Resalta un aspecto irónico en la creación de estos personajes pulp:
DOC
SAVAGE y La Sombra. Nacen en plena Gran
Depresión. Bandoleros como BABE FACE NELSON o JOHN DILLINGER esquilman la andrajosa
Norteamérica que, con dificultad, intenta superar el atolladero económico en
que un alocado esplendor desmedido, una compulsiva convulsión fruto del ansia
por superar el trauma de la Gran Guerra, les ha metido. En esa vorágine de atracadores
que se entienden distorsionadas versiones del ya de por sí deformado ROBIN
HOOD, porque zurraban a los opulentos banqueros que expropiaban granjas y
arruinaban vidas, Doc y La Sombra combaten
versiones más/menos fantásticas de CAPONE, NITTY o PRETTY BOY FLOYD. En las
radios, la siniestra carcajada de La
Sombra apabullaba a esos villanos de mentirijillas, mientras en la realidad
el FBI de HOOVER era el que eliminaba a los criminales reales.
Y he ahí la ironía: ni Doc ni La Sombra participaron, por separado, en
una acción en la que encarcelaran a esos nombres dueños de ostentosos titulares,
que encandilaban a la hambrienta nación. La Gran Depresión tiene este sugerente
cariz de escapismo que no creo hayan explorado ampliamente. Cuanto peor estaba
la cosa, cuanto más exigían al ciudadano que se afirmara a la tierra, más se
perdía en limbos justicieros, anhelando por fin ver cómo los que les puteaban
día-a-día recibían su más que merecida paliza.
Parece ser que es durante momentos tenebrosos de la Historia cuando más/mejor prosperan las historias fantásticas-de ciencia ficción. Ejemplo “clásico”: en lo más oscuro de la Edad Media y sus excesos feudales, surgen los Mitos Artúricos. Una (contra)medida sobre una ejemplarizante Corte y su Monarca que debía inspirar a los nobles y reyes de la época a mostrar humana dignidad y clemencia con el maltratado vulgo.
Así pues, ausente la prosperidad y con el
crimen rampante, irrumpen los personajes pulp
y sus derivados del TBO: SUPERMAN, BATMAN, THE PHANTOM… que, a modo, son cameos tanto de Doc Savage como de La Sombra.
Y esto hallará el lector que, libre de
prejuicios (sobre los que acumula el pulp
puede uno extenderse, criticando la cortedad y falta de respeto que la
Literatura siente por el género), se sumerja en las páginas de este relato
escrito por WALTER B. GIBSON bajo pseudónimo de MAXWELL GRANT, quien entregaba
quincenalmente su novela de La Sombra,
aparte de los guiones radiofónicos y el material anejo que fue surgiendo para
explotar al personaje.
[Todo
escritor serio enseguida entenderá qué significa escribir más de ¡cien mil
palabras! mensuales. Sentir escalofríos es poco. Y, aun así, Grant mantuvo
durante casi trescientos números el ritmo. Desprecian las elites tal ingente capacidad
laboral, porque lo suyo es escribir “a
ratitos”, cuando es lo que más debieran
encomiar.]
A diferencia de DOC SAVAGE, LA SOMBRA difiere bastante trabajo en sus 'ayudantes', como HARRY VINCENT, el "aliado rehén" |
Los
ojos de La Sombra
permitirá al lector descubrir que, frente al colorido dinamismo protagonista de
Doc Savage, La Sombra anticipa los climas de suspense y misterio que luego han
beneficiado a Batman. La Sombra es un ente, un miedo cerval,
un pánico, mito-realidad; se desliza por lo tenebroso de callejones y
habitaciones, aterrando a sus despiadadas víctimas. La Sombra tiene su archivillano, ISAAC COFRAN, cuya suerte e
ingenio permiten eluda las garras del misterioso justiciero cuya intensa mirada
descubre, paraliza e induce confusión y pavor a quienes persigue.
Contiene también Los ojos de La Sombra una pizca de misterio sobrenatural. Un grotesco engendro se mueve por remotos bosques a lo LOVECRAFT hasta que logra La Sombra eliminar su amenaza. Mas lo que el lector avezado va a destacar es el contraste entre el luminoso EL HOMBRE DE BRONCE, dechado de recursos y facultades, y La Sombra, enigma que rebulle en la parte más negra de los escenarios, deleitado con el miedo que induce a los que hostiga con sus .45 listos a ejecutar... cosa que rara vez hace, esto es.