Adecuado afiche; no sabéis los líos en que estoy, que me tiene amargado y desesperado.. Una novela de trascendencia en el embrionario movimiento sufragista del XIX |
[No puedo hacer la cine-reseña
correspondiente al libro comentado la semana pasada; sobre todo, porque
apenas la recuerdo de qué insustancial me pareció, digna del texto.]
Aviso al caveat lector que elaboro
esta digresión desde un aspecto cinematográfico que retrata a sus heroínas,
ambas además institutrices: Jane Eyre y Rebecca Sharp (oriunda de LA
FERIA DE LAS VANIDADES). Baso la primera referencia en la versión de FRANCO
ZEFIRELLI; afirman es la más leal a un libro que tengo en pendientes de leer.
Un rasgo que caracteriza ambas cintas (procedentes
de novelas contemporáneas) es su carácter feminista. Feminista en el buen
sentido, antes de que el WOKE y el femirulismo desbocado lo destrozara acuñando aterradores preceptos misándricos y
demás delirantes desvaríos de un puñado de vividoras que, con ese mal rollo, sólo
quieren vivir del cuento.
Feminista en el concepto de obtener justo respeto, equiparación y
reconocimiento. No de imposición
por ovarios. Estas historias proceden de una época en que la mujer era un
bibelot, o un bello artículo envuelto en crinolina, y cuya opinión no era
necesaria conocer. Importante rasgo en la sociedad victoriana, en que podía gobernarles
una Emperatriz, empero no una dama dirigir un banco.
REBECCA SHARP, una cínica aventurera digna de ser heroína de trama de CONAN. Comparte con JANE EYRE época |
Puntualizado esto, pasemos al que encuentro
rasgo fundamental que asocia/disocia a las dos damas citadas. La obra de la
BRÖNTE refiere sobre una testaruda huérfana que, a palos, aprende a endurecerse
más de lo que venía de fábrica. Posee un resuelto carácter, firme en sus
posiciones, que no obstante se derrite apenas EDWARD ROCHESTER evidencia uno de
sus hoscos visajes de juventud maltratada.
Conociendo un poco de su historia, Jane siente afinidad inmediata por haber compartido vivencias similares. Creo que eso, más que el amor, hace que la atraiga el malhumorado aristócrata campesino. Activa un resorte de camaradería que, a la par, dispara el del instinto maternal. Jane se siente impulsada a sanar anímicamente a Edward, que tanto TANTO lleva sufrido a manos de sus desalmados parientes.
Mas una vez enlazan sus destinos, Jane pierde su rasgo montaraz; se vuelve agradable e insípida dama de alta sociedad sometida a Edward, por muchos miles de libras que ella haya heredado y puedan independizarla. Es la (femenina) parte de romántico cuento de hadas de este drama feminista decimonónico: dinero, amor, felicidad hasta el fin-fin.
Rebecca Sharp, huérfana de un pintor de escasa fortuna, acaba dando vertiginosos tumbos por la Europa Napoleónica. Inteligente, astuta, ardiente, fuerte, enfrenta las vicisitudes hasta topar con un aventurero marido militar a quien ajan los años. Rebecca despierta la lujuria de un noble londinense que pretende añadirla a su harén, lo cual al rechazarle aboca a Rebecca a su caída en desgracia. Pierde el favor del rijoso noble, a su amargado esposo anegado en deudas, cuanto había conquistado de alguna forma en la voluble sociedad metropolitana de su época.
Tras terrible infancia en uno de esos orfanatos a lo CHARLES DICKENS, Jane Eyre se prepara para una vida que la premiará con un feliz final de cuento de hadas |
Lo que separa a Jane y Rebecca es la IDENTIDAD SEXUAL de sus autores. Mientras CHARLOTTE Brönte concluye las tribulaciones de Jane Eyre regalándola el fin de cuento de hadas, y priorizando los sentimientos sobre restantes consideraciones (hogar, dinero, posición), Thackeray imprime un carácter masculino a Rebecca Sharp. Tiene un pronto sentido de la importancia del dinero y la posición y, de un modo u otro, aboca sus pasos a direcciones que se lo proporcionen. Cierto que se aúna a familias más/menos pudientes por avatar, pero lo suyo es ser Reina de Diamantes, no de Corazones. Jane, al revés.
Una escritora es equivalente a un escritor; les diferenciaría su intrínseca calidad, cultura, estilo literario. Sucede que un hombre empleará sus recursos para contar relatos donde motivaciones como la fuerza, el estatus, el dominio o control, seguridad, primen sobre los femeninos: sentimientos, emociones, protección, delicadeza.
Aventureros unidos jamás serán vencidos. Mas Rebecca se perfila para ser Reina de Diamantes más que de Corazones |
Esta divergencia hace un todo al unirse, pudiéndonos ofrecer rasgos totales de la naturaleza Humana. El paradigma que confirma esta teoría son las obras resaltadas.