viernes, 3 de noviembre de 2023

MIS RINCONES OSCUROS — EL ELLROY MÁS PRIVADO (Y QUIZÁS EMBUSTERO)

 

Cualquiera de las tantas portadas que
contienen esta autobiografía del autor..
Las drogas casi le destruyen, o dejan
psicótico, resultado de una década de
robos, cárcel y el pánico final al
descubrir el fuerte daño cerebral que
la adición pudo producirle. Luego,
todo trabajo Trabajo TRABAJO

Recelo de partes de esta prematura biografía de JAMES Ellroy, supeditada a la tragedia que padeciera durante su niñez: el asesinato irresuelto de JANE HILLIKER, su madre.

Él mismo confiesa que, durante su adolescencia y juventud, en la escuela e instituto, introspección aparte, lo que más adoraba era tener atención. Cautivar público; estuviera atentos a qué capulladas hiciera en según qué momento. Alineado con la Extrema Der, va a un instituto judío y hace Propaganda nazi, lanza encendidas soflamas racistas, colabora con gente de ese pelaje… para, tras conocerles bien, descubrir su impostura maniquea y falta de inteligencia o carácter… todo esto antes de “flirtear” con las drogas. Semeja rebote psicológico consecuencia de la pérdida sufrida. Su American History X.

No profesa fuerte adhesión por esas ideologías, aunque se perfila un conservador medio moderado. No parece pretenda ir por ahí predicando apaleen a negros, judíos o moros. Puede tener reservas contra ellos o, mejor, ciertas conductas morales que carcomen su victimismo de minorías perseguidas; no puede ser de otro modo. Si Ellroy no tuviese esas ideas “subversivas” de Derechas, su prosa sería feble, sin la acidez que le ha encumbrado.

Debes creer bastante en eso para expresarte con esa propiedad, para no caer en contradicción o hipocresía; al mismo tiempo, conviene precaverse contra condenatorias posturas extremistas. Procuras tender a la moderación.

JAMES ELLROY desnuda su alma en esta historia
que además contiene el desesperado esfuerzo por
su parte de hallar al asesino de su madre

Así que aviso al lector que tope con esta extensa obra a que cuestione aspectos de su biografía juvenil. Te digo: Ellroy avisa, o boicotea, alertándonos de su afán de notoriedad. Puede haber, si no inventado, sí exagerado algunos episodios. Me sigo quedando con lo de que, de su amistad con extremistas de Derechas, sacó que eran unos payasos… con suculentas tramas subyacentes que explotar o endosar a personajes literarios.

[La Izmierda no da para tanto; son literales sanguijuelas cuya ladina Propaganda les uniformiza, privándoles de la discapacidad para cuestionar, les inyecta obediencia ciega al Líder, les habilita para aceptar con naturalidad un argumento y su opuesto (eso que GEORGE ORWELL definía “doblepensar” en 1984) y surfear contradicciones con un garbo que ni ESTELA PLATEADA.]

Estructura el libro en cuatro partes: la investigación seguida para atrapar al asesino de su madre; su biografía, muy interesante y jugosa (sea por lo sucedido en realidad, o por lo imaginado); su contacto con un agente de policía; el trabajo periodístico-televisivo de su indagación particular a la caza del asesino. Todo conduce a callejones sin salida, ora por falta de concreta o correcta pista, o por el tiempo acaecido desde el suceso.

Recorte periodístico del luctuoso suceso; ahí
está Ellory, con diez años, víctima de los rencores
paternos, personaje al que tenía encumbrado pero
al que descubre, con profundo desagrado, figura
muy poco de fiar; parte de su disipación juvenil
procede de ese desencanto y mala influencia

Como siempre en Ellroy, la parte detectivesca apasiona, engancha, estimula, proporciona otra dimensión a la literatura del género. Realiza (o informa) esbozos de sórdidos personajes que mejor no hubieran nacido nunca, así como delata a una Sociedad que ¡ensalza! esas conductas o sus autores, ansiando un morbo mórbido que luego rechazan… mas como hipócrita postura moral de liberal de limousina que hace quedar bien ante el público. Salvar negritos hambrientos y todo eso. Por dentro, ¡extasiados!

Mis rincones oscuros es una extensa súplica de perdón y búsqueda de redención que Ellroy escribe a su madre, extraña vituperada por su padre, un fantasioso elemento fanfarrón que, herido por el divorcio, sólo sabía inventar porquerías sobre su ex (putera, borracha, bollera), la cual contraatacó, como el Imperio, asignándole al padre homoX latente. Qué curioso empleemos esos argumentos sexuales para querer destruir a alguien, o tomar una postura moral superior. Tarde Ellroy descubrió el engaño, y lo denuncia con esta obra, que dudo en verdad exorcice sus remordimientos íntimos. Sí, busca la expiación, ansiando, más que encontrar a un asesino, tener él pax de espíritu.