viernes, 22 de marzo de 2024

LOS REYES DEL CRIMEN — 3000 MILES TO GRACELAND

 

Afiche de una poderosa película
que merece una mayor estima por
parte del respetable. Dadle una
justa oportunidad

En ocasiones estrenan películas que merecen mucha mejor suerte que la que acaban teniendo; otras veces, la crítica imputa méritos a producciones parecidas dándoles una relevancia negada al antecedente. Los Reyes del Crimen sufre de esto último. Sus numerosos aspectos positivos por alguna razón no lograron encandilar debidamente al público. La crítica. Resbaló por la pendiente del cine de culto, donde sus leales la acogen y defienden rabiosos. A tanto no pienso llegar, aunque sí quiero resaltar la calidad de sus valores, instando al lector su visionado.

Sospecho que en parte “su fracaso” se debe a su deliberado aire de viñeta. Es tremebundo TBO de acción y delito, un hard boiled rockanrrolero con vago erotismo soft, intensos tiroteos, traiciones y mitomanía por un tubo. Esto último también pudo contribuir a producir desafección. Al parecer, el espectador acepta cierta cantidad de mitomanía, de freakies y sus fetichismos exacerbados. No advierte que es ese personal el que mueve la rueda del mundo del espectáculo. Vamos a esto:

Dos curtidos salteadores, THOMAS MURPHY y MICHAEL ZANE, auxiliados por varios cómplices, planean y ejecutan un espectacular atraco aéreo en Las Vegas. Aprovechando celebran una convención sobre ELVIS PRESLEY (entra el elemento mitómano), vacían cuanto pueden las arcas de un casino y salen escopetados provocando una matanza.

THOMAS MURPHY, presunto ilegítimo de 
ELVIS PRESLEY. Un tipo de armas tomar y al
que no conviene cabrear. Aunque, de por sí, no
precisa de provocación para ventilársete.
Preguntad al tipo de la gasolinera

La cinta “se apoya” en la figura y legado del Rey del Rock. Sostiene el argumento que uno de los ladrones es ilegítimo de Elvis. Murphy se encabrona cada vez que alguien se atreve a cuestionar la figura de Elvis. Se considera su hijo, reclamó su legado. El malvado Murphy que encarna KEVIN COSTNER, actor que no siempre convence, pero tampoco merece le martiricen como hacen, es un peligroso elemento perverso que vive siempre al límite, retando al desastre.

Costner le da a un tiempo un visaje paródico y de canalla tenebroso que no sabes muy bien cómo tomar. ¿En serio, en broma; está quedándose conmigo con su ajada pinta rocker, reivindicación de su (falsa) ascendencia, o…? Su aspecto de esperpento descubres es un disfraz; encumbre a un violento asesino a sangre fría.

Complican a Zane los tejemanejes de CYBIL y su hijo, aventajado alevín de ladrón, que no obstante ayuda a salvar la situación un par de veces, cuando Zane y él deben perseguir a Murphy, que secuestró a Cybil, a la sazón compinche de Murphy para limpiar a Zane y demás banda el fruto del atraco. Por supuesto, la catadura de Murphy induce creer que, una vez dueño del botín, Cybil y su culebrilla terminarían en una zanja con dos tiros bien dados. ¿No es así como Murphy se libra de sus camaradas de atraco? Suerte para Zane llevar chaleco blindado.

¿Trabajando desde dentro? En comisaría, 
Murphy convence a ZANE de que Murphy y 
CYBIL están compinchados. Empero, cuando se
encuentran por primera vez, no se reconocen.
Mas la duda queda ahí, flotando en el aire...

El vertiginoso ritmo de historieta de Los Reyes del Crimen debe compaginarse con la reflexión sobre la mitomanía, los freakies desbocados. Y en esto de los freakies incluyo a los del fútbol, que pueden ser peores que los mainstream o mangakas. El ser humano parece constituido de tal forma que DEBE servir a algo, creer en algo, buscar algo, o crearlo si carece de eso, el elemento sobrenatural en el cual depositar sueños, esperanzas, objetivos, ODIOS. No existe el ser racional per se, esa criatura super ones que admira su entorno desde un disciplinado concepto de fría lógica implacable, ateo que rechaza la religión por superchería y la política por hastío. Pues, para tal sujeto, su fe en su lógica inapelable es su mitomanía. Actúa por tanto con hipocresía, consciente o no.

Murphy y Zane están tan metidos en la pomada que tienen difusa la frontera entre el mito y la realidad; perciben ésta a tramos específicos. Lo suyo es vivirlo. Es la vida. Y tal cual la desarrollan. Y si eso implica robar un casino, dejando un bonito cadáver, pues…