Afiche. Frente a la pomposidad (y difusión) de SAN ISAAC ASIMOV, el que más se está adaptando al cine es el drogota de PHILIP K. DICK. ¿Cómo se explica? |
La insignificancia más absoluta puede
describir a este filme, de clara factura televisiva, si no fuese por dos
detalles: uno, el citado de adaptar otro cuento de PHILIP K. Dick. El segundo: sale el ‘icónico’ VINCENT D´ONOFRIO interpretando a un cínico oficial de
seguridad planetaria que no duda en descuartizar personas con tal de salirse
con la suya. Lo malo es cuando yerra; aunque la situación es de tal gravedad
que se aceptan estas pérdidas con disciplina y sacrificio. Consuélense: vamos
afinando. Hemos matado a diez pero salvamos a diez mil. ¡Magro consuelo tanto
para la víctima como los suyos!
Quizás “insignificancia” sea adjetivo
apresurado y duro para describir un telefilm que tiene algunos atractivos,
aunque no los suficientes como para librarle de la palabreja. Han intentado
suplir la ausencia de chicha del cuento original con una situación de TROPAS DEL ESPACIO (sin empacho
aprovechan metraje de la adaptación de PAUL VERHOEVEN, tratando de hacer tiempo
y dar empaque al resultado final) donde juegan al suspense, al engaño, a eso
tan de HICHKOCK del falso culpable y el mcguffin
que tiene un repentino giro que, en el primer pase, consigue el resultado
perseguido: funcionar.
Por lo demás, el casting rebosa de actores que luego han medrado en la pequeña
pantalla (el ODIOSO CSI-DONDE SEA)
tratando empero de dar lo mejor de sí para convencer de que estamos ante una
inversión dispuesta a rentabilizar hasta su último dólar gastado. Los efectos
computarizados se notan superpuestos (de haber sido de slow-motion lo habríamos perdonado; cuando te meten sin embargo por
los ojos lo fantabulosos que son los a imitación de ILM y ves esto, naves muy
falsas que parecen calcomanías moviéndose por el metraje, haces mueca de
disgusto) y asimismo delatan que no había ca$h para conseguir algo más
depurado.
De lo mejor de la película: el arrollador y hasta extravagante personaje que interpreta VINCENT D´ONOFRIO. Características de este actor, parece |
Bueno, comprendido. Pasemos pues a la historia en sí y las interpretaciones. Sin llegar a mediocres, se superan suficiente. GARY SINISE se pone intenso a veces. El problema de Infiltrados, al contrario de DESAFÍO TOTAL, MINORITY REPORT o aun ASESINOS CIBERNÉTICOS, es que nadie decide suplir la falta de créditos con una más esmerada labor actoral. Lo de los decorados, es tres cuartos de lo mismo que con lo de las naves.
La extraña población de desheredados de
fuera de las cúpulas electromagnéticas que cubren los grandes centros urbanos,
aunque sugerente, parece ocurrencia para darle un portante más impresionante al
filme. Mas artimaña destinada a espectadores que no exigen mucho, les resbala
bastante la ciencia ficción y, en esa franja horaria, no tienen nada mejor que
ver.
Entre los excluidos, OHLAN encuentra ayuda para demostrar que es quien dice ser, no otro. y peor |
Siendo ese el plan: conseguido. Aunque
cuando estás metido en la ciencia ficción, has visto considerable número de cintas
del género con las que poder hacer contraste, descubres el engaño, que entonces
se insinúa desesperado truco para aumentar metraje, y parte del interés que
pudieras regalarle se escurre suavemente por los costados de tu atención. Es
algo tópico/típico ya visto, mejor (o aun peor) hecho, en otra parte.
De nuevo sin embargo encontramos el
predilecto argumento de K. Dick, a saber: no soy yo; sino un simulacro que
adopta una vida o momento vital específico y, maldita SEA, quién soy en
realidad y por qué esto me está pasando. Era pura obsesión (entre tantas) del
escritor californiano.
Y, allí, los esposos Ohlan en el fondo de la fronda, encuentran la aterradora verdad... |
Uno de sus muchos miedos, gestados o producidos por las drogas que consumía, y con el que se nota trabajó con bastante extensión. Algo le impulsaba a cuestionar su propia identidad, la realidad en la que discurría su vida, muestra del pánico que podría sentir al descubrir que era una simulación, no él mismo. Y su insistencia en centrarse en este tema podría deberse a un esfuerzo desesperado por analizar la situación, desde diversos ángulos, y encontrar cómo huir de ella, solucionar el problema, y encontrarse, por fin, a sí mismo. Libre de esta… patología.