Bueno, juzgando la película por esta cartelera, dudas de que haya un motivo sangriento detrás de todo; sino una comedia del Oeste |
La venganza es el sigul que define al spaguetti western; EL BUENO, EL FEO Y EL MALO lo esquiva por pelos. Empero quizás como ninguno se ajuste a esa descripción este filme desigual de BURT KENNEDY, rodado en almerienses pagos.
Importante la carga de erotismo soterrado
que despliega RAQUEL WELCH, que durante casi todo el metraje ignora lo que es
una camisa; viaja por ahí cubierta con una manta roja (sigul de la pasión, la
sangre, importante detalle) y ceñidos pantalones, aunque tanto daba si iba, sin
complejo en tan victoriana era, como antes y cuando conoció a ROBERT CULP: au
naturel. Por ser 1971, es dato remarcable ese erotismo soterrado. En el
franquismo imperante, esta película, que parece escapó bastante (o por
completo) indemne a las tijeras censoras, debió causar sus ahogos y
palpitaciones al público.
Perjudican bastante la premisa del filme
los desaciertos presentes en el guión, que empiezan por los guiños a la comedia
(los atracadores, negados para robar, pero bordan matar y violar) y las
situaciones de puro TBO, hasta la ausencia de drama, conflicto y emociones inexpresadas
por los (maniqueos) protagonistas. Ahí jinetea el formidable cazarrecompensas
por esos estériles páramos con un cadáver atravesado a lomos de un caballo DÍAS,
hasta que larga la pútrida carroña en el primer pueblo que encuentran. Y la injuriada
Hannie debe cabalgar junto a ese pestilente muerto sin que esta anomalía se
refleje de ninguna forma en el metraje. Sin quejas por el hedor, moscas, el rigor
mortis…
Tal cual RAQUEL WELCH (como HANNIE CAULDER) se pasea parte del metraje. Y es 1971. Y esto es la España del franquismo aún |
Vale, situándoos: tres hermanos tarambanas asaltan un banco en un polvoriento pueblo fronterizo (la imagen de los Federales roncando a las puertas del cuartel no puede ser de más desprecio racista, trazándolos de desmañados vagos) causando durante la fuga una masacre. Robo infructuoso. Matan al marido de Hannie para robar sus caballos, la violan, golpean y degradan repetidamente… ¡y ahí sale la linda Raquel sin huella de maltrato y con un perfecto equilibrio psíquico tras tan traumática experiencia!
Conoce al cazarrecompensas, y el menda, que
se supone pese a todo parte de la Ley, en vez de interesarse aún lo
mínimo-nimio por la víctima y su atroz vivencia, va de pasota duro insensible; descalza,
la hace caminar no sé cuántos kilómetros hasta que, apiadado, permite monte en
el jamelgo del muerto, con el podrido muerto encima.
La instrucción para culminar una venganza que el mentor procura no cumpla la ultrajada Hannie. Estos detalles descompensan una cinta que, a priori, tiene un considerable potencial |
Hannie desea venganza; quiere el
cazarrecompensas la enseñe a tirar. Así desarrollan otro tic habitual de este
cine: el mentor armado de absurdas patrañas que, se supone, convierten en una
leyenda del seis tiros, rápido en desenfundar. Cansino recurso lleno de
tontadas. Van a ver a SIR CHRISTOPHER LEE, armero en su chalet orillas al mar,
fabrica un revólver para Hannie, aparece MESSALA (el de BEN-HUR), de
desconocida función en la cinta, con su austero traje de enterrador, llegan
unos bandoleros mejicanos con quienes entablan un prolongado tiroteo (cuya causa
parece sólo la de proporcionar dosis de violencia y tiros) y Hannie, en el
momento crítico de defender su vida… fracasa.
Se puso taoísta el cazarrecompensas,
avisándola que, si se venga, perderá, rollo filosófico impropio de un hombre
que se gana la vida matando, y así sucede. La faltan hígados a Hannie para
apretar el gatillo en un momento cumbre. Mas tampoco se luce cuando decide
hacerlo, para, OJO, vengar la muerte del cazarrecompensas, ¡no su estupro!
Luego le dan unos pantalones, y que culmine su venganza como mejor pueda |
Hannie Caulder merece un remake en condiciones; aprovechar la premisa-base, refinar sus momentos clave, reconstruir despreciando todo ese incierto aire de viñeta-comedia y profundizar en el estudio de la venganza, las secuelas que deja situación tan visceral en una mujer, cómo los supera o la deprimen, impostando un cautivador personaje arquetípico, aunque quede bien claro quién protagoniza la andanza.
Ahora, Hannie Caulder es un espectáculo aceptable, aunque lacerado por sus defectos, que según ves la cinta, más resaltan/molestan por la masacre de buena idea que contiene.