capaz de emocionarnos sin píxeles?