Afiche a lo BOB PEAK (creo es suyo) para una película rica en detalles mitómanos de la querencia de su director |
El antaño genial enfant terrible del
cine, que entrara en Hollywood detonando con RESERVOIR DOGS, hoy día le racanean la reverente admiración
del ayer. La opinión general, repleta de progrecarajotes y transnenazas “transcosmopolitas”,
aliados de escandalosos/ruidosos Lobbys WOKETrans+ (cuya fanática agresividad
está tensando la cuerda tanto que, al romperse, tendrá como consecuencia que el
latigazo de retroceso les parta en dos), ha incluido a QUENTIN Tarantino entre
los homófobos, tránsfobos, heteropatriarcales-machistas, etc., quedándose tan
panchos una vez han cumplido los dictados de su “religión” excluyente. Distinción
destinada a negarle seguir dirigiendo.
Pasan de valorar una cinta en su conjunto
(trama, dirección, actores, SFX, época…) a centrarse en que no salen
suficientes negros, suficientes bolleras, suficientes maricas, suficientes… a
ver qué etnia… venga, asiáticos, y dentro de tan extensa variedad racial:
chinos, nipones, coreanos, vietnamitas… siga usted contando. Cumplida la cuota
según sus exigencias, nihil obstat. Pues, ciscándose en tanto imbécil, Tarantino
rueda otro brillante trabajo, marco de todas sus filias y fobias, con un amor
al detalle que debió escocer a sus melindrosos críticos “enemigos”, incluyendo
sin complejos su fetichismo.
El personaje de PACINO le canta las cuarenta al de DICAPRIO; curioso que éste último desprecie del western-spaguetti con los ácidos verbos que le dedica. ¡TARANTINO lo ama! |
[Esto abre un interesante subapartado: los fetichismos (obviemos los repugnantes, los delictivos).No se contemplan como otra variedad de esa ‘amada’ diversidad sexual que el neoMcCarthysmo WOKE persigue se consigne como otra común consecuencia de las relaciones humanas. Debe haber personajes homoX-TransX-LesboX desplegando sin tapujos sus pasiones. Mas apenas sale el/la amante del látex, los tacones, el pie (como Tarantino), ¡ALARIDO!, denunciando lo obsceno. Lo pornográfico. La opresión sexual heteropatriarcal-atlantista.
¿Por qué? Estimando que el orden en la
Naturaleza es el machihembrado… ¡todos los homoX y X-variedades son PERVERSIÓN!
Ergo: CENSURABLES. Y, oigan, dentro de esas a-normativas sexualidades, prosperarán
sus fetichismos, fijo. Empero, hereje es acusar a esos Lobbys de depravados
porque se victimizan ipso
facto, secundados por apalancados/subvencionados de Izquierdas (y tontolavas
de Derechas) que, en realidad, solidarizándose, persiguen un rédito electoral
espurio.]
Aflora la mitomanía de Tarantino en este
filme desde el título: ONCE UPON IN HOLLYWOOD, tributo al western-spaguetti
y SERGIO LEONE. Aprovecha un aciago acontecimiento de Hollywood, el asesinato
de SHARON TATE, víctima de la patibularia FAMILIA MANSON (acaso, con una
“enmienda histórica” que tanto BRAD PITT como LEONARDO DICAPRIO se encargan de
protagonizar en sus briosas actuaciones —por poco, me convence más la de Pitt,
aunque el terror pánico de DiCaprio viéndose al fin de su carrera actoral es estupendo—)
para desplegar una rica copia de personajes, afiches, estrenos, series… el
légamo CultuPop de su infancia, en resumen. Lo que construyó ese estatus de
opulencia y títulos que el WOKE dilapida ahora entre absurdas progremodas.
[Genial la iconoclasta secuencia en que
Pitt estrella contra el coche a “BRUCE LEE”. Parece romper el intocable mito
del sacralizado karateka, aprovechado en KILL BILL, a quien un buen
puñetazo norteamericano rebajó la soberbia.]
Echándole brío al asunto en una de sus apariciones de Serie B; un pozo que amenaza engullirle, pese a sus pretensiones de ser otro OLIVIER |
Acusaron a la película de “falta de diversidad”; lo moderno: las tonterías sectarias por encima del resultado. Me pregunto si la calidad intelectual del espectador actual está a la altura de un resumen tan vasto que, seguro, JAMES ELLROY habrá aplaudido, porque, grosso modo, semeja una de sus novelas angelinas, con sus tramas policiales llenas de chantajes, actores, sus vicios y perversiones, compitiendo en la veleidosa Tinseltown.
Pienso: ¿Tarantino destinó esta cinta a los
otoñales, los que crecimos viendo BONANZA y series de entonces, y
sabemos a qué está haciendo referencia, deleitándonos con tales detalles, o
buscó el aplauso general del espectador? (Lo obtuvo, dada la recaudación;
aunque… ¿procedía el dinero de los otoñales?) Porque el maleado público joven actual
está con los sesos llenos del WOKEtrinamiento y píxeles diseñados, qué ironía,
por freakies absolutos que adoran ese sedimento CultuPop que aquí
Tarantino desparrama.
Un hombre en su coche. No se lo toques. Drogas, golferío sexual, psicópatas al acecho en estrafalarios escenarios |
Dudo ese voluble espectador comprenda la
inmensidad de lo que visiona. Su orwelliana educación, lo más, le hará
vituperar algo que no está WOKEcanonizado según su escuela.
Diría: ellos se lo pierden... si no fuese porque son la restrictiva tendencia del futuro…