Pudiera ser idóneo subtítulo de esta novela
de ERNEST CLINE, quien debió recordar EL
MUNDO DEL RÍO para rematar este tocho, secuela del ¡aclamado! best-seller que fue su precuela. Lo delata el capítulo final, que, grosso modo, copia DIOSES
DEL MUNDO DEL RÍO. La debatible
cuestión de las almas queda pendiente. (Siendo información sensible que pudiera
reventar la sorpresa al lector pendiente de leerlo, me inhibo de comentarla.)
Vapulean el relato (constaté
superficialmente) y no creo que, pese a todo, sea para tanto. Posee partes
tediosas (las de JOHN HUGUES y PRINCE —ese cantante de pinta afeminada que se
hizo luego anti-afeminado—) que sugieren que Cline, so pretexto de detallar los
gustos de los artífices de OASIS, se explaya con sus freakismos favoritos con prolijo pormenor, entendiendo que son comunes a todos los freakies, algo que
reprocha el héroe a la heroína (si tal cosa contiene este libro, donde la
imagen del protagónico Héroe Solar queda subsumida a la de la colaboración
coral) cuando, en cierta fase, descubre qué lagunas tiene de esas querencias
particulares que la ponen a ella.
El freakismo,
la mitomanía prefiero definirla, es personal apasionamiento. Algo que nos enardece
a otros deja fríos/indiferentes, o pensando vomitar. Para ser Cline especie de metatestaferro,
o Diácono de Década 80, pues tal imagen traslada vía película, que abrasa con nostalgias vídeo-musicales, de videojuegos, o
publicaciones, descubres cuán cortito va en el fondo. ¡Yo,
en SOGUETTO (y porque en RECALIBRADOS iba “falto de espacio”),
fui más pródigo en las referencias bibliográficomusicales que Cline en estas
casi quinientas autocomplacientes páginas (con “velado” homenaje a IRON MAN)!
El autor, ERNEST CLINE, vacilando de coche fantástico. Mitómano-freakie, como que el hombre no es. Empero su freakismo tiene limitaciones... |
Porque se mueeeeere por hablar de Prince. Porque se mueeeeere por hablar de LA CHICA DE ROSA u otras cintas de John Hugues. Porque se mueeeeere por extenderse en esas fijaciones, a las que dota de innecesario número de páginas. Mas sabe tanto de Prince que, cuando habla de MORRIS DAY, olvida el gran puntazo freakie-de culto que es LAS AVENTURAS DE FORD FAIRLANE. Citar esa “oscura referencia”, amigo mío, SÍ hubiese sido de auténtico freakie. Habría demostrado que, de veras, eres el Archidiácono de Década 80 que $TEVEN $PIELBERG “afirma” eres. Más: habría hecho una crónica más amplia del Primer Freakie del Cine, KEVIN SMITH, y su saga de JAY Y BOB EL SILENCIOSO, los “antiJohn Hugues”, no el somero apunte que escribe “de tapadillo”.
Y, por ARIOCO, siendo drama marcado por un
plazo concreto de tiempo, a cuyo final gran GRAN catástrofe sucederá… de entre
todas con similar argumento… ¡ni una palabra de SNAKE PLISSKEN, el hombre-contrarreloj por excelencia!
Mas esto son chuminadas freakies. Personalismos. Pues sospecho Cline
ha escrito la secuela coaccionado por este “TransX-Hollywood” donde lo que
importa es sacar géneros y etnias más que contar una historia. Etnias y géneros deben primar
sobre todo. Por eso, destaco la carajotada de HACHE (la afro-sáfica a la que Cline
“dedica” la novela, la adalid universal del lobby LVDORA, junto a LØHENGRIN) cuando protesta
porque los Orcos de EL SEÑOR DE LOS
ANILLOS tienen la piel oscura. ¿Tanto TANTO ignora Cline que los Orcos son
analogía de las SS, y sus vistosos uniformes HUGO BOSS? Pues así lo interpreta:
en clave racista “ochentera”. Desdeña saber que El Señor de los Anillos sea alegoría del Nazismo y la Segunda
Guerra Mundial.
Y más. Me ha irritado que, por ‘complacer’
a Hache (o sean el lobby), desarrollando
la secuela con gran contenido “géneroXpolítico”,
PARZIVAL renuncie (aun por media página) a su heteroX para admitir “momentos”
homoX ‘tentado’ por Prince, porque eso es un moderno exigente adoctrinamiento impositivo
que persigue una pretendida mayor tolerancia con las desviaciones sexuales
no-heteroX. “Yo, en la intimidad, soy maricón”, le faltó admitir a Parzival, parafraseando
a aquél político. Y “tod@s” ya content@s.
Y, por lo de lo ajustado del plazo, una referencia freakie a este hombre hubiese venido cojonuda. No la hay. De ahí las limitaciones de Cline |
Tanta corrección homoXpolíticamente correcta, más que las pasadas HITECH (o lo pillado de su trama, una forzada cyber-Imrama), me ha reventado del libro. Desluce la obra, al autor, que claudique a una concreción sociopolítica, cuando relataba una distopía brutal, a lo WILLIAM GIBSON, sobre el peligro de las adicciones computarizadas (OASIS), la mitomanía casi mesiánica en tiempos de severas crisis, una Zoociedad de “buenistas mentes-colmena” y similares supuestos, que, sólo por eso, podría haber funcionado de puta madre magistral, aun apoyándose, a modo, en EL CUENTO DEL GRIAL de CHRÉTIEN DE TROYES. Mas perseguía otra cosa. Complacer “a”.
Punto positivo para WADE WATTS: demostrar a ART3MIS que, por megamillonario que seas, la miseria de un mundo casi agonizante no lo arreglan sus buenismos “metafísicos”. Precisas una profunda transformación sociocultural. Mas no en clave homo-transX, como parece sugerir Parzival… o, mejor, Cline, por caerle bien al lobby y vender libros... de los cuales se harán películas que obtendrán benevolentes críticas.