viernes, 14 de enero de 2022

LOS AMANTES — EL PEQUEÑO “1984”

 

Cubierta "alegórica" sobre la
novela reseñada. Una mezcla
interesante de
space opera sui
generis y distopía; sólo los
grandes se atreven a tanto

El siglo XX impondrá un nuevo terror a la Sociedad: la distopía. No era cosa nueva; ahí están, por ejemplo, LA MÁQUINA DEL TIEMPO, o LA GUERRA DE LOS MUNDOS, donde las perspectivas de un cómodo futuro más/menos inmovilista y tradicionalista desaparece, ora por la invasión marciana, ora por el narcisista desgaste de las gentes, que degeneran en los perezosos e indolentes Elois.

Mas la distopía coge fuerza (METRÓPOLIS) según fermentan los regímenes totalitarios, comunistas o nazis, empeñados en someter, encajonar, etiquetar, al ciudadano en rigurosos cánones de control absoluto, tanto de su vida social como laboral y privada. Requiere el objetivo una energía impresionante y despiadada, junto a la colaboración del individuo, que pierde su identidad, para aglomerarse con la masa anónima que emplea sus impulsos en el auge del Ideal Supremo (mantener el Régimen) y morir con igual anonimato. Castigan el individualismo, la manifestación del egoísmo más completo.

GEORGE ORWELL escribe la Biblia por la cual estamos rigiéndonos a fecha presente. Lega 1984… novela la cual obtendrá pronto su versión ¿feminista? (o sea, una aberración “cultural” más), con lo cual su alarmante mensaje sobre las opresiones totalitarias quedará diluido en un renovado ataque al tóxico heteropatriarcado bélicoatlantista monárquicorreligioso con vistas a instaurar un Nuevo MUNDO FELIZ de falsa paridad que enseguida desembocará en un Autoritarismo Matriarcal apoyado por puñados de capados peleles que atacan el consumo de carne, los juguetes y hasta la nata del Roscón de Reyes, para mayor loor de descerebradas arpías que persiguen codiciosas triplicar su patrimonio fingiendo defender no sé qué y los derechos de quién.

PHILIP JOSÉ FARMER amparado por su vasta
biblioteca. Un autor recurrente de este blog. Será
por lo mucho, importante y sagaz que tuvo que
decir; la huella-legado que nos dejó

Iniciada pues la racha (que remata el cyberpunk, como manifestación dominante de la distopía encadenada a las computadoras), es casi obligado que todo autor que se respete legue su distopía. PHILIP JOSÉ FARMER acude al reto. Presenta su “pequeño 1984” con claro sesgo religioso. Y, conforme a su reputación, el autor de la saga de EL MUNDO DEL RÍO, con raíces profundas en el pulp, no puede escapar a lo que es su sigul literario: la ironía, el cinismo, el sexo. No de forma explícita o ruda; aunque considerando el año de escritura de Los Amantes y las rigideces mentales y morales entonces imperantes, debió causar escandaloso revuelo su publicación.

HAL YARROW, el protagonista francocanadiense, vive en un Occidente prisionero de un autoritarismo religioso que impone al ciudadano un sin cuento de limitaciones morales. El sexo es práctica obligatoria para procrear, no para disfrutarlo. La gente se apiña en megabloques y comparte las viviendas con otras parejas. Doce horas unos, doce otros. Yarrow, por su profesión, alcanza una amplitud de conocimientos que constantemente supervisa un sacerdote fanático que puede flagelarle cuando estime su ortodoxia derrapa. Todos esperan que el precursor SIGMEN, esa especie de Jesús manco, regrese del futuro con la revelación definitiva. Una expedición terrana, con intenciones genocidas, viaja a un remoto planeta donde sospechan Sigmen pudo estar. Embarcan al lingüista Yarrow en la nave. Allí encontrará elementos que desacreditan la sacra dictadura… y más.

Estrambótica portada foránea.
La obra atiende a otra forma de
autoritarismo: el religioso. Nos
tienen sitiados, la verdad

Sobre esta trama, pretendo destacar sin embargo cómo la ciencia ficción, CASANDRA repudiada, se vuelca, tras la Segunda Guerra Mundial, a descubrir/describir por doquier indicios de políticas totalitarias que abortan el futuro pintado como balsámico para la Humanidad, colmado de progresos y avances de todo tipo. Lo narran terrible sustancia gris Grey donde la esperanza no tiene oportunidad de brillar. Como válvula de crítica evasión, la ciencia ficción fructifica durante las dictaduras, y pese a nuestra aparente libertad, vivimos en un absolutismo global. Esto explica por qué tantas narraciones de corte fantasioso tienen éxito, ahora amenazado por inclusivismos y demás femirulismos que están destrozando jugosas franquicias como LOS ETERNOS, ejemplo de la crepuscular andadura que afrontaremos y amenaza con pudrir la ficción en general. No sé si podremos cambiar esto, o no. Si hay tiempo aún para remediarlo. Lo intentaremos.