Valga esta cubierta para señalar los hitos destacados en esta reseña por lo que tiene de documento antiguo |
España sufre, sucintamente, dos fanatismos: el religioso y el comunista.
Encontrar un centro de gravedad permanente parece misión imposible. Bien:
ARTURO PÉREZ-REVERTE trata del primer fanatismo en esta segunda entrega del CAPITÁN Alatriste, aunque contorsionándose en ciertos
párrafos para aludir al segundo.
Recuerdo que el intento original del autor,
al emprender la escritura de esta fascinante época de nuestra historia nacional,
era educativo. Mas choca contra un muro de densidad casi indestructible: el
mismo sistema educacional al cual destina los relatos.
Estas novelas aparecen durante la segunda
mitad de Década 90. Pienso que Pérez-Reverte intuía, o atisbaba, que había aún oportunidad
de meter en la mollera a los alumnos (de instituto, al menos) algo de nuestra
Historia con la esperanza de que absorbieran lo suficiente, y sintieran el
impulso, motu proprio, de por su
cuenta seguir investigando sobre las campañas de Flandes o demás eventos narrados,
o no, en las novelas. Y así salvaría otra generación de la ignorancia, o al
menos, la aplazaría.
Nanay, Arturo. Obviabas dos factores
poderosamente arrolladores: el sistema educacional en manos de desalmados de
izquierdas empeñados en destruir todo cuanto te empeñas en describir por considerarlo,
directamente, franquista (tal como lo escribo), y que la derecha sería cómplice
por mor de su complejo de inferioridad ante la izquierda.
Cuan MILHOUSE VAN HOUTEN, ansía congraciarse con la izquierda, con desesperada angustia, pensando que, tolerando sus aberraciones, con alguna morisqueta de disgusto para contentar a su electorado, se harán compis del patio de recreo. Para nada consigue tan nefasto objetivo, porque los otros, al menos en esto, son coherentes, y les prodigan un tenaz desprecio que nunca cesará. Así que, a cambiar de chip, Derecha. O te comen.
Tampoco consideró que la izquierda cabalga-contradicciones
se aliaría con los más inmundos nazionalismos, enemigos de España, y por tanto,
su Historia, y por tal de no perder la poltrona, la cual se han cosido al
pellejo del culo, deformarían y aun anularían TODA la Historia de España, recreándola a modo si se tercia o mandan los nazionalistas.
¿Qué importa, por tanto, que Pérez-Reverte
cuente sobre cómo la Inquisición Española, no tan terrible como la inglesa o
alemana, pese a lo que insista la leyenda negra foránea, extendiera un ala opaca de delirio religioso
sobre la nación que gobernaba medio mundo empero vivía aterrada a que los
Familiares de la Inquisición llamasen a media noche en tu casa, acusándote “de
algo” (morisco, judeizante, hereje…) y desaparecieras en sus cárceles,
sufriendo torturas que finalizaban en un fáustico Auto de Fe?
FRANCISCO DE QUEVEDO ocupa un papel importante en estas historias. De hecho, si hay novela, en cierto modo es por culpa suya |
Porque esto narra el segundo libro de las andanzas
de un audaz (o antihéroe audaz, confuso en sus lealtades, que no quiere a su
rey, aunque le honra; se resiente de su patria, la cual ama; que aborrece un
sistema corrupto que disfruta y enriquece con lo destinado a sus camaradas en
las campañas extranjeras): de Inquisición y Judaísmo. Aquí había que tener
sangre cristiana vieja desde los más remotos tiempos ibéricos para evitar te
quemaran. Cualquier duda podía ser fatal (como la subtrama de la novela revela).
Por tanto, Pérez-Reverte mete en terrible
lío al pupilo de Alatriste, el vascuence ÍÑIGO BALBOA. Lo encierra en las
mazmorras toledanas de la Inquisición, haciéndoselas pasar putas, víctima de
las maquinaciones del vengativo escribano ALQUÉZAR, que usa a su sobrina, la
voluble/peligrosa ANGÉLICA, amor imposible de Íñigo, para tender una artera
trampa al joven y cargárselo, mientras Alatriste sufre un letal lance a espadas
al cual sobrevive gracias a su bravura y destreza.
Otro día hablaremos del matiz pulp que esta colección arrastra. Hoy prefiero destacar que estamos sufriendo una Educación (fallida) que no persigue preparar alumnos cara al competitivo futuro, sino comprometidos con procelosas causas muy de moda, y que la guerra de Ucrania acaba de desarbolar su falaz y nefasta inconsistencia. Por supuesto, los líderes de dichas “Políticas Educativas-Para-La-Ignorancia” sostienen el invento aun a la desesperada, porque comprenden cuánto se juegan: un alumnado idiotizado es manipulable, adepto a sus intereses. Y eso se les da de puta madre magistral: manipular.