viernes, 7 de enero de 2022

PLUNKETT AND MACLEANE — LA BOLSA O LA PUTA VIDA

 

Afiche. Cuentan es película de culto.
Lo que me cuenta es que nuestra
España. atiborrada de bandoleros
históricos, no tiene un puto director
dispuesto a emular esta cinta. Todo
son mierdas de comedias copiadas
a los estadounidenses o rancios
dramones guerracivilistas, un 
orwelliano esfuerzo por recrear la
Guerra Civil dándole al bando
perdedor la victoria

JAKE SCOTT (vástago de RIDLEY SCOTT) filma con brioso sarcasmo una aventura de bandoleros ingleses de mediados del siglo XVIII dotándola de un ágil ritmo de videoclip distinto al suntuoso acabado barroco recargado de detalles del BARRY LYNDON de STANLEY KUBRICK, que pudiera haberse considerado plantilla para similares películas. Scott desarrolla el desenfadado, aun actual, carácter de los protagonistas para hacerlos naturales al espectador contemporáneo.

Esto no debe considerarse demérito. Lo sabido de aquellos tiempos procede de textos, sean novelas o crónicas, que tienen el inconveniente de ser recreaciones embellecidas de la época. Adulteran lo que podía ser una sucia y enferma cotidianeidad, presentándola era de prodigios, decencia y flemática conducta muy distinta a su realidad, áspera, salaz, impúdica. Muy distinta a lo que JANE AUSTEN, por ejemplo, consignó en sus relatos.

No ese elegante retrato de la decorosa Sociedad británica protestante inmersa en floridos y complejos rituales de cortejo que prolongaban acartonados noviazgos lo indebido, por mor de remachar indeleble la superior rectitud de la moral albionesa. No podía la Austen escribir cochinadas sadosodomitas de esos pálidos lechuguinos asediando a las no menos pálidas damiselas envueltas en kais de sedas y brocados. Importaba imponer esa estampa de inquebrantable rectitud por mandato editorial, o quizás con la esperanza de que, en el Mañana-Mañana, fuesen realidad, no falsificaciones de su sórdido día-a-día.

Los protagonistas a punto de sellar una
alianza que pretenda colmar las ambiciones
de ambos

Por tanto, aun sujetos a marcos de lenguaje o modales dieciochescos, Plunkett y Macleane actúan como bandidos y sujetos del presente. ¿Por qué no debería ser así? ¿Cuánto hemos avanzado, en realidad? Cometemos los pecados más antiguos de la manera más moderna. Punto. 

Tienen marcados rasgos diferenciadores: Macleane es un narcisista atolondrado que ansía trepar a una Alta Sociedad que le desdeña por sus bajos orígenes; derrocha en trajes cuanto atraca. Plunkett, más terrígeno, ceñido a la rudeza de la vida cotidiana (empezando como hombre honrado, una racha de fatalidades lo arroja a la delincuencia), abriga la esperanza de redimirse en las colonias angloamericanas. Su instinto ve en la relación con el petimetre Macleane y su facilidad de ingreso en los salones de la elite una oportunidad de “trabajo” realmente envidiable.

Hasta que se interpone el amor por esta damisela
de armas tomar, por cierto

Una sólida fraternidad estalla entre ellos, gran mensaje de la cinta: la inapreciable importancia de la lealtad. La élfica REBECCA aparece para señalar que, en esa época, no todo eran pusilánimes damiselas que se desmayaban admirando el DAVID esculpido por MIGUEL ÁNGEL. Las había con redaño. Dispuestas a matar. Mas gravita sobre ellos el poderoso MR. CHANCE, buscavidas putañero-clérigo metido a cazarrecompensas que consigue ser Jefe de Policía. Azote de salteadores, eleva bien altas sus miras y avideces.

Plunkett y Macleane produce envidia. Te hace pensar qué puñetas le pasa al cine español. ¿Somos incapaces de filmar nuestro Plunkett y Macleane, con el vasto caudal de historias de bandoleros autóctonos? ¿Todo quedó en “el franquista” CURRO JIMÉNEZ? Venga: los ingleses, para sus cosas, echan el bofe. Se esmeran. Empero ¿nuestros cineastas?

Va a resultar que el crimen no paga, de verdad...

Están estancados en la mierda del niño republicano de los cojones de la Guerra Civil, una enfermiza reescritura orwelliana de nuestra Historia, que les hace quedar como estúpidos, cuescos de incompetentes izquierdosos que drenan del erario los dinero$ para frívolas basuras que imitan malas comedias de JENNIFER ANISTON o similares.

Es lo fétido de un cine nacional contagiado de progresía: la incompetencia y la banalidad como banderas de causas nefandas y ávido afán de insaciable codicia personal, amparado por un Gobierno nefando que así ve justificados sus delirios “redentores”. Con este proceder, pierde el Arte, rehén de la manipuladora Izquierda, y luego todos el público, que soporta una fatal falta de talento de deleznables intérpretes en aborrecibles películas deleznables, y después el sablazo de los impuestos malgastados de este modo.