jueves, 16 de noviembre de 2023

THE NANNY DIARIES — TRIBULACIONES DE UNA VEINTEAÑERA NEOYORKINA

 

Cubierta evocadora de MARY
POPPINS que contiene las duras
(y poco cómicas) vivencias de
una joven niñera neoyorkina, 
labor que nada tiene que ver con
ciertos ejemplos televisivos 

La primera suspicacia que despierta empezar a leer este ameno, aunque no excepcional, libro de EMMA MCLAUGHLIN y NICOLA KRAUS (escrito en tándem, al alimón, no sé bien) es que no lo han escrito ellas. Explico: presentan un tocho, quizás un diamante en bruto, que empero ha pasado por varias doctas manos editoriales hasta tener su actual aspecto de venta. Confirma la sospecha la página de agradecimientos. De forma velada, eso sí; mas cuando estás en el oficio, aprendes a leer entre líneas.

Lo publicitan como “una comedia de la alta sociedad vista desde abajo”; falso. Es un drama de la alta sociedad contado desde “abajo”. Confunden al lector con lo de “comedia” al estar redactado con desenfadado estilo ágil, nada rebuscado, en existencialista tiempo presente, de párrafos cortos, estilo pulp, con onomatopeyas y convencionales personajes de un mundo convencional, pese a la insistencia por nombrar artículos de lujo y marcas.

No sorprenda esto a algunas personas; pues ¿de qué va? De una veinteañera en pleno fin de sus estudios para maestra (término ahora progrecriminalizado) que subsiste currando de niñera de adinerados de Manhattan. Su azarosa vida está acosada por el pago del alquiler; vive en piso compartido con una azafata que la larga del apartamento para meter a su novio en él. Nanny DREW (alias de las autoras, que han armado con sus experiencias esta irónica denuncia de la elitista explotación laboral) incluye diversas vivencias que hacen recelar de ciertos temas progres con los cuales nos adoctrinan desde los medios.

Concurre a una evaluación de su materia; los evaluadores, dos majaras que parecen zurrapas hippies, con el cacumen abollado por las drogas consumidas en su tiempo, tras someterla a una díscola prueba humillante, la dicen: “no buscamos instructoras blancas”. Nanny cuestiona: ¿acaso una maestra negra resolvería los problemas planteados mejor sólo por ser negra? Eso es discriminación positiva, Nanny. Algo que debiera ofender tu educación humanista, como tu abuela te avisa varias veces, que están tomándote por tonta, y denunciarlo con verbos aún más ariscos. Tanta inclusión, para segregar así.

NICOLA KRAUS y EMMA MCLAUGHLIN,
autoras, que sin duda combinan sus propias
experiencias para vengarse, con elegancia, de
patronos poco caritativos, prepotentes, crueles,
que vengan sus frustraciones vitales en sus
empleados, a quien consideran herramientas
de usar y tirar

Nanny accidentalmente conoce a la SEÑORA X, adinerada pija sobrevenida de la alta sociedad económica de Manhattan, madre de GRAYER, malcriado chaval de cuatro años, pese a la pátina de empatía que Nanny procura inculcarle durante nueve meses. Al principio: lo pactado, todo OK. Al poco: la Señora X la carga con tareas ajenas a agenda.

Como hay que pagar facturas, Nanny traga, como las otras niñeras que conoce, todas sometidas a la gradual degradante tiranía de sus patronos e hijos, que desquitan sus frustraciones en sus empleados. Esto hace crítica feroz del neofeudalismo USA. Es lo que afirmo de lo convencional: esta historia relata sucesos laborales que la inmensa mayoría hemos sufrido (o sufrimos), y es convencional la relación de la Señora X y el SEÑOR X, sujeto evanescente que apenas aparece en la obra, aunque tenga críticas intervenciones ocasionales. Los absorbentes negocios le alejan de su suntuoso piso de Manhattan, de su familia… pero lo acerca a su soberbia amante. Todo convencional: trabajadora explotada, matrimonio con cuernos, hijo malcriado. Puro THE AVENGERS.

Éxito literario-película al canto. Por
la ausencia de referencias al 11-S 2001,
debió escribirse antes del atentado; algo
que conmocionó así a Norteamérica, no
se soslaya tan a la ligera; menos, en el
mismo suelo de la tragedia

El vegano Grayer existe no en respuesta a un cariño y blablablá, sino que es otro artículo, bibelot que la Señora X exhibe a la sectaria feria de vanidades de la cual forma parte. Lo apunta a exigentes clases absurdas para su edad para emular a las otras madres; lo amiga con maleducados niños prepotentes, violentos. Cachorros del dinero que, de forma instintiva, comprenden que su privilegiada posición les permite ser arrogantes hideputas con los demás. Y empeorarán, ¿verdad, MACHOTE DE HARVARD?

Intuyes un final que no se materializa. No esperas este desenlace entre la deshumanizada explotadora Señora X y el Señor X, aunque las primeras páginas sugieran que la fría y vanidosa Señora X, que ODIA a Grayer por verlo clon de su padre, aguantará degradantes situaciones para evitar divorciarse, pues así perdería su lujoso (y vacuo) tren de vida.

La vida misma, ya te digo, aunque tratando de llevarla con un educado optimismo fácil de anublar.